Hombres del Harén 889
Puedo encargarme de todo
Latil miró a Canciller Rolurd.
—¿Qué demonios metiste en tu bolso?
De pronto, recordó el momento en que el Canciller, buscando su pluma y cuaderno, había palidecido al sentir algo rozarle la mano.
¿Será posible? ¿De verdad hay algo ahí dentro?
El Canciller protestó con expresión incómoda:
—¡¿Qué voy a haber metido?! ¡Solo llevo ropa, artículos de aseo, raciones de emergencia, agua, material de escritura, un mapa y una manta!
'Vaya equipaje tan completo'
Pero el brujo no retrocedió. Al contrario, dio un paso adelante y exigió:
—¿Puedo revisarlo?
El Canciller buscó la aprobación de Latil con la mirada. Latil, a su vez, miró a Gesta, quien permanecía en silencio, observando.
Finalmente, el Canciller cedió con reticencia:
—Si insistes… Pero que quede claro: no olvidaré este insulto. ¡No lo dejaré pasar!
El brujo soltó una risa burlona, cogió el bolso y lo abrió de golpe.
En ese instante…
¡Un hurón blanco saltó del interior!, estrellándose contra la barbilla del mago antes de escapar corriendo.
—¡AAAH!
El brujo cayó de espaldas, aterrado.
Latil sintió un flashback.
—¡Ese… ese es…!
—¡Ese tipo! ¡Se llama Sinamen!
—¡¿Un hurón con nombre?!
El Canciller, más asustado que nadie pese a ser su bolso, temblaba.
—Ese es mi nombre.
respondió una voz gélida.
Sinamen, el brujo que había caído, se incorporó lentamente. Antes de que el Canciller pudiera reaccionar, Sinamen lanzó una ráfaga de humo negro hacia donde había huido el hurón.
El humo se arremolinó, amenazante… pero de pronto rebotó en el aire y se dirigió de vuelta hacia él.
—¡Urgh!
Sinamen logró esquivarlo, pero el humo impactó a sus pies, levantando una nube de polvo tan densa que cubrió a todos.
Cuando el polvo se asentó, los magos tosían, golpeándose el pecho. Latil notó que Gesta había desplegado un paraguas frente a ellos, protegiéndolos.
Gesta lo cerró con un gesto suave, el paraguas desapareció en el aire.
—Gracias.
murmuró Latil, mientras observaba a los brujos, ahora más numerosos y con peor semblante.
'Esto se va a poner feo…'
⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
Shilo, el líder de facto de la aldea de brujos, llegó más tarde que los demás.
Aun así, con su presencia, la tensión disminuyó ligeramente.
Shilo guió a Latil, Gesta y a Canciller Rolurd en un recorrido por la aldea, explicando su funcionamiento. Latil seguía con las manos tras la espalda, escuchando, pero su mente estaba inquieta.
'¿Canciller Rolurd y Gesta van a pelearse?'
El incidente del hurón blanco saliendo del bolso del Canciller había empeorado el ambiente. El Canciller, quizás sintiéndose culpable, no dejaba de lanzar miradas nerviosas a Gesta. Pero este, aunque mantenía su sonrisa habitual, no le dirigió ni una palabra de consuelo. Actuaba como si el Canciller fuera invisible.
Latil observaba este tira y afloje entre padre e hijo con un dolor de cabeza creciente.
'Gesta finge indiferencia, pero por dentro debe estar dolido.'
A Latil le había conmovido (ligeramente) que el Canciller viniera personalmente a la aldea por Gesta, aunque también le irritaba. Pero ahora, con las cosas tan enredadas, se sentía incómodo.
—Los refuerzos de población los ha ido añadiendo Sir Gesta poco a poco. Hay diversidad de edades, así que los roles se distribuyen bien…...
Shilo, notando la tensión, acortó su explicación.
—Ajá.
respondió Latil distraídamente, sin prestar atención.
Nadie notó que Shilo había terminado abruptamente.
—¿Quieren pasar adentro?
preguntó Shilo, resignado.
—Claro.
Pero dentro, el ambiente empeoró.
Sinamen, el brujo que había robado el bolso del Canciller, parecía ser una especie de sublíder. Sus seguidores absorbían su hostilidad. Shilo, aunque menos emocional, tampoco parecía entusiasmado con la visita.
'El incidente del hurón lo arruinó todo.'
Latil decidió ignorarlo y, en una pausa, sacó el tema de su visita:
—Como ya expliqué antes, planeo legitimizar la magia negra.
—Lo recordamos —dijo Shilo.
—Quiero discutirlo formalmente.
—¿Pensaba añadirla como asignatura en la Academia? —preguntó Shilo.
Latil no lo había considerado, pero la idea le pareció buena.
—Sí. Podrían enviar a dos o tres de sus mejores brujos, los más sociables, como profesores especiales.
Algunos magos murmuraron, sorprendidos. Otros, como Sinamen, fruncieron el ceño.
—¿Eso no hará que la magia negra sea vista como una rama inferior de la blanca?
Latil se exasperó:
—Si añades matemáticas a una escuela de medicina, ¿las matemáticas se vuelven subordinadas? ¡Dejen de tergiversar!
—La gente verá la Academia como un lugar para magos blancos.
—Entonces hay que cambiar esa percepción.
—Decirlo es fácil —replicó Sinamen.
—Y usted ni siquiera lo intenta. ¿Qué propone?
—!
Latil miró a los brujos y soltó:
—Quiero que ayuden a cazar monstruos para mejorar su imagen.
—¿Por qué deberíamos ayudarles? —gritó Sinamen.
—Ah, cierto. Para ti, la venganza va antes que el progreso, ¿no?
—¿Y qué hay de malo en eso?
—Nada. Pero gente como tú no pisará la Academia. Arruinaría la imagen de la magia negra.
—¡¿Cómo se atreve?!
Ignorando a Sinamen, Latil se dirigió a Shilo:
—Mi verdadera propuesta es crear una Sociedad de Magia Negra, como la de los magos blancos. Establecerían sus propias normas, castigarían a los infractores y colaborarían con el reino. Mostrarían al mundo que no son una amenaza, sino un poder controlado y respetable. ¿Qué opinan?
Esperaba que Shilo, a diferencia de Sinamen, lo entendiera. Pero, inesperadamente, Shilo también parecía escéptico.
—¿Algún problema?
—Entiendo su intención, Majestad. Pero no sé cuántos lo aceptarán.
—No pueden seguir siendo perseguidos.
—Lo sé. Pero los brujos solo quieren dos cosas: venganza y vivir sin ser cazados.
—…....
—Pedirles que se controlen mutuamente a cambio de paz… No muchos obedecerán.
'Ven esto como una imposición. Esto es grave.'
⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
Tras la reunión, Latil abandonó la aldea de los brujos con el ceño fruncido, anunciando que regresaría otro día.
Canciller Rolurd caminaba detrás de él, midiendo sus pasos con cautela. Gesta, atrapado en ese tenso silencio, avanzaba justo en el punto medio entre ambos.
Hasta que, de pronto, Gesta susurró algo al oído del Canciller. Este asintió con expresión sombría y, antes de que Latil pudiera notarlo, desapareció en un destello de magia.
—¿Dónde está el Canciller?
preguntó Latil, volteando hacia Gesta, quien ahora estaba solo.
—Ya lo he enviado de vuelta…...
respondió Gesta, acercándose rápidamente.
—¿Por qué? También nosotros debemos regresar.
Fue entonces cuando Gesta tomó la mano de Latil, deteniéndola.
Latil miró sus manos entrelazadas.
—¿Qué ocurre?
Gesta titubeó. No por falta de palabras, sino porque dudaba entre expresarse como "Gesta" (su yo sumiso) o como "Lancaster" (su yo verdadero).
—¿Gesta?
Latil inclinó su frente contra la de él, buscando su mirada.
Finalmente, Gesta habló:
—Majestad.
—¿Sí?
—¿Quiere que… castigue a los brujos…?
Latil parpadeó, sorprendido.
—No escuchan sus órdenes.
continuó Gesta, con una voz tan suave como una caricia venenosa.
—Creen que ignora los secretos de la magia negra… y por eso lo desprecian. ¿Quiere que hable con ellos…? Que obedezcan… como debe ser…
Sus ojos, serenos y leales, ocultaban una sonrisa interna.
El hurón blanco era un mago blanco aliado de Tasir, hoy había saboteado la reunión usando al ingenuo Canciller. Ni siquiera Tasir podrá limpiar este desastre, pensó Gesta. Y Latil, aunque confíe en él, estará decepcionada.
Esta era su oportunidad.
—Solo dígame la palabra, Majestad.
murmuró, apretando su mano.
—Yo puedo encargarme de todo.
Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejar una votación o un comentario 😁😄
0 Comentarios