HDH 838




Hombres del Harén 838

La propuesta de Kallain




Fue cuando Latil estaba caminando hacia el harén para buscar a Klein que escuchó el sonido del agua chapoteando en el lago.

Al girar la cabeza, Latil descubrió a Auel Kiklen sentado en una gran roca, mirándolo fijamente.

Aunque sus ojos se encontraron, Auel no apartó la mirada. Latil sintió ganas de reírse y dejarlo allí.


—Ven aquí.


Pero en lugar de eso, Latil se acercó y extendió su brazo.

Sin embargo, Auel Kiklen solo lo miró desde lo alto, como si estuviera observando a una pequeña oveja, sin darle su mano.


—Rápido.


Cuando Latil lo instó de nuevo, Auel finalmente le tendió su mano.

Latil lo jaló. Su gran cuerpo fue fácilmente arrastrado.

Al salir del lago, sus pies chapotearon en el agua, haciendo un sonido salpicante. Aunque debía sentirse incómodo, Auel Kiklen se quedó mirando directamente a Latil y preguntó:


—¿Por qué me llamaste?


Latil suspiró. Con todo lo que había pasado, ¿por qué él actuaba como si fuera el ofendido?

Pero al verlo siendo rechazado solo por ser el creador de la magia negra, Latil recordó sus propias experiencias y sintió un poco de dolor en su corazón.


—Ven aquí.


En lugar de decir más, Latil lo abrazó y le dio unas palmaditas en la espalda. Auel Kiklen se quedó quieto.


—¿Crees que eso hará que mi enojo desaparezca?


Incluso actuó como si fuera el ofendido, pero Latil lo ignoró.

Después de unas cuantas palmaditas más en la espalda, Auel extendió sus brazos y abrazó a Latil. Su nariz tocó la cabeza de Latil, y este pudo sentir cómo inhalaba profundamente.


—Si estuviera enojado, no habría desaparecido. Pero en realidad, no estoy enojado ahora, Latrasil.

—¿Qué estás diciendo?

—Hueles bien.


Lo abrazó con fuerza, como si quisiera meter a Latil en su pecho.

Latil parpadeó, con las mejillas apretadas, y preguntó:


—Auel.

—Te amo.

—¿Puedo confiar en ti?

—Te amo mucho.


Como un cachorro hambriento de afecto, siguió susurrando palabras de amor en el cabello de Latil.

Latil sintió un poco de lástima. Tal vez había sido acosado más de lo que los magos negros eran rechazados por ser el creador de la magia negra. ¿Era por eso que actuaba así?


—Quería hacerte feliz. No tenía intención de engañarte. Pensé que te gustaría verme, Latrasil.


Auel Kiklen siguió susurrando en la cabeza de Latil.

'Ese no es mi oído'

Latil le dio unas palmaditas en la espalda, pero él siguió intentando enterrar su rostro en el cabello de Latil. Realmente parecía un perro.


—¿Por qué debería gustarme verte? Eres un extraño. ¿Crees que me gustaría alguien que no conozco de la nada?

—Pero soy muy guapo.

—¡!

—¿No es así? Latrasil, ¿no crees que mi apariencia es adorable? ¿Has visto a un hombre tan guapo como yo?


Latil guardó silencio por un momento y luego dijo:


—Ya lo sé, así que aléjate de mi cabeza.


Los sirvientes del palacio pasaron rápidamente, mirando de reojo a la Emperador abrazada a un nuevo hombre guapo.

'La Emperador no está decidida a tener 8 consortes'

pensaron los sirvientes, creyendo que Latil estaba buscando un nuevo hombre porque Tasir se había ido.

Sin saber esto, Latil subió una pequeña colina que conducía al lago, dejando atrás a Auel Kiklen, quien seguía sonriendo alegremente.

Auel siguió a Latil fuera del lago. Latil siguió caminando, preguntándose hasta dónde lo seguiría, pero Auel no se detuvo.


—¿Realmente puedo confiar en ti?


Después de caminar hasta cerca del límite del harén, Latil no pudo evitar preguntar una vez más.


—La eternidad de la que hablan los demás es solo una palabra. Pero la eternidad de la que yo hablo es real. Confía en mí, Latrasil. Soy solo tuyo.

















⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
















Tasir supuso que Hierlan probablemente se había dirigido a alguna sucursal de la caravana de Angers.

Hierlan no había huido muy lejos para evitarlo, por lo que no debía de estar tan escondido como para ser imposible de encontrar.


—Localiza a Hierlan y avísame de inmediato.


Tasir entró en la sede central de la caravana de Angers, dio órdenes y luego reunió a sus hombres de confianza para darles más instrucciones.

Tras hacer los preparativos para recopilar información, se dirigió a la sucursal más cercana de la ciudad.

Gracias a que cabalgó sin descanso, llegó antes del anochecer. Descendió de su caballo y entregó las riendas a un sirviente.

Observó al sirviente mientras guiaba al caballo hacia el establo, luego se giró y, en el momento en que dio un paso adelante, una mano emergió del suelo y le agarró el tobillo.


—!


Antes de que pudiera liberarse, la mano lo arrastró hacia abajo y, de inmediato, se vio en un pasillo sin fin.

Tasir sacó su espada de la cintura e intentó clavarla en el suelo del pasillo. Tras varios intentos, finalmente logró detenerse con dificultad.

‘¿Madriguera del Zorro?’

Miró a su alrededor. Infinitos pasillos se extendían en todas direcciones, tantos que parecían miles.

‘Ese temperamento suyo…’

Chasqueó la lengua. No solo Gesta lo había expulsado, sino que, además, lo había arrojado dentro de la Madriguera del Zorro.

Gracias a haber usado la madriguera en varias ocasiones, Tasir sabía que esta transportaba a la gente a su destino en un abrir y cerrar de ojos.

Sin embargo, esta vez era diferente. Pasaba el tiempo y, aunque intentaba afianzarse clavando su daga en las paredes del pasillo, el movimiento no cesaba.

Gesta no se conformó con lanzarlo lejos, sino que decidió atraparlo dentro de la madriguera.

‘Realmente tiene un carácter terrible’

Pero no era momento de pensar en Gesta. Debía encontrar la forma de salir de ese pasillo interminable al que solo ella tenía acceso.

Sacó otra daga y la clavó en la pared del túnel vecino, comenzando a moverse lentamente de un lado a otro.

Llevaba un rato desplazándose cuando escuchó un sonido, como si un ratón empujara un saco de harina.

‘¿Qué es ese ruido?’

El sonido se acercaba cada vez más, hasta que se transformó en algo parecido al rasguño de una suela de zapato cavando en la tierra.

De repente, de la tierra cercana a su rostro emergió una comadreja blanca cubierta de polvo.


—!


La comadreja sacudió la cabeza para quitarse la tierra y, al ver a Tasir, resopló con burla y dijo:


[Así que al final te metieron aquí]


El mago blanco, que había ido al harén en busca de venganza contra Kallain y Gesta, había estado merodeando por la zona tras ver a Auel Kiklen en el lago.

Luego, al notar los intentos de Gesta por deshacerse de Tasir, pensó que el enemigo de su enemigo podría ser su aliado, decidió seguir a Tasir.

Tasir, por su parte, reconoció inmediatamente quién era la comadreja.


—¿Mago blanco?


No había duda de que se trataba del mago blanco que Kallain había dejado escapar dos veces, experto en huir.


[Oh, ¿me reconoces?]


La comadreja soltó una risa arrogante.


—He oído hablar de usted.

[¿De quién?]

—De aquí y de allá. En cualquier caso, esto es perfecto. Justo estaba buscándolo.


Al escuchar esas palabras, la comadreja movió sus bigotes.


[¿Me buscabas?]


El mago blanco había asumido que, cuando apareciera y hablara, Tasir se sorprendería. Incluso esperaba esa reacción.

Pero no solo se mostró indiferente, sino que además afirmó estar buscándolo, lo que le causó tanto molestia como curiosidad.


[¿Por qué me buscabas?]

—Porque nuestro gran mago blanco es la única persona a la que Gesta no quiere enfrentarse. Supongo que es porque la magia blanca es más poderosa que la magia negra.

[Qué halagador eres]

—Sus bigotes son espléndidos y abundantes. Además, su pelaje brilla y su nariz húmeda indica que goza de buena salud.

[Este mocoso… ¿Crees que solo porque luzco así soy realmente una comadreja?]

—Nuestro ilustre mago blanco, sin duda, puede romper cualquier maldición que le haya lanzado un simple mago negro, ¿verdad?

[Por supuesto.]


La comadreja agitó sus bigotes con orgullo mientras sus ojos oscuros brillaban.


[¿Por qué? ¿Alguien ha sido maldecido?]


En realidad, el mago blanco ya sabía por qué Tasir había salido del palacio.

Sin embargo, no había visto de cerca qué le había sucedido exactamente al subordinado de Tasir.


—Un vampiro.


Tasir señaló con la mirada la madriguera por la que la comadreja había emergido.


—Por cierto, ¿podría hacerla un poco más grande?
















⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
















—¡Abandonar su puesto justo después de convertirse en candidato a Esposo Oficial!

—No es solo por uno o dos días, sino que se ausenta sin un plazo definido. Es algo inaceptable.

—Si una persona que posterga asuntos importantes por un simple sirviente se convierte en Esposo Oficial, ¿qué pasará, Majestad? Antepondrá sus asuntos personales a los asuntos del Estado.


Cuando se supo que Tasir se había ausentado debido a un sirviente enfermo, la facción del Canciller Rolurd aprovechó la oportunidad para atacarlo.

En cada reunión, alzaban la voz para criticar la falta de responsabilidad de Tasir y presionaban a Latil.


—Debe cambiarse al candidato a Esposo Oficial.

—El candidato debe ser alguien con más sentido de responsabilidad.


La facción de Duque Atraxil, por su parte, permaneció deliberadamente en silencio y adoptó una actitud relajada. Luego, cuando la facción de Canciller Rolurd insistió en cambiar al candidato, lanzaron comentarios sarcásticos.


—¿Es realmente necesario?

—La voluntad de Su Majestad es lo más importante.


No lo decían para defender a Tasir. Simplemente, les convenía más que hubiera dos candidatos en lugar de tres.

Latil ignoraba los comentarios de los ministros en la medida de lo posible, pero a medida que pasaba el tiempo, se sentía cada vez más agotada.

‘Si al menos supiera exactamente por qué Tasir salió personalmente, podría defenderlo mejor’
















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La princesa imperial ya podía caminar tambaleándose. Aunque apenas daba unos pasos antes de caer, seguía siendo un gran avance en su crecimiento.

Cada vez que Ranamoon veía a la niña, que se parecía a él, moverse de un lado a otro con sus cortas piernas, sentía al mismo tiempo amor y dolor.

La niña era adorable, pero le resultaba difícil aceptar que no recibiría un gran amor por parte de la Emperador.

En comparación con antes, la Emperador al menos le prestaba más atención a la princesa. Sin embargo, no era ni remotamente similar al afecto que él mismo había recibido de sus padres en su infancia.


—Por ahora está bien, pero cuando nazca el segundo bebé, será un problema.


Incluso Cardan, que también lo notaba, suspiró mientras murmuraba un día.


—Ojalá Su Majestad le diera al segundo bebé al menos el mismo nivel de cariño. Así no habría comparaciones.

—Lo hará. Después de todo, está demasiado ocupada.


Ranamoon intentaba convencerse de que la Emperador no es que no amara a su hija, sino que simplemente estaba demasiado ocupada.

La princesa, ajena a todo, solo se reía con alegría.

Kallain, apoyado en la puerta, observaba la tranquila escena y, cuando la conversación entre los dos terminó, llamó a la puerta con los nudillos.

Ranamoon, que estaba ayudando a la princesa a levantarse tras otra caída, giró la cabeza.


—¿Qué ocurre?


En realidad, ya sabía que Kallain estaba allí. Simplemente había fingido ignorarlo.


—Necesito hablar contigo un momento.


Ranamoon le entregó la princesa a Cardan y se dirigió a la habitación contigua con Kallain.

Una vez dentro, Kallain cerró la puerta antes de hablar.


—¿Has estado enfermo últimamente?

—¿Qué?


Ranamoon pensó que ese vampiro debía de haberse vuelto loco. ¿Por qué le preguntaba eso de repente?


—¿Por qué preguntas eso de la nada?

—Tasir ha desaparecido.

—Lo sé. Se fue a curar a su sirviente.

—Ahora parece que te toca a ti.


Ranamoon se puso en alerta y se enderezó. Pero había venido a ver a la niña y no tenía armas consigo en ese momento.

Kallain levantó las manos.


—No es que vaya a atacarte, Adversario.

—Entonces, ¿qué quieres decir?

—Pero quien se deshizo de Tasir probablemente intentará atacarte a ti.

—…¿De qué estás hablando?


Kallain soltó una risa sarcástica y se acercó, escaneando a Ranamoon de arriba abajo con la mirada. Su escrutinio era tan detallado que hizo que Ranamoon se sintiera incómodo.


—Algo…

—Hagamos un trato.

—?

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1 Comentarios

  1. ojalala y se pudiese solo salvar la personalidad de Gesta, y que los otros 2 desaparecieran jejeje. Que buena suerte tiene mi favorito, encontrarse es esa situación a la comadreja, las estrellas están a su favor.
    Gracias por el capítulo Asure.

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