HDH 800




Hombres del Harén 800

Preciado traidor




El sonido provenía de la cocina, que estaba conectada por un arco y un corto pasillo.

Lo primero que vio fue a una persona desplomada sobre la mesa. Su aspecto era desaliñado y miserable.

‘¿Es este el guardia de Lean que regresó solo?’

Sonnaught le dio un leve empujón, pero no hubo reacción. Parecía estar inconsciente.

Girando la cabeza ante el sonido de las cortinas ondeando, Sonnaught descubrió la ventana completamente abierta. La tela se inflaba con el viento y se agitaba hacia el interior.

No hacía falta comprobar si el guardia seguía con vida; eso era evidente. En cambio, Sonnaught se dirigió directamente a la ventana.
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Desde más allá del marco se percibía un tenue olor a harina. Alguien había estado dentro, había abierto la ventana apresuradamente y había huido.

‘Entonces, ¿el guardia transmitió un mensaje a alguien, y esa persona escapó por la ventana después de escucharlo?’

Tras llegar a esta conclusión, Sonnaught saltó ágilmente por el alféizar y siguió el rastro del ligero aroma a harina.

El olor era distinguible hasta llegar al jardín, pero allí se desvanecía entre las fragancias de flores y hierba.

‘Esto es un problema’

Sonnaught miró a su alrededor, pero sin más opciones, decidió regresar a la residencia de Lean.

Al volver a la cocina, saltando nuevamente por la ventana, vio que el guardia seguía profundamente inconsciente.

‘Este tipo ya ha contado todo lo que quería decirle a alguien. Pero, ¿qué era exactamente? ¿Cuál era el mensaje tan urgente?’

Frunciendo el ceño, Sonnaught miró fijamente al guardia desmayado.


























⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅




























El leal subordinado de Lean, que logró escapar por poco de la vista de Sonnaught, corrió sin descanso.

Había corrido tanto que le faltaba el aire, y sus pulmones ardían de dolor. Solo quería dejarlo todo, acurrucarse y recuperar el aliento.

Pero siguió moviendo las piernas. Tenía que transmitir esta información lo antes posible.

Tan rápido como fuera posible.


























⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅




























Latil firmaba documentos con impaciencia mientras esperaba el regreso de Sonnaught.

Los papeles en los que no lograba concentrarse simplemente los apartaba a un lado.

Los secretarios dentro de la oficina guardaban silencio debido a la noticia que había traído el guardia. Solo se escuchaba el sonido del papel crujiendo de vez en cuando.


—Majestad.


En ese momento, un guardia entró e informó:


—Caballero Anya ha regresado.


Latil, que estaba esperando a Sonnaught, se quedó momentáneamente desconcertada. Pero enseguida recordó que Lean había seguido a Anya.

‘Quizás Anya sepa algo sobre esto’


—Hazla pasar. Y que los demás se retiren.


Cuando todos abandonaron la habitación, Anya entró como si estuviera tomando el relevo.

A juzgar por su apariencia, aún tenía rastros del viaje, lo que significaba que había venido directamente aquí tras llegar.


—Anya, ¿cómo estuvo todo?


Latil se levantó y la llevó junto a su escritorio.


—Los monstruos han sido eliminados. Pero no pude reunirme con el responsable. La situación era un desastre.

—¿Y Lean?


Latil la miró con ansiedad.

Anya frunció el ceño.


—Justamente quería hablarle sobre Leysian.

—Lo sabía. Me lo imaginaba.


Anya sacó una nota de su pecho y se la entregó.

‘¿Una nota?’

Latil la tomó instintivamente y la desplegó. Inmediatamente, sus cejas se arquearon.


—¿Esto…?

—Es una nota que él recibió de alguien.

—¡¿Qué?!


Latil abrió los ojos de par en par y miró a Anya. No era esta la información que había esperado.

Aunque el tema estaba relacionado con Lean, su pregunta era sobre su paradero. Esperaba que Anya supiera por qué su guardia había regresado solo y en un estado sospechoso.

Pero, ¿una nota que recibió Lean? Y su contenido era impactante.

Latil parpadeó.


—Majestad, ¿es cierto lo que dice la nota?


Anya preguntó con preocupación.

Latil asintió y se dejó caer en su silla.

El mensaje describía un plan para revelar gradualmente su verdadera identidad a la gente, basado en diversas pruebas.

Un plan que Latil no había compartido ni siquiera con Anya. Solo un número muy reducido de personas lo conocía. Un plan que sus enemigos no debían descubrir jamás.


—Maldición.


Latil se llevó una mano a la frente y cerró los ojos.

La mayoría de los que conocían esta estrategia eran personas importantes para ella.


—¿Se menciona quién envió esto?

—No. No hay remitente.

—Claro…


Justo en ese momento, se escuchó un golpe en la puerta y la voz de Sonnaught.


—Majestad.


Latil abrió los ojos. Solo entonces recordó que había estado esperando a Sonnaught antes de la llegada de Anya.


—¿Has averiguado algo?


Antes de responder, Sonnaught echó un vistazo a Anya.

Pero, como Latil no ordenó que ninguno de los dos se retirara, Sonnaught habló de inmediato.


—El guardia de Lean estaba inconsciente, había señales de que alguien había huido. Intenté seguirlo, pero ya se había alejado demasiado. En lugar de buscar en los alrededores, pensé que sería más rápido interrogar al guardia, así que regresé para hacerlo…


Sonnaught dejó la frase en el aire.

Anya la miró, perpleja. ‘¿El guardia de Lean estaba inconsciente?’

Sonnaught también miró de reojo a Anya antes de continuar.


—El guardia dijo que Caballero Anya, por orden de Su Majestad, hirió gravemente a Lean, dejándolo en estado crítico.


La persona que no había dado tal orden murmuró, desconcertada:


—¿Mi orden? Yo nunca di esa orden.


Latil miró a Anya. Anya tenía los ojos aún más abiertos que ella.


—Anya, ¿entiendes lo que está diciendo?


Pero Anya no parecía confundida como Latil. Se quedó sin palabras, con la expresión de alguien que había comprendido algo.

Latil, al notar su mirada perdida, la llamó de nuevo.


—Anya.

—Eso…

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Finalmente, Anya empezó a relatar con detalle lo que había ocurrido en el territorio al que había viajado.

Su ya pálido rostro se volvió aún más blanco mientras murmuraba:


—Vi a Lean caer, pero es alguien que se desmaya con facilidad… Pensé que era solo otra de sus caídas y simplemente me fui. Sus subordinados corrieron hacia él enseguida, así que no vi la necesidad de armar más alboroto.


Anya se calló. Todo lo que decía era cierto, pero sonaba como si estuviera dando excusas por haber cometido un grave error.

Latil escuchó con la boca entreabierta y murmuró, incrédula:


—Las cosas….... se complicaron.


Sonnaught también frunció el ceño.


—Este incidente no es de ayuda cuando Su Majestad está a punto de revelar su verdadera identidad.

Si Lean se había lastimado solo, la gente aún sospecharía de Latil. Pero ahora, sus guardias habían presenciado cómo Anya lo empujaba antes de caer.


—¿Qué hacemos?


Latil murmuró y miró a Anya. Su rostro seguía sin color.


—Anya, esto se ha complicado, pero no es tu culpa. No tienes que preocuparte tanto.


Latil creyó que Anya se estaba culpando a sí misma y trató de consolarla.

Anya miró a Latil con sorpresa y forzó una leve sonrisa, pero enseguida volvió a perder fuerza.

Ella realmente no lo sabía. Cuando envió soldados a verificar, le dijeron que Lean había salido antes.

‘Si Leysian está gravemente herido por mi culpa… ¿cómo está exactamente ahora? ¿Es tan grave?’

Anya se frotó la frente con una mano.

Latil notó que su rostro iba perdiendo aún más vitalidad y habló de nuevo.


—Anya, de verdad, no tienes por qué sentirte así. Yo estoy bien.


Pero por más que lo dijera, la expresión decaída de Anya no cambiaba.


—Majestad, ¿qué hará ahora?


Sonnaught preguntó con cautela, sintiendo que el ambiente se había vuelto sombrío.

Latil suspiró.


—Reconoceré que he sido informada de la lesión de Lean y enviaré a Jaisin a tratarlo. Algunos seguirán sospechando, pero otros se calmarán.


























⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅




























A la mañana siguiente, durante la reunión del Consejo de Estado, Latil informó a los ministros sobre la erradicación de los monstruos y sobre la herida que sufrió Lean en el proceso.

Los ministros, sorprendidos, comenzaron a murmurar entre ellos. Algunos, tan atónitos, dejaron escapar sus pensamientos, los cuales llegaron hasta Latil.


—¿Exactamente cuál es el estado de Sir Leysian, Su Majestad?

—Yo tampoco lo sé. Solo he recibido un informe apresurado. Pero como el Sumo Sacerdote partió de inmediato ayer, debería regresar sano y salvo tras recibir tratamiento.


Después de la reunión, los ministros intercambiaron miradas entre ellos y salieron apresuradamente en grupo.

Latil, apoyada en el amplio estrado, se quedó mirando fijamente la sala de reuniones vacía, sin moverse.


—Todo saldrá bien.


La voz de Sonnaught sonó lejana, como si viniera de un sueño. Latil apenas pudo girar la cabeza.

Sonnaught colocó su mano sobre el hombro de Latil. Su gran mano apretó ligeramente, como si le estuviera transmitiendo un mensaje: 'Estoy de tu lado'

Latil le dio un par de golpecitos en el dorso de la mano antes de sumirse de nuevo en sus pensamientos.

Tras permanecer así un buen rato, suspiró. Entonces, la voz de Sonnaught volvió a sonar a su lado.


—¿Se encuentra bien?


Latil retiró su brazo del estrado y miró el reloj. Habían pasado casi 30 minutos.


—Vaya... Sonnaught, ¿no ha hecho el cambio de guardia por mi culpa?

—No se preocupe. Le dije al guardia de relevo que se retirara. Puede quedarse un poco más si necesita pensar.

—No, es hora de irme.


Latil se dirigió lentamente hacia la puerta lateral.

Sonnaught, que parecía no tener intención de retirarse, la siguió y preguntó:


—Majestad, ¿hay algo más que le preocupe? ¿Se siente incómoda porque no sabemos con quién habló el confidente de Lean?

—Bueno, eso también... Pero en realidad, la respuesta es bastante obvia. Seguramente le informó a alguien de su círculo cercano. Sin embargo, lo que realmente me inquieta no es eso......


Latil se detuvo a mitad de la frase.

Lo que la había estado preocupando todo este tiempo era la persona que había filtrado información sobre su plan a Lean.

Alguien que estaba lo suficientemente cerca de ella como para conocer el plan, pero que al mismo tiempo estaba colaborando con Lean.

Todos los que estaban al tanto del plan eran sospechosos.

‘Si hay alguien a quien podría excluir, sería Klein, ya que fue secuestrado’

Latil miró de reojo a Sonnaught. Entre los sospechosos, él también estaba incluido.


—¿Majestad? ¿A qué se refiere con 'lo que realmente le inquieta'? Me ha dejado intrigado.

—No es nada.


Latil miró el reloj una vez más y salió por la puerta lateral.

Mientras recorría el pasillo, Sonnaught, como si acabara de recordarlo, habló.


—Ahora que lo pienso, mientras Su Majestad estaba distraída, Tasir pasó por aquí.

—¿Para qué?

—Quería convocar una reunión.

—Oh... Más tarde.


Ante la negativa de Latil, los ojos de Sonnaught se abrieron con sorpresa.


—¿En serio?

—Quiero estar sola por un rato.


Murmurando esto, Latil cambió de dirección y se dirigió a su despacho privado.


Sonnaught, me quedaré aquí sola, así que haga el relevo y retírese.

—Yo......


Latil negó con la cabeza y cerró la puerta del despacho.

Su corazón latía con dolor al recordar el impacto de haber descubierto la traición de su madre.

Tomó una revista sobre la clasificación de los Consortes, la cual había arrebatado a Ranamoon para burlarse de él, se dejó caer en el sofá pegado a la pared.
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‘¿Quién será? ¿Quién filtró información sobre mí a Lean? ¿Alguno de los Consortes? ¿El peludo? ¿Baekhwa o mi madre? ¿Anya realmente atacó a Lean por error? Planeaba revelar su identidad antes de su regreso, pero ahora que ha resultado gravemente herido, ¿qué sentido tiene hacerlo? No importa cómo lo justifique, parecerá que lo ataqué para ganar tiempo’

No importaba si era un camarada que había superado peligros junto a ella, alguien tan racional como Baekhwa o su propia madre, que ya la había traicionado antes. Cualquiera de estas posibilidades era dolorosa.

Latil se sujetó la cabeza con ambas manos. No quería enfrentar otra traición.

Después de pasar otros treinta minutos en esta agonía, finalmente tomó una decisión y presionó el timbre de su escritorio.


—Traigan a uno de los Consortes.

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