El diablo que viola Cap. 36
Como estaba previsto, tanto Carr como Senia se dirigieron al dÃa siguiente a la mansión del Señor. Tess ya los estaba esperando en la puerta principal, ya que él también habÃa decidido reunirse con el Señor.
Senia pidió al guardián de la puerta que les dejara pasar para reunirse con el Señor. Al principio, el guardia se quedó atónito, pero finalmente les dejó pasar. Pasaron por el gran jardÃn y Senia miró a Tess.
"¿Dónde terminaste de dormir anoche, Tess?"
"Oh, conocà a un cliente bastante bueno y me ofrecieron un lugar para quedarme anoche. También gané mucho dinero"
Tess juntó los dedos pulgar e Ãndice, haciendo la forma de una moneda, y se rió.
"Voy a dormir allà a partir de hoy. No he conseguido ver la cara de Senia esta mañana, pero parece que tu energÃa se está agotando"
"Jajaja..."
Senia dejó escapar una leve carcajada, avergonzada por la repentina deducción.
Estaba preocupada por el futuro ya que hoy y mañana programarÃa sexo con Carr después de tratar a todos los pacientes.
Senia y Carr pensaron al mismo tiempo que debÃan prestar más atención de lo habitual para evitar ser descubiertos.
Su conversación terminó ahà cuando fueron guiados al salón de la mansión y pudieron conocer al Señor.
"Un placer conocerlos, viajeros. Soy el Conde Belmont, Señor de Serendipirel"
Belmont era un hombre de mediana edad con una mirada insondable. TenÃa un par de ojos marrones y el pelo castaño pulcramente peinado. No habÃa arrugas en su rostro, lo que le hacÃa parecer bastante joven para su edad.
Los tres se unieron al señor para sentarse alrededor de la mesa y Carr les explicó su intención de conocer al señor. No se contuvo al explicar la situación de los pacientes que Senia trató ayer. Dijo que la mitad de ellos estaban heridos a causa del examen y que el resto podrÃan haberse curado si hubieran conseguido la medicina del Señor.
Para los que conocÃan las circunstancias, las palabras de Carr no eran más que una provocación y una amenaza. Sin embargo, Senia no cambió su expresión durante toda la conversación.
"Es sólo por la guÃa de Dios que terminé viajando a este lugar, en este momento. Me alegro de poder ayudar a la gente" dijo suavemente mientras miraba a los ojos del Señor.
"Eres tan amable como tu cara. ¿Cuál es tu negocio aqu� ¿Si necesitas mi ayuda...?"
"SÃ. He oÃdo que Serendipirel tiene un sistema llamado examen"
Senia continuó hablando con calma, lo que era muy diferente a Carr.
"Quiero que me muestre los documentos oficiales relacionados con el examen. Ya que la posesión de un gran número de monstruos está prohibida por ley a la familia real. Me gustarÃa ver el permiso del sello oficial y el reglamento"
Carr levantó la ceja, sorprendido de que Senia decidiera pedir la documentación oficial. Pensó que ella pedirÃa que se aboliera el sistema o que pidiera que se liberaran las medicinas para el pueblo.
"Umm..."
Belmont frunció ligeramente el ceño ante la petición.
En esta tierra, la familia real y la iglesia estaban enfrentadas. A pesar de ello, la familia real no violaba la libertad de culto y la religión no violaba las normas establecidas por la familia real. Todo el mundo sabÃa que ambos tenÃan un delicado tira y afloja para proteger su autoridad y poder.
Si Senia hacÃa valer su autoridad y Belmont habÃa completado todos los procedimientos formales, su petición podrÃa ser un ataque al poder de la familia real.
Sin embargo, cualquiera podÃa solicitar ver la aprobación del sello para ver la legitimidad del papel. No tenÃa nada que ver con su estatus de santa, asà que no habrÃa ninguna reacción con su petición.
"Tráeme el papeleo"
Gimió Belmont, un poco desconcertado, mientras ordenaba a su ayudante que estuviera detrás de él.
El ayudante, un caballero de mediana edad con aire rubio, asintió con la cabeza antes de ir a buscar el certificado. Por lo que parece, el caballero parece ser el confidente de mayor confianza de Belmont, ya que fue el único que permaneció al lado del señor durante la reunión.
Una vez presentadas las certificaciones, Senia comenzó a leerlas. Hubo un silencio muy pesado en la sala antes de que fuera finalmente roto por Belmont.
"Si te hubieras pasado ayer, te habrÃa preparado una habitación. Es una lástima. ¿Dónde durmieron anoche?"
"Nos atendieron Faber y Moz en su casa"
"Ah, te refieres a la ruidosa pareja. He oÃdo que sus heridas se han curado gracias al santo, puede que vuelva a hacer la prueba entonces"
"Correcto. En mi posición, quiero detenerlo"
Senia dejó los papeles ligeramente.
"El uso de mercenarios está permitido, y los exámenes ya pagados por las garantÃas reales. No creo que la iglesia tenga nada que hacer"
"SÃ, eres rápido para entender. Entonces, ¿tiene otras peticiones? Con gusto te prestaré un barco ya que eres un santo"
"No, no un barco.... Me gustarÃa que permitieras el tratamiento que se hará hasta mañana"
"¿El milagro? Haz lo que quieras"
Sonrió ligeramente Belmont mientras abrÃa los brazos como si estuviera siendo generoso.
Con su petición concedida, Senia no habló más hasta el momento en que salieron de la mansión del Señor. Carr la miró con curiosidad, preguntándose por qué no pedÃa otras cosas, pero decidió confiar en su criterio y la siguió en silencio. De todos modos, no tenÃa el poder de preguntarle directamente.
"¿Qué va a hacer Senia ahora?"
"Bueno... voy a tomarme un pequeño descanso antes de volver a la sala. ¿Y tú, Tess?"
"Voy a echar un vistazo a la ciudad y ¿me prestas a Carr?"
"¿Perdón?"
Senia abrió los ojos y miró entre los dos hombres sorprendida. SabÃa que los dos no estaban en buenos términos y pudo notar que incluso Carr estaba sorprendido por la pregunta. Y por su expresión, pudo ver que no le gustaba nada.
"Me niego"
"Vaya, ni siquiera pretendes pensar en la pregunta, ¿verdad?"
Carr se limitó a apartar la mano de Tess de su hombro, sin siquiera responderle verbalmente. Sin embargo, el otro hombre no se amilanó y rodeó el hombro de Carr con su mano y se inclinó hacia él.
"Si te vuelves a negar, le diré a Senia que has decidido ir a un burdel conmigo" susurró Tess.
Carr frunció el ceño ante la repentina amenaza y sabÃa que Senia le creerÃa si negaba con la cabeza, pero no querÃa dar pie a ningún malentendido entre ellos. Y como si leyera la mente de Carr, Tess sonrió alegremente y palmeó la espalda de Carr.
"¡Estoy bromeando! Jajajaja, de todos modos, necesito hablar con él, asà que necesitaré que me lo prestes un segundo, Senia"
"SÃ.... No me importa si Sir Carr no tiene problemas con él"
Carr hizo una pequeña inclinación de cabeza a Senia y sólo entonces dejó a los dos solos. Y tan pronto como la túnica blanca y pura desapareció, Carr dio una patada en la espinilla de Tess.
"¡Ay!"
"Sólo dime qué es y no finjas que estamos cerca"
"Geez.... En serio... cómo puede ser asÃ. ¿No serÃa mejor que Senia te viera como un hombre sociable que como un solitario recluso?"
"No hay tal cosa como sociable en mi libro cuando siempre he sido perseguido por la gente incluso antes de tener la edad suficiente para entender el mundo. Cualquiera que sea tu razón, no quiero involucrarme contigo"
"Hahahaha. Tienes el corazón muy frÃo, caramba. Sabes, soy bastante blando de corazón con los nómadas solitarios como tú"
Tess estiró las piernas, todo relajado, antes de mirar a su alrededor asegurándose de que estaban solos.
"Bueno, ya ves: tendrás que participar en la prueba"
Por un momento, Carr dudó de sus oÃdos pero miró la expresión de Tess y gimió.
"Verás, mi especialidad es el lavado de cerebro y la nigromancia, pero no puedo usar la nigromancia en un lugar donde hay un santo. Lavar el cerebro a los monstruos no es una tarea difÃcil, a diferencia de cuando se usa contra los humanos. Asà que quiero usar el monstruo del señor para limpiarte"
"....¿Crees que simplemente asentiré con la cabeza y lo haré?"
"Ah, de ninguna manera"
Tess le estrechó la mano.
"Si no participas en la prueba, no podrás vencer al monstruo más peligroso que posee el señor. Otra persona podrÃa ser capaz de hacerlo, pero sin duda causará mucho daño"
"¿Qué... qué quieres decir con derrotar al monstruo más peligroso? ¿De qué estás hablando?"
"Anoche dormà en su mansión. Vendà información sobre Senia, engatusé un poco al señor y pude ver su colección de monstruos en el sótano"
Mientras seguÃa hablando, los ojos de Tess brillaban de felicidad.
"Conseguà lavarle el cerebro al más peligroso de allà abajo. ¿Quieres saber cuál es?"
Carr dudó mientras miraba a Tess. No querÃa oÃrlo, pero sentÃa que debÃa hacerlo. La expresión de confianza de Tess parecÃa estar relacionada con el monstruo y por un momento pudo saber de qué se trataba.
"Es Drake. ¿No es increÃble?"
"....el monstruo de un monstruo"
Drake era una raza diferente de un dragón, ya que era una subespecie de dragón. No tienen un fuerte poder mágico o una inteligencia superior como los dragones, incluso la magia del drake sólo se centraba en convertir su maná en fuego o veneno. Además de eso, los drake rezaban sobre los humanos. Esa era también la distinción entre los monstruos y las bestias mágicas, como los dragones y los unicornios. El monstruo habÃa vivido para enfurecer a los dioses que no podÃan hacer ningún milagro.
"Jajaja. Cuando lo vi por primera vez, dudé de mis propios ojos. Creo que habÃa un cazador tan capaz como tú entre los hombres del señor. Oh, ¿has luchado antes con un drake?"
"....sÃ, sólo una vez"
Incluso después de que esa pelea terminara, habÃa vagado por su cuenta, incapaz de olvidar el recuerdo de la pelea. Un monstruo peligroso con una habilidad de vuelo que tiene magia de amplio alcance Si ese tipo de monstruo se liberara en medio de la ciudad.... sólo puede imaginar el desastre que puede provocar.
Incluso si Senia fuera capaz de manejar al monstruo lo más rápido posible, habrÃa causado demasiado daño.
"No pongas esa cara. No es mi intención usar al Darke contra ti. Es el último medio de defensa del señor"
"Entonces, en resumen, si no quiero ver la liberación del Drake, ¿me estás diciendo que haga la prueba y muera?"
"¡SÃ! ¡Eso es! Bueno... será lo mejor si mueres, pero eso depende de tu habilidad asà que no puedo evitarlo. Si se te ordenara morir, preferirÃas elegir liberar al Drake, ¿verdad?"
Carr asintió a la pregunta. No querÃa agobiar a Senia pero, al mismo tiempo, querÃa abstenerse de morir él mismo. Dejó escapar un suspiro frustrado y se rascó la cabeza.
"Déjame hacerte dos preguntas"
"Claro"
"¿Por qué me obligas a hacer esto? Si ya le has lavado el cerebro al drake, podrÃas sacarlo y matarme"
"Por supuesto, no quiero que Senia dude de mÃ", respondió Tess sonriendo, "todavÃa quiero que me vean como una buena persona, asà que ¿no es el mejor escenario enviarte allà y dejarte morir solo?"
".... Ya veo"
Desde el punto de vista de Tess, toda la situación no era diferente de una broma pesada en este momento. Si funcionaba era bueno, pero si no funcionaba entonces no lo presionarÃa más. Lo veÃa como si el universo estuviera de su lado: ya habÃa un escenario bien equipado, asà que serÃa una pérdida si no lo utilizaba al máximo.
"¿Y tu segunda pregunta?"
"¿Fuiste tú quien envió a los monstruos a la ciudad del norte?"
"¡Ah! ¡SÃ, fui yo!"
Tess dio una fuerte exclamación como si acabara de recordar sobre el incidente que habÃa olvidado,
"Ahà es donde me enteré de ustedes dos. No tienes maná, asà que Senia te cambia los ojos, ¿verdad?"
"SÃ"
Carr dejó escapar un suspiro, cediendo a la situación,
"....Participaré en el examen. AplÃcate como quieras"
"¡Como se espera de un amigo!"
"Te lo advierto..."
Carr gruñó, tirando a Tess al suelo de una patada,
"Será mejor que no te hagas el simpático conmigo cuando ella no esté cerca. No tengo ninguna razón para tolerarte"
Tess gimió de dolor mientras se tumbaba en el suelo, esta vez sintiendo la advertencia de Carr con su cuerpo en lugar de sólo escucharla.
El resto del dÃa transcurrió con bastante tranquilidad. Tess sólo volvió a buscar a Carr por la noche para informarle de la prueba prevista para el dÃa siguiente antes de dejar al mercenario solo. Aparte de eso, todo transcurrió sin problemas con el tratamiento de los pacientes y, como estaba previsto, hacia el amanecer, Senia se unió a Carr en su cama para restaurar su poder.
"Euuunnmph...."
Senia se mordió los labios inferiores, tratando de evitar que se le escaparan gemidos mientras su cuerpo era manejado por Carr de forma experta. Su cuerpo se sacudió -siguiendo la estimulación que Carr le daba, mientras se aferraba al hombro de Carr.
El sol estaba a punto de salir y, sin embargo, no tenÃan ninguna intención de soltarse el uno al otro. Carr habÃa empujado su polla tan rápido como pudo - aunque habÃa llevado a Senia al lÃmite muchas veces y habÃa alcanzado su orgasmo, todavÃa estaba duro y con ganas de más. Carr gimió, recorriendo con sus dedos el sensible cuerpo de ella, rastrillando su uña en su espalda.
"¡Aaahhhhhh....!"
Senia gimió fuertemente cuando alcanzó su clÃmax de nuevo y esta vez Carr siguió su ejemplo. Empujó su polla tan profundamente como pudo, derramándose dentro de ella - llenándola con su esperma de nuevo.
"S-Sir Carr...."
La voz de Senia estaba ronca por las horas de gemidos,
"...¿está bien que me suelte ahora...?"
Senia dejó escapar un vergonzoso grito al ver cómo la mano de Carr, que habÃa estado acariciando su trasero, levantaba cuidadosamente su pelo plateado y depositaba un suave beso en la punta de su nariz. Su rostro se calentó ante el gesto y enterró la cara entre las manos.
'¿Por qué estoy tan avergonzada?'
"?"
Carr miró a Senia con curiosidad mientras seguÃa sujetando los mechones de su pelo con delicadeza. Disfrutaba acariciando su espalda cuando sus dedos se enredaban con el cabello plateado. De alguna manera, el color parecÃa puro y transparente cuando le daba la luz de la mañana, casi como el rocÃo. Le parecÃa muy bonito y sorprendente.
"No es nada..."
Carr empujó suavemente a Senia contra la almohada antes de desenredarse de ella, teniendo mucho cuidado al salir de ella lentamente. Se bajó de la cama y recogió su ropa de la silla mientras su mente se desviaba hacia otras cosas, entre ellas las palabras de Tess de antes.
'Mañana a las 15:00 horas. Puedes comprobar el oponente tú mismo'
No pudo evitar suspirar al recordar lo que le esperaba ese dÃa. No tenÃa intención de morir, pero estaba decidido a perder algo. PodÃa perder sus ojos como Faber lo que significaba que no podrÃa ver la cara de Senia ni sonreÃr nunca más.
"¿Sir Carr? ¿Tiene alguna preocupación?"
Senia, que terminaba de vestirse, le habló al notar su expresión conflictiva.
Carr le devolvió la mirada, encontrando su rostro inclinado hacia un lado mientras sus ojos azules se llenaban de preguntas. Reflexionó un momento y negó con la cabeza.
"Entonces...."
Senia dudó un momento antes de mirar a Carr correctamente, "...esto es sólo una suposición mÃa. Si me equivoco, me sentiré aliviada, asà que responda con sinceridad, Sir Carr".
Sin embargo, antes de que Carr pudiera reaccionar, Senia ya continuó.
"¿Estás haciendo la prueba?"
Su expresión se congeló inmediatamente. Quiso preguntarle cómo podÃa estar al tanto de la situación: ella no habÃa escuchado su conversación con Tess porque sà habÃa dicho que se trataba de su invitada. Su confusión y su negativa a negarlo inmediatamente fue suficiente respuesta para Senia.
"¿Está Sir Carr seguro de la prueba?"
Preguntó Senia con calma, manteniendo su mirada en Carr.
Él no esperaba esa pregunta y por un momento dudó. Mirar fijamente sus ojos azules, visiblemente más claros que el resto, fue suficiente para que se sincerara con su respuesta. Sacudió la cabeza.
Si no fuera por la maldición y el contrato, se lo habrÃa contado todo aunque fuera. No querÃa mentir hacia ella sin motivo.
Senia sonrió un poco avergonzada al ver su respuesta. No sabÃa qué significaba su expresión.
"SÃ. Me gustarÃa que Sir Carr confiara en sus habilidades..."
Senia dijo en voz baja, su expresión se convirtió en algo sombrÃo.
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