Historia en la Biblioteca 69
Vivian no lo detuvo ni siquiera al ver que se desataba el pantalón. Jadeó suavemente mientras rodeaba el cuello de Aidan con sus brazos. Hacía tiempo que su cuerpo se había calentado hasta el punto de que el aire frío apenas le afectaba.
Sintió algo rígido contra su bajo vientre. Seguramente era la pola de un hombre. Tenía mucho miedo, pero su razón hacía tiempo que había sido superada por los instintos de su cuerpo. Vivian lo acercó aún más, y la última hebra de razón de Aidan también se rompió.
"¡Ahhhh!"
Sin previo aviso, la pluma*s que era tan grande hasta el punto de ser agobiante empujó de golpe. Vivian, que esperaba un placer mayor que esa sensación de cosquilleo, chilló y se estremeció.
Como era de esperar, fue inmensamente doloroso. El dolor era mucho mayor que la vez que la había golpeado su padre borracho o cuando su tío la había maltratado por una furia mal dirigida y todo su cuerpo temblaba.
"Heuk, Ah, ¡Duele!"
"¡Relájate, Ugh! Por favor. Ni siquiera está a medio camino dentro"
Aidan estaba igual de torturado. Ante la sensación de tensión que le atenazaba cada vez más con todas sus fuerzas, el sudor recorría su cara y goteaba de su barbilla. A este ritmo, le apetecía abrirse paso sin piedad y ahogar la garganta de la rebelde Vivian mientras se movía. Después de detener sus movimientos, su mano agarró el respaldo del sofá como si quisiera desgarrarlo.
"¡Pero si duele mucho! Agh, ¡no te muevas ni un segundo!"
A pesar de que decía que le dolía, sus músculos internos no tardaron en acostumbrarse a la cosa de Aidan y lo estimulaba tensándose y aflojándose repetidamente contra él. Incluso lo atraía más adentro de ella. Su interior se ablandó a medida que su sangre, sus jugos y su aceite perfumado se mezclaban y se humedecían y calentaban.
Aidan apretó y dejó escapar un largo suspiro.
"Haaa......."
Al oír el sonido grave y resonante, el hombro de Vivian se estremeció y abrió con cuidado los ojos que tenía cerrados. Aidan la miraba con ojos rojos de los que colgaban lágrimas. Era una cara parecida a la de una bestia lamentable.
Era inesperado para él ser capaz de hacer tal expresión. Un sentimiento mucho más fuerte que el mero placer instantáneo golpeó el corazón de Vivian. ¿Por qué los humanos eran tan tiernos? Al ver que lo había conseguido gracias a ella, una extraña sensación de logro la invadió.
Entonces, sin previo aviso, volvió a confiar en sus caderas hacia arriba. Mientras su p*nis llenaba perfectamente su v*gina, Vivian se mordió el labio. Un sudor frío recorrió su cuerpo.
"¡Heung......! Yo, me duele"
"Haa, creo que me estoy volviendo loco"
No podía moverse despreocupadamente porque a ella le dolía mucho, pero sus músculos internos lo agarraban con fuerza como si quisieran dar la bienvenida a su invasión. Era realmente un cuerpo nacido para ser sensible y receptivo al sexo. Al perder toda la compostura, el rostro de Aidan se endureció y comenzó a mover lentamente sus caderas.
La besó mientras ella fruncía el ceño ante sus movimientos lentos y homogéneos, como si quisiera engatusarla. Sus lenguas se mezclaron, se enredaron y recorrieron intencionadamente sus zonas sensibles antes de aspirar profundamente. Cuando todo su cuerpo se relajó en la calidez, el rostro de Vivian, que se había arrugado ante el dolor inicial, se enderezó lentamente.
"Ha, hngh"
Ante los silenciosos gemidos de ella, él comenzó a aumentar lentamente su velocidad como si fuera una especie de señal. La penetró con brusquedad y empujó con fuerza contra ella.
"¡Ah, ja, hngh! ¡Hah, ha, Aidan! E, espera!"
Era una velocidad constante, pero cada vez que él la apuñalaba, su visión parpadeaba en blanco y no podía ver nada. El dolor era la mitad de lo que sentía, y había otra sensación. Al perder la visión, sus otros sentidos se agudizaron.
Cada vez que sus labios se encontraban con los de él, cada vez que él le chupaba el pecho, sentía como si todos los nervios de su cuerpo cobraran vida. En particular, el bajo vientre era el origen de todo el placer. El amargo dolor no desaparecía, pero hacía tiempo que había sido ahogado por una sensación mucho mayor. Arrastrada por las olas de placer, sintió como si todo su cuerpo fuera a derretirse.
"¡Haa! ¡Hah! Hnggh!"
"Huu, parece que ya no duele"
"¡Haa! ¡Ah! ......Ahh, ¡Ah!"
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