El Reinicio de Sienna 107
Tromil (4)
"¿No es un rÃo, sino un lago?"
"Hay una doncella llamada Shaylin de Tromil. Lo escuché de ella. Originalmente, era un lugar oculto de la diosa de la luna. Si vas en dirección al atardecer, verás un enorme lago, y hay un templo de la diosa escondido detrás".
Ante sus palabras, Carl miró el mapa. Aunque se llamaba mapa, la zona no estaba claramente marcada porque habÃa muchos bosques densos. Además, aunque Tromil se ha convertido en la tierra de Leipsden, sigue siendo como la tierra de Castro. No habÃa mucha información.
"Por cierto, es increÃble. Por lo que sé, el palacio no acepta gente de Tromil".
"¿Por qué? La gente de Tromil es también la gente de Leipsden".
"Porque la gente de Tromil es... diferente. Se les discrimina mucho en secreto".
"He oÃdo que todavÃa hablan la lengua de Castro. ¿Es por eso?"
"Existe esa peculiaridad, pero es más por la constitución única".
"¿Constitución inusual?"
"He oÃdo que los miembros de la tribu que originalmente vivÃan en Tromil, aunque ahora están bastante extinguidos, tienen un rasgo inusual. Su infancia y adolescencia son más largas que las de la gente normal".
Sienna no entendió bien lo que dijo Carl. ¿Qué quiere decir con que tienen una infancia y una adolescencia más largas?
"Viven en forma de adolescente durante mucho tiempo. Parecen un niño hasta una edad muy avanzada. ¿Debo decir que no tienen edad adulta? Se dice que parecen adolescentes hasta los treinta años, y que cuando llegan a los treinta y cinco envejecen rápidamente, y son pocos los que superan los cuarenta."
"Eso es interesante, pero ¿no es algo bueno? Te ves joven durante mucho tiempo".
"No es una larga adultez, es una larga adolescencia. Porque tienes que parecer joven durante mucho tiempo, pero no eres realmente una persona joven. No era la bendición de la diosa de la luna para la tribu... era como una maldición".
"¿Cómo es eso? Por supuesto, es inconveniente parecer un niño, pero... ¡Oh! ¿Es por la corta duración de la vida?"
"No. Porque después de que se conocieran esas caracterÃsticas, se convirtieron en objetivo de los traficantes de esclavos. Ahora no quedan miembros de la tribu original en el Tromil. Todos fueron vendidos a un alto precio".
"Ah..."
"Cuando era la tierra de Castro, la tribu era llamada bendita por la Diosa de la Luna y estaba protegida. Pero la protección se perdió cuando pasó a formar parte de Leipsden. La caza de esclavos es ilegal, pero es el mercado negro. He oÃdo que hace veinte años, en un dÃa de tormenta, los traficantes de esclavos entraron en Tromil y mataron a todos los viejos en el acto y capturaron a todos los jóvenes y mujeres".
Sienna recordó a Shaylin, que se estremecÃa al oÃr los truenos.
"TodavÃa hay un sitio en el lado este del cuartel donde vivÃan. Sólo algunos edificios que fueron carbonizados por el fuego".
"¿Asà que ya no queda ningún miembro de la tribu?"
"Están dispersos. He oÃdo que fueron vendidos en su mayorÃa como esclavos sexuales. Al parecer, mantener una cara joven durante mucho tiempo es algo popular en esa parte del mundo. Bueno, sólo he oÃdo hablar de ello. Nunca he visto al hombre de la tribu en persona".
"Qué gente tan horrible son. Por destruir a toda la tribu".
Al pensar en el dolor que debió sufrir Shaylin, Sienna sintió rabia.
"¿No deberÃan ser atrapados y castigados?"
Seguramente es un crimen. Asesinato, incendio provocado, secuestro. Sólo con enumerar los cargos se podrÃa saber lo malos que eran. Todos los crÃmenes caen dentro de los delitos graves.
"El castigo no será fácil ya que la demanda vino de los aristócratas. Los tratos con esclavos son legales, asà que no hay base para el castigo a menos que encontremos pruebas de secuestro ilegal de ellos. En la superficie, debe parecer que están haciendo un negocio legÃtimo".
"Ya veo".
Se oyó un crujido cuando Sienna frunció el ceño, disgustada con el negocio de la gente que compraba y vendÃa a otras personas. Carl no tardó en entrar en la tienda. Se quitó la chaqueta y la colgó en la mesa.
"¿Qué vas a hacer?"
le preguntó Sienna, tapándose el pecho.
"Voy a darme un baño".
"Entonces podrÃas haberme dicho que me diera prisa..."
Cuando ella dijo avergonzada, Carl se echó a reÃr. Era bonito verla avergonzada mientras él seguÃa recordando que se aferraba a su cuello con tanta pasión. Otros habrÃan pensado que estaba siendo tÃmida, pero extrañamente, a Sienna no le parecÃa tan mal.
Carl fue con cuidado detrás de ella y se metió en la bañera. Aunque entró con cuidado, el agua de la bañera corrÃa y rebosaba.
Con dos personas en una bañera estrecha hecha para una sola persona, no tenÃan más remedio que permanecer juntos. Sienna avanzó incómoda, pero no tenÃa dónde ir.
A Carl le picaba que el pelo rojo de ella le tocara el pecho. Le recogió el pelo con cuidado y lo hizo avanzar. Al oÃr la respiración agitada de Sienna, enterró su cara en la nuca ante sus ojos.
"Bueno, ya he terminado de lavarme..."
Cuando Sienna intentó levantarse de su asiento, Carl la sujetó por la cintura y le dijo: "Por favor, quédate un poco más...".
Su voz susurrando junto a su cuello le hizo cosquillas, asà que se agachó. Mirándola, Carl se echó a reÃr de nuevo.
Sienna se miró las manos, cubriéndose con la toalla que Carl le entregó.
"Está hinchada".
Es porque lleva demasiado tiempo en el agua. Avergonzada por la palidez de sus dedos, apretó el puño y escondió los dedos. Carl sonrió y se levantó sin decir nada. Luego le puso una toalla en la cabeza.
Carl se cambió primero de ropa y se acercó al brasero. La tetera del brasero humeaba. Sienna se limpió con la toalla que él le entregó y se puso el pijama.
"¡Achooo!"
Sienna estornudó. Sintiendo frÃo, se echó una manta sobre el hombro.
Carl le dio un té caliente en una taza de madera que habÃa preparado a Sienna, que estaba sentada en la cama. Con rostro lánguido, ella miró el vapor y recibió la taza sin decir una palabra. Necesitaba calor porque su temperatura corporal habÃa bajado. El té de color verde olÃa tan fresco como una naranja.
"¿Es un resfriado?"
"Por culpa de alguien... ¡Achooo!" respondió Sienna, haciendo un mohÃn con los labios.
Cuando Carl frunció el ceño al verla estornudar, Sienna refunfuñó.
"No estoy transmitiendo nada, asà que no te preocupes".
Las palabras de Sienna hicieron que la cara de Carl se arrugara más. Bebió el té sin mirarle a la cara. El agua caliente pasó por su garganta, lo que la hizo sentirse un poco más cómoda.
Carl cogió el carbón caliente del soldado que estaba fuera y lo apiló en el brasero uno a uno.
La temperatura en la tienda se calentó.
"¿Cuánto tiempo te vas a quedar?"
"¿Llevo menos de un dÃa aquà y ya me vas a echar?"
"No me referÃa a eso".
"¿No crees que deberÃa quedarme al menos dos semanas? El palacio me envió para subirte la moral, pero no estoy seguro de poder hacerlo. ¿DeberÃa hacer una actuación consoladora?"
"¿Actuación consoladora?"
"¿No se hace eso aqu� Ya sabes, reunir a los soldados en el campo de batalla, cantar y bailar para subir la moral".
En el norte habÃa actuaciones de consolación de vez en cuando para subir la moral. Paul, que enseñaba a Sienna a tocar el piano y el violÃn, tocaba la armónica delante de los soldados. A veces los soldados emocionados cantaban o bailaban.
Carl la miraba con cara de pena.
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