"¿No me echaste de menos?"
Una mirada frÃa habrÃa bastado para la respuesta.
"Sólo pensaba en mÃ"
Cómo intimidarla, ese era probablemente el único pensamiento en su mente. Decir algo espeluznante como un amante y tratarla amablemente...
"ManÃaco"
De repente, su inusual atuendo atrajo la atención de Grace.
Winston iba vestido a la última con su traje gris claro. Más que formal, la punta de los zapatos marrones, que parecÃan seguir la tendencia estos dÃas, escudriñaba descaradamente sus pantorrillas. La corbata que acababa de taparle los ojos era azul marino.
Salvo por la repugnante medalla, comparado con el hombre que acudÃa a este lugar con un uniforme de oficial de color acromático, tenÃa un aspecto bastante elegante.
"¿Supongo que tenÃas una cita?"
"SÃ, la tenÃa. Aunque no podÃa sacarte de mi cabeza, asà que la dejé plantada y vine a verte"
Era como si pudiera oÃr una alucinación preguntando: "¿No es un honor?".
"Lo siento por la Gran Princesa. El hombre con el que se va a casar es un pervertido que encierra a una mujer en el sótano de la casa y se la lleva todos los dÃas"
Grace comenzó a despertar su deseo sexual de nuevo.
'...Por favor, detén el interrogatorio y sólo pégame hasta que estés exhausto, y luego sal'
"¿Pervertido...?"
Se rió ligeramente
"Bueno, eso es verdad. Quizá también adicto al trabajo"
Draaag.
Winston echó hacia atrás su silla y se levantó.
"Ahora debo de ser un adicto al trabajo"
En contra de sus serios deseos, preparó el interrogatorio. Tras rebuscar en los cajones, sacó un objeto alargado de una caja de papel y volvió. Al darse cuenta de que era una vela roja, Grace contuvo la respiración.
¿Qué estará intentando hacer con eso?
Mientras imaginaba todo tipo de cosas horribles, Winston se sentó frente a ella y levantó los labios.
'Loco...'
Una de sus terribles imaginaciones parecÃa ser la respuesta correcta. Puso la vela en la vagina de Grace. La suave varilla de cera se deslizó por la densa carne.
"No lo sientas ya"
Winston la retorció y la presionó contra la parte baja de su estómago.
"No te preocupes. Es tan fino como el tuyo, asà que no noto nada"
Él sólo sonrió, pero no cayó en su provocación.
Winston no tardó en soltarle la mano tras introducir la vela a un tercio de la longitud de su antebrazo. Aunque no llegaba al final de sus paredes internas, estaba tan profunda que ella no podÃa empujarla hacia fuera con sólo tensar su carne interior.
"Sólo con mirarte me daban ganas de meter mi pistola en tus estrechas paredes y revolverla"
Grace recordó las aterradoras palabras que Winston habÃa pronunciado con voz extasiada el dÃa en que la descubrieron. Su cuerpo tembló al pensar que un dÃa él podrÃa realmente intentar meter una pistola aquÃ.
'...Una vela es mejor que una pistola'
Sin embargo, se equivocó al esperar que esto se removiera en ella. Winston no olvidó el propósito de la vela, y al momento siguiente, sacó un encendedor y encendió la mecha. Al ver aquello, Grace sintió que la sangre se le escurrÃa de la cara.
Ahora la vela era lo suficientemente larga como para que la llama colgara fuera de la silla, pero tarde o temprano, quemarÃa su lugar secreto.
"¿No tienes pensamientos? Si quemas este lugar, ¿dónde vas a ponerlo en el futuro?"
"Huh... ¿Una bocaza hablando alto sin conocer su lugar?"
Loco bastardo...
Aunque apretó con todas sus fuerzas e intentó empujar la vela hacia fuera, las paredes de su vagina no eran tan flexibles como sus manos.
Cuando Winston se levantó después de observarla forcejear un momento, se acercó a la puerta y empezó a abrir la caja de papel que habÃa delante del fonógrafo con un movimiento pausado.
"¿Qué se siente cuando te pisotean el cuerpo los mismos instrumentos de tortura que has cuidado a la perfección?"
Grace no contestó. La cera roja de las velas empezó a gotear sobre el borde de la silla en vez de sobre el suelo.
"Tus camaradas que pasaban por aquà debÃan odiarte. Los alicates que utilicé para arrancarles las uñas han sido limpiados por su princesa, la señorita Grace Riddle"
Era inevitable trabajar para el enemigo cuando se estaba de incógnito, asà que no tenÃa que sentirse culpable. Al final, escaparon, gracias a su infiltración de todos modos.
"Porque eres especial, no quiero usar las cosas que usé con otros tipos. Asà que tengo una herramienta especial"
Diciendo esto, sacó algo de la caja. Era una pequeña máquina que parecÃa un secador de pelo moderno de los que usaba la señora Winston.
Cuando el nombre de la caja captó la visión de Grace, se sintió confusa.
Masajeador eléctrico.
HabÃa visto anuncios en los periódicos que afirmaban que aquella máquina devolvÃa la vitalidad perdida. Sin embargo, ¿qué pretendÃa aquel hombre con un masajeador que las mujeres utilizan para embellecerse y tratarse?
'Seguro que es un hombre que quiere que me marchite y muera en lugar de encontrar vitalidad'
Leon miró a la mujer que tenÃa los ojos completamente confundidos y se rió. ParecÃa un poco lindo cuando una mujer inteligente era tan ignorante sobre sexo.
'¿Bonita...? Me estoy volviendo loca'
Enchufó el cable en un tomacorriente detrás. Cuando el interruptor en el cuerpo fue girado hacia arriba, habÃa un sonido fuerte del motor, cabeza convexa como un botón colgando del cuerpo comenzó a girar como un taladro.
"Uno de mis compañeros de clase en la academia militar era coleccionista porno. Celebró una despedida de soltero hace unos meses, invitó a mis compañeros y sacó su colección a subasta"
Acercándose a ella, se sentó frente a Grace mientras sostenÃa el rugiente masajeador en la mano como si fuera una pistola.
"Le pilló su prometida"
Leon rió suavemente como si se estuviera divirtiendo y finalmente reveló la finalidad del objeto.
"Entre las cosas que me enseñó estaba esto. Lo usaba para masajear las partes Ãntimas de una mujer"
Los ojos de Grace se abrieron de par en par.
"Ah. No me malinterpretes. No me lo creÃ. Pensándolo ahora, fue una buena decisión porque no necesito porno"
"Entonces, ¿puedo adivinar?"
Leon asintió a la mujer que la miraba acusadoramente.
"¡Por m-hah!"
"Claro. Porque estás aquÃ"
El cabezal del masajeador, que giraba tan rápido como las ruedas de un coche en marcha, tocó su sensible nódulo. En ese momento, todo el cuerpo de Grace se puso rÃgido como un cadáver en rigidez post-mortem. Si seguÃa asÃ, podrÃa convertirse realmente en un cadáver.
Desde el momento en que aquel objeto tocó su cuerpo, no pudo respirar ni una sola vez. No podÃa respirar, asà que no habÃa forma de que pudiera decirle que parara.
"Kuhk, ah, ahkk..."
El poder de la pequeña máquina estaba más allá de la imaginación.
Si la mano de esta persona era una, esta máquina era cien. Y para Grace, incluso el dedo de Winston era algo muy aterrador.
'Gasp, eso es ridÃculo'
En un instante, una abrumadora sensación de clÃmax la llenó, como una hormiga enfrentándose a un maremoto del tamaño de una casa. Sus ojos parpadearon rápidamente, y el rostro del hombre que la observaba con ojos que parecÃan a punto de sacar su pinga y follársela en cualquier momento se desvaneció.
"Hmm, eso sà que es rápido"
Fue sólo en el umbral del clÃmax, donde su cuerpo estaba a punto de romperse en pedazos, que la máquina finalmente se fue.
"Haa ..."
Winston explicó las reglas del dÃa mientras Grace apoyaba el cuello en el respaldo y recuperaba el aliento, ya agotada.
"Si respondes con sinceridad a mis preguntas, usaré esto contigo"
Levantó el masajeador delante de Grace, que seguÃa girando furiosamente.
"No tienes que responder si no quieres. Sin embargo, si se incendiara ahÃ, dolerÃa bastante"
"...¿Seguro que lo has entendido bien? ¿Por qué iba yo, haa, a contestar y ofrecerme voluntario para ser torturado?"
"Sigues sin entender"
Esta era la razón por la que Grace sólo debÃa esperar ser atacada con ese horrible masajeador.
Cuando sintió su clÃmax, apretó fuertemente sus paredes interiores sin dejar ningún resquicio por el que se filtrara el agua. Al mismo tiempo, no apretó lo suficiente como para romper la pinga de Winston, incluso lo apartó. Sin esa fuerza, ella podrÃa empujar el objeto largo hacia fuera con todas sus fuerzas.
En otras palabras, querÃa que le rogara que la atacara asÃ, para que ella misma sacara la vela encendida.
No era una tonterÃa porque algunas partes fueron empujadas hacia fuera hace un momento.
'Haa... Por favor que alguien me salve'
Sus ojos se oscurecieron. Ser capturada por este feroz pero inteligente enemigo también significaba que cada dÃa le esperaba un nuevo infierno.
"¿SabÃas que cuando una mujer se excita, echa agua igual que los hombres? De todas formas, ¿por qué no apagas la luz? No sé si pueden hacerlo solas mientras están atadas"
En cuanto dijo eso, se le ocurrió una buena idea. Aún asÃ, por muy atada que estuviera, cómo iba a hacer algo asà delante de aquel hombre...
Realmente era el último recurso.
El cruel demonio se limitó a observar a Grace y sólo abrió la boca cuando la vela que sobresalió fue sólo tan grande como el dedo corazón.
"Supongo que ya podemos empezar"
Grace aún mantuvo la boca cerrada durante el interrogatorio tratando de averiguar la ubicación de la base de operaciones. Apostó su suerte a que Winston no podrÃa destruir por completo a la única mujer que podÃa satisfacerle.
Las manchas rojas de cera en la silla de hierro siguieron creciendo poco a poco y empezaron a dibujar un camino rojo hacia su pubis.
Ahora, la vela era más corta que el dedo Ãndice.
La pregunta cesó. Los dos se miraron en silencio. El aire entre los dos obligó al otro a ceder primero se puso tenso.
"SÃ, haz lo que quieras"
Winston se levantó bruscamente de su asiento.
¡Bang!
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