Mi deseo son dos camas separadas 90
Dos trampas (5)
Traducción Coreano-Español: Asure
La sala de descanso era lujosa y espaciosa. La mujer que había logrado colarse sin ser vista buscó algo frenéticamente, sin tiempo para aliviar su tensión.
Sus ojos se movían rápidamente, casi haciendo ruido. Y entonces...
—¡Lo encontré...!
susurró con alivio y alegría, pero inmediatamente se tapó la boca, como si se hubiera asustado de su propia voz. Luego, caminó de puntillas hacia donde había visto el objeto.
Se detuvo frente a una mesa, destinada a colocar objetos personales.
Y sobre ella, había una caja de terciopelo, abandonada por su dueña.
La mujer, que había estado ansiosa durante toda la fiesta, sonrió ampliamente.
Esta sala de banquetes, a la que solo podían entrar miembros de la realeza y nobles de alto rango, no era frecuentada ni siquiera por los sirvientes. Por eso, aunque la seguridad fuera estricta en el exterior, paradójicamente, el interior carecía de vigilancia.
En ese momento, los sirvientes esperaban afuera. Las damas nobles estaban todas dormidas. Parecía que la reina y su dama de compañía, confiadas, habían dejado el collar aquí por un momento.
'¡Perfecto! Me costó mucho sobornar a las damas de compañía de la reina'
Ya había intentado robar el collar varias veces a través de sus subordinados. Pero las damas de compañía no eran fáciles de convencer, y la reina nunca se separaba del collar.
Había estado esperando una oportunidad, pero no parecía haber ninguna. La presión de tener que cumplir con su misión la estaba consumiendo.
'La reina confía en mí lo suficiente como para invitarme aquí, así que incluso si se da cuenta del robo más tarde, será difícil identificar al culpable'
Había siete damas nobles invitadas, todas cercanas a la reina. Además, en lugar de sobornar a las damas de compañía, era mucho mejor actuar cuando surgiera la oportunidad.
'Tendré que preparar a una dama de compañía para que cargue con la culpa cuando salga'
La mujer sonrió maliciosamente mientras agarraba la tapa de la caja.
Click.
Con un ligero esfuerzo, la caja, que no estaba bien cerrada, se abrió. Como si lo hubiera estado esperando, el collar de piedra mágica brillaba suavemente sobre el cojín.
La mujer perdió la noción del tiempo por un momento, fascinada por el brillo deslumbrante, pero rápidamente extendió la mano.
Clink.
Con prisas, sacó el collar y lo escondió en su vestido. Al mismo tiempo, sacó algo de su bolsillo y lo colocó dentro de la caja.
—Listo......
susurró la mujer, mirando la caja con satisfacción.
Sorprendentemente, dentro de la caja todavía había un collar de piedra azul brillante. Al cerrar la tapa, parecía que nada había pasado.
Sus labios se curvaron en una sonrisa de triunfo. La mujer tocó el lugar donde había escondido el collar y se dio la vuelta para irse.
—¿Señora?
—¡Ah!
De repente, una voz la hizo caer al suelo.
'¡Pero si no había nadie aquí!'
Sin embargo, frente a ella estaba la última persona que quería ver.
—¿Qué está haciendo aquí?
preguntó Julia con una sonrisa. Aunque era amable como siempre, sus palabras hicieron que el corazón de la mujer se encogiera.
—¡P-perdóneme, Su Majestad! Es solo que el collar de piedra mágica es tan hermoso... Vi a la dama de compañía dejarlo aquí antes y... quería verlo de nuevo. Fue una imprudencia de mi parte entrar así.
La mujer usó su ingenio para inventar una excusa creíble. Era una habilidad que había perfeccionado, incluso cuando su familia estaba en apuros económicos.
Los ojos morados de Julia parpadearon, luego asintió.
—Ah, ya veo.
El sonido de los zapatos sobre el mármol se acercó. La mujer se sintió aliviada por la voz suave y constante de Julia.
—Por un momento, pensé que había tomado el collar de la caja.
Golp.
La mujer casi se agarra el pecho, pero logró mantener la compostura. Sus manos y pies se enfriaron instantáneamente.
—¡Oh, Su Majestad! ¿Cómo podría...? ¡Jamás haría algo así!
Julia se detuvo frente a la caja. Sus largos y blancos dedos abrieron la tapa y tomaron el collar azul.
—Es cierto. Debo haber estado equivocada. Escuché rumores de que hay fuerzas que codician esto.
—No, no, fue solo un impulso de verlo de nuevo. Lamento haberle causado preocupación.
—No, fui yo quien se equivocó al sospechar. Lo siento.
Julia se disculpó suavemente mientras volvía a colocar el collar en la caja. La mujer sonrió, sintiendo que la tensión se disipaba.
—No se preocupe, era comprensible que lo pensara.
Qué alivio. Después de todo, ella es joven e ingenua. Honestamente, es demasiado crédula para ser una reina...
—Entonces, ¿puede mostrarme lo que tiene en su vestido?
—¿Qué?
El sudor frío corrió por su espalda. La mujer retrocedió un paso, titubeando.
Entonces, la joven, ingenua y crédula reina se acercó a ella.
—Si no es el collar, tengo curiosidad por saber qué tiene en su vestido. ¿Puede mostrármelo, Marquesa Flora?
Julia extendió la mano con una sonrisa amable. Marquesa Flora apretó su pecho con una mano pálida.
'Mantén la calma. Calma...'
La reina, a quien había llegado a conocer bien, era compasiva y no demasiado exigente. No era del tipo que desconfiaba o sospechaba de los demás.
—En realidad... mi esposo me consiguió un collar similar porque me encantó el suyo, Su Majestad.
¡Solo tenía que superar este momento!
—Quería compararlos para ver cuán parecidos eran, pero temí que pudiera ofenderse si eran demasiado similares. ¡Por eso entré aquí a escondidas para verlo...!
Marquesa Flora inventó una excusa sobre la marcha, pero sonaba bastante convincente.
Julia escuchó en silencio, como si estuviera intrigada. Cuando terminó, sonrió como si le dijera que no se preocupara.
—Ya veo. Entonces, ¿tiene un collar de piedra mágica azul idéntico al de la caja en su vestido?
—Sí, Su Majestad. El diseño y el color son tan similares que podría confundirlos...
—No, no creo que lo haga.
Julia interrumpió suavemente.
—Porque mi collar es morado.
—¿Qué?
Marquesa Flora parpadeó, confundida. Pero Julia, con un gesto elegante, le indicó que lo mostrara.
Aunque desconcertada, Marquesa Flora sacó el collar de su vestido, ya que la reina misma estaba ayudándola a limpiar su nombre.
'¿Es tonta? A mí me conviene, pero ¿cuánto ha bebido para confundir los colores...?'
Pero, para su sorpresa, lo que sostuvo en su mano era un collar morado.
Marquesa Flora estaba tan sorprendida que dejó caer el collar.
Clink.
—Esperaba que no hubiera traidoras entre las damas.
murmuró Julia mientras recogía el collar que había caído.
—¡N-no! ¡Yo no soy una traidora!
Marquesa Flora negó con vehemencia, aún sin comprender la situación. Su mente estaba en completo caos.
¿Qué está pasando? ¡Estoy segura de que robé el collar de piedra mágica! ¿Por qué cambió de color?
—Negarlo no servirá de nada.
Julia tomó el collar de la caja. Entonces, como si fuera magia, las piedras azules se volvieron negras.
—¡Ah...!
Marquesa Flora no podía creer lo que veía. Julia, con calma, le soltó la verdad.
—El collar de piedra mágica nunca existió. Siempre fue morado. Solo quería que los Lobos Negros de Aetan cayeran en la trampa, preocupados por la alianza entre Semele y la Torre de Magia.
El secreto salió a la luz. La marquesa de Flora estaba horrorizada.
'¡Era una trampa!'
¿Lo sabía todo? ¿Que ellos estaban tras Semele, y que yo era su cómplice?
Marquesa Flora retrocedió, entrando en pánico.
—Si mi collar es morado, este debe ser negro originalmente. ¿Quién se lo dio?
Julia interrogó directamente. Esas palabras hicieron que los ojos de Marquesa Flora cambiaran, como si hubiera presionado un botón.
Si lo decía, su familia sería destruida.
—Si la pregunta es difícil, puedo cambiarla. ¿Dónde están los Lobos Negros ahora...?
¡Entonces mejor silenciarla!
—¡Ahhh!
Cegada por la codicia y el miedo, la traidora extendió sus uñas y se abalanzó. Pero...
¡Golp!
—¡Ah, ahhh!
Marquesa Flora jadeó, sorprendida. Antes de que pudiera usar magia, la amenaza fue neutralizada. Julia giró la cabeza.
—¿Mion?
—Sí.
Endymion respondió suavemente mientras alejaba a Julia. Con una mano, sujetó firmemente a Marquesa Flora.
—¡Jadeo! ¡Su Majestad, iba a usar magia de restricción! ¿Está bien, Su Majestad la Reina?
Boris entró corriendo por la puerta abierta, con una expresión de pánico.
—Llegaste demasiado tarde para eso.
—¡Es que Su Majestad no me dio la señal!
Boris parecía consternado. Sin importarle, Endymion le quitó la daga escondida en la manga de Marquesa Flora y se la entregó.
—¡Ahhh! ¡Esperen! ¡Esto es un malentendido, escúchenme!
—Vamos, vamos, hagámoslo fácil. Cooperen, por favor.
Boris rápidamente usó magia para restringir sus extremidades y recogió la evidencia antes de salir. Marquesa Flora, forcejeando, fue arrastrada con la boca tapada.
—Atrapamos a la cómplice.
dijo Julia, mirando alrededor de la sala de descanso devastada. Endymion asintió.
—Enviaré a los caballeros al palacio de Marquesa Flora de inmediato. A partir de este momento, todos los relacionados con ellos serán eliminados.
—Sí, eso sería lo mejor.
Julia estuvo de acuerdo, pero pronto su expresión se volvió amarga. Una de las damas más cercanas a ella había resultado ser una traidora.
Pero no pudo evitar sonreír al ver la mirada preocupada de Endymion, que la examinaba de arriba abajo.
Había intervenido antes de que ella pudiera actuar, y ahora parecía más preocupado por ella que por la cómplice que habían capturado.
—Realmente me sobreproteges. Ni siquiera necesitábamos que Boris viniera.
Julia lo reprendió juguetonamente. Endymion hizo como si no la escuchara y, con calma, rodeó su cintura con el brazo.
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¡Crash!
—¿Q-Qué están haciendo? ¡Soy inocente!
Marqués Flora fue sacado discretamente del salón de baile.
Mientras Julia separaba a las nobles sospechosas, Endymion llevó a cabo una operación simultánea para identificar a los nobles varones sospechosos.
El Marqués, que estaba jugando a las cartas con otros invitados en otro rincón del salón, no entendió lo que estaba ocurriendo al principio. Pero entonces, lo comprendió.
'D-Debo deshacerme de las pruebas en la mansión, rápido…!'
Había pruebas de que su esposa se había aliado en secreto con aquellos misteriosos inversores.
Por orgullo, jamás pudo admitir la crisis financiera en la que estaba sumida su familia. Se esforzó en mantener a flote su negocio, hasta que aceptó la ayuda de aquellos desconocidos… y terminó sobre un colchón de oro.
Las condiciones que le impusieron a cambio parecían extrañas, pero los beneficios eran demasiado lucrativos.
No eran de Semele, ni siquiera revelaron su verdadera identidad. Su esposa los había conocido en una subasta en el extranjero. Sin embargo, sus habilidades empresariales eran sobresalientes, y su apoyo lo había convertido en un hombre inmensamente rico.
Al principio, Marqués Flora sintió inquietud por sus socios anónimos, pero con el tiempo, se volvió insensible al dulce sabor del dinero. Y así, poco a poco, comenzó a ceder a todas sus demandas.
Información sobre ciertos territorios, incluidas tierras cercanas a la capital, redes de distribución de bienes específicos, datos detallados sobre nobles que ocupaban cargos clave… e incluso secretos de la familia real.
Recientemente, incluso había logrado adquirir bulbos de Sheril, un producto carísimo, y cada día se sentía en la cima del mundo. Pero ahora, de repente, todo se había derrumbado.
—Admita los cargos y coopere. De ese modo, al menos tendrá derecho a un juicio, aunque se trate de traición.
El subcapitán de los caballeros, que lo escoltaba hacia la mazmorra subterránea, le habló con frialdad. El Marqués, con los nervios destrozados, casi se desmaya al oírlo.
—¿T-T-Traición? ¡Eso es absurdo!
Por la gravedad de la situación, parecía que ya no había escapatoria.
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