Mi deseo son dos camas separadas 87
Dos trampas (2)
Traducción Coreano-Español: Asure
El hombre estaba a punto de marcharse como una sombra, pero se detuvo. Endymion preguntó con una mirada gélida:
—Los beneficios de Sheril. Se dice que, gracias a la inversión temprana de Duque Joel, obtuviste una suma que supera el presupuesto nacional anual de Ametrine. ¿En qué usaste ese dinero?
Era una pregunta inesperada. El hombre se quedó desconcertado por un momento, pero rápidamente revisó su memoria y recordó la información.
—La mayor parte se usó para comprar más flores de Sheril. Se invirtió en recolectar bulbos y semillas, así como en cultivar más ejemplares de Sheril.
El mercado de Sheril estaba experimentando un auge sin precedentes. Todos querían ganar más dinero, así que aquella era una reacción natural en el sector de inversiones. Por eso, el hombre no le dio importancia y solo lo registró brevemente en un informe.
—¿Quién ejecutó ese presupuesto?
—Por supuesto, la ejecución del presupuesto estuvo a cargo del ministro del Interior de Ametrine...
El hombre respondió de manera automática, pero se detuvo a mitad de la frase. Por un instante, su rostro, habitualmente sereno, mostró desconcierto.
Ahora que lo pensaba, nadie había emitido ninguna opinión ni objeción sobre el uso del presupuesto. ¡Y eso que era el presupuesto nacional de un país, por pequeño que fuera!
Normalmente, cuando alguien proponía una política, era costumbre revisarla y dar opiniones al respecto, ya fuera en apoyo o en contra.
El propósito de este proceso era asegurarse de que el mayor número posible de personas verificara su idoneidad en distintas etapas.
Ametrine era un reino tan pequeño que su Ministerio de Finanzas estaba integrado dentro del Ministerio del Interior. En otras palabras, la gestión real del presupuesto nacional recaía en el Ministerio del Interior.
Y su suegro era un hombre ingenuo y poco astuto en asuntos financieros. Si sus dos ministros de confianza habían mostrado una postura unánime sin conflicto alguno, era muy probable que él simplemente hubiera seguido sus recomendaciones sin cuestionarlas.
Endymion torció ligeramente los labios.
—Así que permitieron que el Duque usara esa enorme cantidad de dinero a su antojo... Killian Oberon.
Ahí estaba la conexión. Entre dos personas que, aparentemente, no tenían relación alguna.
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—¿Padre?
[¡Ay, mi querida reina!]
Desde la esfera de cristal se escuchó una voz cálida y familiar. Julia dejó el comunicador de voz sobre el tocador y sonrió.
—Hace mucho que no hablamos. ¿Cómo ha estado?
[Mi preciosa hija. Yo estoy bien, pero escuchar tu voz después de tanto tiempo me alegra mucho. Justo el otro día apareciste en mi sueño y me moría de ganas de verte. Pero, ¿a qué se debe esta llamada tan repentina? ¿Ha pasado algo?]
En el palacio de Semele, los comunicadores de voz no eran artefactos mágicos difíciles de conseguir. Sin embargo, debido a la gran distancia entre ambos reinos, se necesitaba recargarles poder mágico adicional.
Por lo complicado de la preparación, Julia solo los usaba en ocasiones especiales.
'Ser maga hace que esto sea realmente conveniente'
Ahora ya no necesitaba solicitar una recarga al Torreón de Magia. Bastaba con un simple toque de sus dedos para llenarlo con energía suficiente para un año entero.
—No, no ha pasado nada. Solo quería escuchar su voz, padre.
Julia respondió con ternura y un toque de dulzura. Desde la esfera, se escuchó el sollozo emocionado de su padre.
—Mi dulce y angelical hija… Sniff… ¡Me jubilaré pronto e iré a Semele! ¡No puedo seguir viviendo sin verte!
Su ingenuo padre, de corazón sentimental, se mostró conmovido. Julia, acostumbrada a sus exageraciones, rió con alegría antes de recordar el verdadero motivo de su llamada.
—Padre, tengo una pregunta.
—Sniff… Sí, dime, ¿qué quieres saber?
Se escuchó un fuerte sonido de su padre sonándose la nariz antes de preguntar. Julia eligió bien sus palabras y preguntó con cautela.
—¿Hace doce años… recibí otra propuesta de matrimonio desde Semele?
—¿Eh? ¿Una propuesta de matrimonio?
Su padre repitió la pregunta, sorprendido. Julia, un poco incómoda, se apresuró a añadir:
—Escuché algo extraño recientemente… Dicen que antes de Su Alteza, Duque Kaymond me había propuesto matrimonio.
—¡Oh, vaya! Eso fue hace 12 años… No puedo creer que haya pasado tanto tiempo desde que te casaste… Veamos…
Con un tono nostálgico, su padre intentó recordar. Julia estaba muy ansiosa por saber la verdad, pero se contuvo y esperó con paciencia.
—¡Ah, sí! Ahora que lo mencionas, recuerdo haber oído algo. Su Alteza te pidió en matrimonio y tú aceptaste de inmediato, ¿verdad?
Su padre, ahora más seguro, continuó hablando con calma.
—Creo que escuché sobre la propuesta de Duque Kaymond después de que tu compromiso ya estaba decidido y habías partido hacia Semele. Al parecer, un primo quinto del rey de Semele había enviado una propuesta de matrimonio unos días antes.
—¿Qué? ¿De verdad?
Duque Kaymond era primo sexto de Endimión. Por lo tanto, si la propuesta venía de un primo quinto del rey de Semele, debía de haber sido él.
Los ojos de Julia se abrieron de par en par por la sorpresa.
—Dios mío… ¿Cómo es que no sabía algo tan importante? Espere… ¿Dice que usted también lo supo después de que me fui?
12 años atrás, cuando ella y Endymion tenían 7 años, Duque Kaymond tenía 10, siendo de su misma edad.
Julia había aceptado la propuesta de matrimonio de Endymion no solo porque era el príncipe heredero de la poderosa Semele, sino también porque era de su edad.
Un rango lo suficientemente alto como para beneficiar a su país natal, Ametrine, con una edad adecuada.
Si hubiera recibido la propuesta de Duque Kaymond antes, ¿qué habría pasado? También era de su misma edad, formaba parte de la familia real de Semele y pertenecía a una prestigiosa casa ducal. No había nada en contra de él.
Probablemente, Julia habría aceptado su propuesta sin dudarlo. Antes de que la carta de Endymion siquiera llegara.
En otras palabras, su destino había cambiado por unos pocos días de diferencia.
'¿Qué demonios pasó aquí?'
Enterarse de esto después de doce años le provocó una extraña sensación.
[Ahhh… Bueno, en ese entonces, Ametrine estaba en completo caos. Tuvimos una extraña sobreabundancia de cosechas, recibíamos decenas de propuestas de matrimonio al día… Los emisarios hacían escándalos rogando por audiencias. En medio de todo eso, el departamento encargado de tu matrimonio cometió un error y extravió la propuesta de Kaymond]
—…¿Qué?
Julia preguntó en estado de shock.
¿Se había extraviado una propuesta oficial dirigida a una princesa? ¿Y proveniente de la realeza de Semele?
[Yo tampoco me enteré en su momento. Fue un año después cuando descubrí por casualidad que la habían perdido]
Su padre, sintiéndose culpable, intentó explicarse.
[Por suerte, la diferencia de tiempo fue mínima, Su Alteza tenía prioridad en la jerarquía. Así que no hubo problemas. Cuando nos disculpamos con Duque Kaymond por no haberle enviado una respuesta formal, él dijo que no tenía resentimientos al respecto]
Julia dejó escapar un pequeño suspiro, su padre le preguntó con cautela:
[Pero, ¿cómo te enteraste de esto? Se tomaron las medidas necesarias contra los responsables en su momento. Si algo ha pasado recientemente…]
—No, no es nada. Escuché un rumor y solo quería saber si era cierto.
Julia tranquilizó rápidamente a su padre, cuya voz sonaba preocupada. Finalmente, su padre recuperó su buen humor y continuó charlando.
Como una buena hija, Julia se despidió afectuosamente antes de finalizar la llamada.
Pop.
'Bueno… al menos no hubo ningún problema después de eso'
Pero descubrirlo después de 12 años era desconcertante.
Además, Duque Kaymond nunca había mencionado nada al respecto en todo este tiempo, así que ni siquiera lo había imaginado.
—¿Mion lo sabía?
Julia murmuró para sí misma mientras se levantaba de su asiento.
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—Lo había escuchado de pasada. Pensé que lo habías rechazado.
Dentro del carruaje rumbo a la mansión de Marqués Flora, Endymion habló con un tono de sorpresa. Julia negó con la cabeza.
—Para nada. Me enteré hoy mismo hablando con Iris.
—Hmm. Es un caso grave de negligencia en el trabajo… pero gracias a eso, fui yo el elegido.
Endymion sonrió como si hubiera sido bendecido por la diosa de la fortuna.
A pesar de que en aquel entonces la que tenía prisa era ella, él hablaba de haber sido 'elegido'. Julia apoyó el mentón en la mano y se rió en voz alta.
—¿Cómo te sentiste en ese momento, Alteza? ¿Te preocupaba que eligiera a Duque Kaymond?
—Hmm.
—Ah, ya veo. Como fue una orden del antiguo rey, no pensaste nada en absoluto, ¿verdad?
Julia preguntó con picardía, intentando poner en aprietos a Endymion.
Sin embargo, notó que él fruncía levemente el ceño.
—No lo recuerdo bien.
—¿Eh?
—No sé por qué, pero no recuerdo cómo me sentí en ese momento.
Murmuró con una expresión seria, como si hubiera olvidado un secreto de estado.
Julia no pudo contener la risa.
—Bueno, es normal no recordarlo. Teníamos solo siete años. Además, me contaron que cuando eras pequeño estuviste gravemente enfermo.
Comentó con naturalidad.
Alguna vez había escuchado de Milady que cuando Endymion era muy pequeño, una grave epidemia de gripe había afectado el palacio.
Él la contrajo y estuvo enfermo durante mucho tiempo. Aunque, por supuesto, después se recuperó y su salud fue impecable.
—Ahora que lo pienso, tuviste mucha suerte. La diferencia en las propuestas fue de solo tres días. Parece que hasta los dioses te aprecian mucho.
Julia, con toda la naturalidad del mundo, insinuó que su matrimonio con ella había sido un golpe de suerte. Endimión, que tenía buen ojo para captar indirectas, sonrió con diversión.
—Eso es cierto. Si hubieras sido la esposa de Duque Kaymond, la familia real habría protagonizado un escándalo pasional y caótico.
Murmuró con seriedad y, en un abrir y cerrar de ojos, la besó.
No se sumergió demasiado en el beso, pues aún tenían compromisos por delante, pero tampoco olvidó morder suavemente antes de apartarse.
—¿Escándalo? No estarás diciendo que… ¿el rey enamorándose de la esposa de su primo sexto?
Julia, sorprendida, preguntó sin pensar, olvidando por un momento que debía cuidar su labial meticulosamente aplicado.
Si los nobles conservadores y puritanos escucharan semejante broma, sin duda se desmayarían de la impresión.
—Cuando tú lo dices, hasta una broma suena real. No dirás algo así frente a otras personas, ¿verdad?
A veces, era difícil saber hasta dónde llegaban sus bromas.
Julia lo miró con sospecha, mientras Endymion, con total tranquilidad, se lamía los labios con aire despreocupado.
—Este labial es un poco amargo. El anterior sabía dulce.
—No me lo pongo para que lo pruebes.
Julia lo fulminó con la mirada, frustrada al notar que su labial se había corrido.
Endimión, sosteniendo el pintalabios con un rostro descaradamente inocente, sostuvo suavemente su barbilla y se ofreció a aplicárselo de nuevo.
Pero, como era de esperarse, en cuanto sus miradas se encontraron, murmuró con voz traviesa:
—Pensándolo bien, creo que el sabor amargo me gusta más.
Julia se apresuró a empujar su pecho y negar con la cabeza.
—No, espera. Si lo haces ahora, se notará que lo retoqué apresuradamente…
—Podemos quitarlo por completo.
Con esa última frase seductora, el interior del carruaje se llenó solo con el sonido de sus respiraciones.
Poco después, el carruaje comenzó a reducir la velocidad al llegar a su destino.
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—¡Bienvenida, Su Majestad!
—Es un honor verla, Su Majestad.
Las damas que estaban sentadas se pusieron de pie de inmediato. Marquesa Flora, anfitriona de la reunión, sonrió al acercarse para recibir a Julia.
—Ha pasado tiempo. ¿Cómo han estado?
—Muy bien. Su Majestad, en el tiempo que no la hemos visto, usted luce aún más... ¡Oh!
La voz de Marquesa Flora se elevó ligeramente, llamando la atención de todas.
—¡Vaya!
Los ojos de varias damas brillaron al enfocarse en el cuello de Julia. Sin embargo, todavía no era el momento de satisfacer su curiosidad.
Julia avanzó con una sonrisa hasta el asiento principal de la mesa.
—Gracias por su cálida bienvenida. ¿Nos sentamos?
Las mujeres reunidas eran nobles de alto rango con las que Julia mantenía una buena relación. Todas pertenecían a familias poderosas o estaban casadas con hombres influyentes, ocupando la cúspide de la sociedad aristocrática.
‘Y, además, son rápidas para esparcir rumores’
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