Martes, 16 de Febrero del 2021

Historia en la Biblioteca 6

Pero decir que era una autora que sabía menos que un imbécil sobre la tensión sexual porque no tenía experiencia, sería quedarse muy corto.

Al ver la expresión hosca de Vivian, Thatcher se dio cuenta de que se había equivocado y se estremeció un poco con expresión de preocupación. Por muy amigos que fueran, actualmente, la otra parte era, filosóficamente, como un talismán que aportaba un suministro interminable de dinero.

Sería problemático si sus sentimientos se vieran heridos y decidiera firmar un contrato con otra editorial. No era diferente a cortar el vientre de una gallina que ponía huevos de oro con la intención de estimular a Vivian. Se apresuró a añadir algo más a sus palabras anteriores, como si intentara recuperar el terreno perdido.

"Para ser sincero, no tengo inconveniente en publicar tu manuscrito tal y como está. Incluso así, seguirías siendo el autor que más atención recibirá dentro del Imperio"

La editorial ya esperaba que la nueva novela de Perdi fuera un éxito. Esto se debía a que conocían su popularidad mejor que nadie.

"Sin embargo, hay que entender que un autor que no muestra crecimiento no podrá escribir durante mucho tiempo. Esto es especialmente importante ya que va a seguir escribiendo como su trabajo"

Estas afirmaciones eran ciertas. Como autora, que allanó el camino para un nuevo género y tendencia, era peligroso para ella seguir desviándose hacia un callejón sin salida. Si esto continuaba, y las otrora populares novelas eróticas se marchitaban, sería criticada por plagiar sus propias tramas.

"Sólo actúa adecuadamente... adecuadamente. Creo en ti"

Perdi era la comidilla de la ciudad. ¡La pionera de una tendencia original e innovadora! La nueva esperanza del Imperio en el mercado literario.

Vivian entrecerró los ojos y miró con desprecio a Thatcher, que había empezado a adularla y a masajearle los hombros. Parecía que era el momento de lanzar una zanahoria después de los azotes.

"¿Convertirse en un pervertido?"

Por supuesto, que uno fuera pervertido no implicaba necesariamente que fuera mala gente, pero Vivian era la autora de novelas eróticas que vendía fantasías al pueblo. Era difícil encarnar a un protagonista masculino romántico que no existía en la vida real cuando ella no tenía experiencia. No tuvo más remedio que convertirse en una pervertida.

Al dibujar una expresión inusual en su rostro, Thatcher chasqueó la lengua y se burló como si ella supiera demasiado poco.

"No estoy hablando de un verdadero pervertido que mira a todos y a todo. Te estoy diciendo que escribas sobre un hombre, desinteresado y frío con todos, excepto con la protagonista femenina, y su bestia interior"

"Su bestia interior......."

"Hablar como en tus novelas, es hacer que la lengua de tus lectores se estremezca con el aroma de la pureza y la inocencia como un caramelo con sabor a limón".

Ante esas palabras, Vivian hizo un mohín.

Las novelas de Vivian se basaban en cómo deseaba amar si pudiera encontrar al amante perfecto.

Su pareja ideal era gentil y amaba ardientemente. Una simple acción -como mirarse a la cara- provocaría amor en sus ojos y una dulce sonrisa en su rostro. Este amor sería tan cosquilloso como su primer amor.

"Tiene que arder más, con más fuerza. Mientras sus miradas se enredan, sus lenguas también lo harían. Estarían adormecidos por la sensualidad, como si hoy fuera el último día de sus vidas, y no les importaría que otros los estuvieran observando......."

"¿Observándolos?"

"Tener sexo, eso es"

"...... No estoy segura"

Thatcher había afirmado las escenas de sexo como un predicador del sexo.

"Las novelas eróticas son infantiles en el sentido de que sólo son refrescantes. Debería sentirse más suave, húmedo, sucio y descuidado. Como si el sexo empezara en el dormitorio, debería continuar en el baño, luego en las escaleras y en el salón......."

Lo que se dijo después fueron historias obscenas y chistes demasiado sucios como para escucharlos. Incluso la creadora de novelas eróticas, Vivian, no pudo evitar preguntarse si Thather "era un animal o un humano".

Calmó al toro enfurecido y resumió su larga divagación sobre el sexo en una sola frase.

"En resumen, el protagonista masculino es actualmente demasiado limpio y necesita ser insuperable en materia carnal..."

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