"¿El padre del niño murió?
Grace estaba confusa. ¿Qué debÃa hacer? ¿Qué debÃa sentir? Ninguna acción, ninguna emoción, era correcta en esta situación.
Mientras se agarraba a la barandilla del balcón hasta que le dolÃan las manos, la conversación entre adultos continuó.
"Por cierto, ¿no dijo su hijo que vio a Angie?".
Cuando el tÃo Dave le preguntó a su madre, Grace se quedó desconcertada. ¿HabÃa contado su madre a los demás adultos que habÃa jugado con el chico? ¿Ahora la regañaban?
"Yo también deberÃa haberme ocupado de ese chico...".
Cuando pensó que la regañarÃan, su corazón nervioso se hundió esta vez.
'...Leon es simpático. No le mates, tÃo'.
Sin embargo, las palabras no le salieron de la punta de la lengua. Su madre miró a Grace, que miraba a los adultos con ojos asustados, y luego sacudió la cabeza hacia el tÃo Dave.
"No pudo verme la cara. Además, aún es un niño".
Los pasajeros de segunda clase no eran sospechosos de matar gente.
De vuelta al coche-cama alquilado, donde su padre suspiró porque se salÃa del presupuesto, Grace se tumbó arriba, con la mirada perdida en el techo. Su madre, que compartÃa el mismo compartimento, levantó de pronto la mano.
"Si no tienes apetito, come esto al menos".
Al decir esto, en su mano habÃa una caja de chocolates caros.
HabÃa visto a su madre comprarla al pasar por el vagón restaurante hacÃa un momento, aunque Grace no sabÃa que su madre iba a dársela. Cuando llegaba a Abbington Beach, estaba entusiasmada con el viaje en tren y sólo esperaba la hora de ir al vagón restaurante, pero hoy se habÃa saltado el desayuno.
Grace cogió la caja de bombones, los miró fijamente y luego se levantó.
"Mo, madre".
"¿Qué te pasa?"
"Cuando sea mayor..."
"SÃ."
"¿Tengo que matar a ese chico con mis propias manos?".
Grace seguÃa confundida. Ella no entendÃa la situación en absoluto. Ni siquiera sabÃa qué emociones se suponÃa que debÃa sentir.
Sin embargo, una cosa estaba clara.
... No quiero matarlo.
"Grace... ."
Su madre la llamó por su nombre en lugar de contestarle y se subió a la cama. Era la primera vez que Grace veÃa a una persona que siempre habÃa sido omnipotente, como un dios, parecer a punto de llorar.
"Ven aquÃ".
Además, era la primera vez que la abrazaba. Fue incómodo. Tumbada junto a su madre en la misma cama, Grace contuvo la respiración.
OlÃa a perfume, que ella siempre habÃa olido débilmente.
El olor de mi madre...
Pronto se sintió más acogedora que incómoda. Su madre, que era dura con Grace, incluso la abrazó y le dio chocolate... Los cumpleaños y las Navidades no eran tan felices como ahora.
¿No vas a dormir?
murmuró su madre mientras palmeaba cariñosamente la espalda de Grace.
"DeberÃa haberla enviado al orfanato...".
Su mundo se derrumbó.
Ella sabÃa que cuando una persona estaba en estado de shock extremo, ni siquiera lloraba. A veces, por la noche, cuando sus padres discutÃan, se tapaba con las mantas en la habitación de al lado y oÃa a su madre gritar.
"¡Por eso dije que la mandaran a un orfanato!".
SeguÃa sin saber que se trataba de ella... No, quizá intentaba negarlo. La pequeña Grace sentÃa inconscientemente que ni su padre ni su madre me querÃan. Sin embargo, a partir de ese dÃa, ya no pudo negar que era un ser que podÃa ser abandonado en cualquier momento.
En cuanto volvió a casa, cogió un fuerte resfriado de verano.
"Le mataré... No me abandonéis...".
Sus padres se marcharon enseguida a otra misión. Su hermano fue la única persona que se quedó junto a Grace, que balbuceaba tonterÃas mientras sufrÃa una fiebre alta.
"¿Qué ha pasado ah� ¿Eh? Grace, cuéntamelo".
Preguntó su hermano con frustración, pero Grace mantuvo la boca cerrada.
Dicen que vacilo a la hora de matar al enemigo y quieren deshacerse de mà porque soy un pésimo ejército revolucionario'.
Si decÃa tal cosa, incluso su hermano podrÃa abandonarla también. La revista que Jimmy le dio para ayudarla a mejorar no le sirvió de nada.
[El funeral del Mayor Richard Winston se celebra en medio del luto nacional]
Tragedia en la familia Winston. La ejecución de figuras rebeldes clave coincidió con el funeral. El hijo mayor del Mayor Winston, que sigue los pasos de su padre, que tuvo una muerte honorable, continuó la lucha para acabar con los rebeldes.
Hojeando el texto que le hacÃa girar la cabeza, tiró la revista. Cuando la revista cayó al suelo y se abrió, Grace gritó. En la foto en blanco y negro que ocupaba una página, el chico miraba fijamente a Grace.
Me engañaste. Mataste a mi padre. Me caÃas bien, ¿cómo has podido hacerme esto?".
"No. No es culpa mÃa. ¡No me mires asÃ!"
El padre de ese chico merecÃa morir... Él también debe ser un chico malo. Todos los sucios cerdos de la monarquÃa son iguales.
Si ella no creÃa que el chico era malo, tenÃa que creer que sus padres eran malos en su lugar.
Para Grace, sus padres eran dioses. El infierno era el único lugar al que iban las almas abandonadas por Dios.
"Prometemos hacer la vida de todos igual y próspera... por el bien de la causa... por el bien de la causa... Esa utopÃa se alimenta de la sangre del ejército revolucionario y crece y da frutos... frutos".
Las enseñanzas de los ancianos del pueblo ayudaron mucho a Grace a engañarse a sà misma.
HabÃan vivido como un devoto ejército revolucionario en consonancia con la causa de la que hablaban. Su madre, que querÃa abandonarla, no podÃa evitar sentirse orgullosa de ella. Y, para ocultar los errores del pasado de enamorarse de un enemigo...
Era un secreto que no le habÃa contado a nadie hasta que le ordenaron infiltrarse en Winston.
"¿Una nueva criada?"
"SÃ. Encantada de conocerlo, Capitán. Mi nombre es Sally Bristol. Me asignaron al anexo esta vez".
El chico que se encontró de nuevo como un adulto era una persona muy diferente.
"Ahora que tenemos una persona más, puedo convertir la cámara de tortura en un mar de sangre a gusto".
...Un demonio sediento de sangre.
Ya no tenÃa que engañarse a sà misma. Era fácil odiar al chico que se habÃa convertido en una mala persona, igual que las palabras que habÃa memorizado, como un mantra.
El chico, como la chica, habÃa surgido del odio.
"Todo el mundo quiere morir..."
El dÃa que se enamoró por primera vez y el dÃa que perdió el corazón, perdió terriblemente a su padre, que era el único que estaba de su lado. Fue una tragedia que ni siquiera un adulto podrÃa manejar thuogh ahora, en una casa sin su lado, nadie estaba interesado en la conmoción que el niño recibió.
"Ya que eres el hijo mayor, seguirás los pasos de tu padre..."
"Tienes que vengarte en nombre de tu padre..."
El chico, al igual que la chica, sufrÃa una culpa que no le correspondÃa. Tal vez, podrÃa haber evitado la muerte de su padre. En ese momento, deberÃa haber detenido a su padre e irse a casa con él...
La mujer del asiento del copiloto era una rebelde. Tras conocer la identidad de la mujer, Leon adquirió el hábito de observar de cerca a las mujeres rubias.
'Si te atrapan, te mataré. Haré que pagues lo mismo por lo que le hiciste a padre'.
Con el tiempo, llegó a odiar a todas las mujeres rubias. Y ese odio pronto se extendió a todas las mujeres.
...Todas las mujeres eran bestias. Eran serpientes astutas y cerdas codiciosas.
"ParecÃas un prÃncipe hace un momento."
"¡Sucio cerdo!"
Susurraban palabras dulces para seducir a los hombres, y cuando éstos ya no les eran útiles, cambiaban de repente y vertÃan palabras crueles.
Su madre no era menos abominable.
"Mi marido perdió la vida siendo leal a la familia real. Aún asÃ, el precio es sólo un ascenso póstumo a teniente coronel... Qué amargado debe estar en el cielo, qué lamentable León, que perdió a su padre a una edad temprana y se convirtió en el cabeza de familia, huhuu..."
Incluso la muerte de su padre fue sólo un medio para obtener un tÃtulo para su madre.
FingÃa amar y respetar a su padre delante de los demás. Después de pedir favores aquà y allá, finalmente no consiguió un tÃtulo y sollozó delante de los nobles y oficiales militares reunidos en el funeral.
Las lágrimas que tenÃa por la muerte de su padre no eran lágrimas derramadas por pena... eran lágrimas de luto por ella, que habÃa quedado reducida a la sin tÃtulo de 'Dama Viuda Winston'.
'...¿Murió mi padre por esto?'
Al clavar el punzón, un lÃquido rojo brotó y empapó su mano. Extrañamente no sintió asco.
Leon respiró hondo.
Sintió como el penetrante olor de su sangre llenaba sus pulmones y penetraba en su cerebro. Extrañamente, cuando olÃa su sangre, la ansiedad que le habÃa atormentado durante todo el dÃa desaparecÃa. Cuanto más sucedÃa esto, más se embotaba la cruel última mirada de su padre, que no desaparecÃa aunque cerrara o abriera los ojos.
Pronto empezaron a aparecer pájaros y ratas muertos todos los dÃas en condiciones miserables en la residencia de Winston, la señora Winston envió a su hijo mayor a la academia militar varios años antes de lo previsto.
Fue una suerte que asistiera a la academia militar, donde la crueldad era una virtud. A pesar de cometer innumerables cosas que le habrÃan hecho sentirse expulsado en una escuela normal, Leon se graduó entre los primeros de su clase.
El "Vampiro de Camden", una notoriedad reservada a los asesinos en serie, era un honor para un militar.
La gente decÃa que era un soldado nato, pero Leon lo sabÃa... SabÃa que era un monstruo. No sólo eso, sino que la gente tampoco lo sabÃa...
El hecho de que el Capitán Winston, que parecÃa no tener nada que temer, sufrÃa de pesadillas.
"¡Sucio cerdo!"
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