Además, Grace estaba tan desesperada que incluso consideró explotar el afecto puro que sentÃa por Daisy.
Eres tú quien me convirtió en un monstruo.
SabÃa que era cruel tocar temas dolorosos. Por eso tuvo que recordarse a sà misma, mirándose el vientre hinchado, que ese hombre ya le habÃa hecho cosas peores.
HabÃa algo más que realmente querÃa preguntar.
¿Qué habÃa sido de la muñeca del delfÃn que habÃa abandonado tan descuidadamente? Incluso después de tantos años, a veces se preguntaba por su paradero. ¿Qué era esa muñeca?
Aun asÃ, tenÃa miedo de provocar la ira del hombre como antes.
Por eso, sacó el tema de los chocolates, que era más seguro, pero incluso eso resultó ser un tema delicado para él, que reaccionó bruscamente.
"¿Por qué preguntas eso?"
"De repente me acordé y me preguntaba qué habÃas hecho con él..."
"¿Por qué? ¿Te arrepientes de habérmelo dado?"
"TenÃa curiosidad por saber a qué sabÃa. Nunca llegué a probarlo"
Trayendo a colación recuerdos de la infancia, tanto el hombre como Grace volvieron momentáneamente a su yo infantil.
"Ahorré el dinero de mis recados para comprarlo..... Lo apreciaba tanto que ni siquiera llegué a probarlo antes de regalarlo...."
Mientras ella murmuraba malhumorada bajo las sábanas, el hombre guardó silencio por un momento.
"Unos padres que ni siquiera pueden comprar chocolate barato para su hijo deben de ser unos padres maravillosos"
Por supuesto, su silencio duró poco.
"Como lÃderes, deben de haber acumulado una gran fortuna. Seguir creyendo y siguiendo a una madre y un padrastro asà es admirable..."
Continuó denigrando a sus padres a sus espaldas. Además, sacó a relucir sutilmente la historia del "padrastro" que ella se esforzaba por olvidar, pero Grace apretó los dientes y no cayó en sus provocaciones. En lugar de eso, le dejó pensar en lo que querÃa.
Que se compadeciera de ella.
Mostrarse vulnerable sobre el hecho de que sus padres no se quisieran como pareja tuvo un efecto inesperado.
"Siento lo mismo por no querer criar a un hijo en un ambiente asÃ"
Empezó a compartir sus historias personales, diciendo que sabÃa lo que era crecer bajo esos padres.
Ella fingió derribar sus propios muros e hizo que los de él cayeran. Desde entonces, Grace ha empezado a mostrar sus vulnerabilidades poco a poco. AsÃ, cuando la charla sobre el chocolate derivó en una crÃtica a sus padres, se limitó a fingir que estaba enfadada y se fue a dormir.
Luego, fue al dÃa siguiente.
Antes de irse a trabajar, el hombre le preguntó a ella, que seguÃa dormitando bajo las sábanas.
"¿Te acuerdas de la marca?"
DebÃa de llevar un rato pensando en ello. Le preguntó por la marca del chocolate barato, que podrÃa haber dejado de fabricarse hace tiempo.
"No"
La verdad es que se acordaba. ¿Cómo iba a olvidarlo?
Pero fingió no acordarse, ya que sólo se vendÃa en determinadas regiones.
Desde aquel dÃa, siempre tenÃa a su lado un cuenco de cristal. Los bombones que contenÃa cambiaban cada dÃa. Grace le tendió a Winston un bombón en forma de corazón. Éste la miró con los ojos entrecerrados antes de abrir la boca.
Últimamente aceptaba todo lo que ella le ofrecÃa sin rechistar.
Su corazón era más fácil de conquistar de lo que ella pensaba.
Sin embargo, la batalla de ingenio no fue tan sencilla. Winston consiguió ascender su peón a dama al llegar al final del tablero. Eso hizo que capturar a su reina antes pareciera insignificante.
Sin embargo, el hombre jugó a la defensiva, cuidando su pieza más poderosa. Aunque Grace estaba cambiando agresivamente las tornas de la partida, impulsada por su espÃritu competitivo, él actuaba más como alguien que protege a su reina que a su rey.
¿Por qué proteger a la reina?
El objetivo del ajedrez era capturar al rey del oponente. La reina no era más que un medio para ese fin, no el objetivo en sÃ.
Sin embargo, cuando Grace se centró en otro ataque, el hombre cambió de táctica.
Comenzó a usar su preciada reina agresivamente, casi imprudentemente...
"Jaque mate"
Finalmente capturó su rey. Sin embargo, sus ojos no reflejaban el triunfo de un ganador. En su lugar, miraba con infelicidad a la reina que habÃa recuperado después de que ella se la arrebatara, habiendo arrinconado a su rey.
¿A qué se debÃa?
Su mirada la persiguió durante el resto del dÃa. SentÃa como si hubiera vislumbrado la mente de Leon Winston.
º º º
En poco tiempo, todas las hojas habÃan caÃdo y el tumultuoso año llegaba a su fin.
Era una mañana pocos dÃas antes del dÃa en que el bebé salvador vendrÃa a salvar al mundo pecador.
Por primera vez, Grace sintió que el bebé se movÃa.
Al principio, no se dio cuenta. La extraña sensación, como burbujas agitándose en su estómago, era el bebé moviéndose. Fue algo que sólo comprendió después de que un médico lo mencionara durante una revisión rutinaria por la tarde.
Estaba vivo.
Sentada al borde de la cama, Grace se tocó el vientre con manos temblorosas.
Algo estaba vivo y se movÃa en su interior. Aunque podÃa ignorar la creciente barriga, los movimientos repentinos eran innegables. Aquel ser desconocido parecÃa gritar por todo su cuerpo como diciéndole que no olvidara su presencia.
Estaba embarazada de Leon Winston.
Sólo habÃa fingido ante aquel hombre, pero nunca habÃa aceptado realmente su situación.
Los débiles movimientos la arrinconaron a enfrentarse a las mentiras que se decÃa a sà misma.
Grace observó a Winston, que hablaba con el médico al otro lado de la habitación. CreÃa que se habÃa vuelto experta en ocultar sus sentimientos, fingiendo resignarse a su destino. Pero en aquel momento no pudo ocultar el resentimiento en sus ojos.
Le entraron ganas de abandonar su propósito de enamorar a aquel hombre. Lo odiaba tanto, y todo era demasiado abrumador.
Aplastada bajo el peso de la desesperación, quiso apoyarse en algo. Sin embargo, el único apoyo de que disponÃa era el mismo diablo que habÃa sembrado esa desesperación.
Sintió un impulso absurdo de aferrarse débilmente a él y llorar.
¡Te odio tanto! ¿Cómo has podido hacerme esto? ¡ArrodÃllate y pÃdeme perdón ahora mismo!
Gritando en silencio en su interior, dejó escapar una risa débil y derrotada.
¿Suplicar perdón?
Este pecado no era lo suficientemente leve como para ser perdonado solo suplicando. Sólo viendo a ese hombre sufrir el mismo dolor, o incluso peor, podrÃa dejar atrás su resentimiento.
En cualquier caso, el perdón estaba fuera de cuestión.
SÃ, cuanto más lo odiaba, más debÃa hacer que la amara. Esa era la única manera que se le ocurrÃa a Grace para vengarse.
"...¿Qué tan grande tiene que ser el bebé para que sea seguro para viajes de larga distancia?"
"Si estás hablando de viajes de larga distancia..."
Grace centró su vacilante voluntad en el hombre que seguÃa interrogando al médico.
º º º
El cuarto de baño a altas horas de la noche estaba lo bastante iluminado como para leer incluso sin encender las luces, gracias a las velas que parpadeaban suavemente en el borde de la bañera y las estanterÃas.
Splash Rustle.
El sonido del agua contra las húmedas paredes de azulejos se mezclaba de vez en cuando con el pasar de las páginas de los libros. No eran sólo los suaves ruidos los que llenaban el cuarto de baño.
Respirando hondo, Grace aspiró los dulces aromas que inundaban sus fosas nasales.
Los aromas de las velas, la espuma del jabón y el parfait que tenÃa en la mano se mezclaban en el aire húmedo. El baño de burbujas con parfait habÃa sido idea suya, que la hacÃa sentir infantilmente fuera de lugar. Y él estaba haciendo algo igualmente atÃpico. Leer en un baño de burbujas.
El libro apoyado en la bandeja al otro lado de la bañera parecÃa aún más fuera de lugar.
Una enciclopedia sobre el embarazo, el parto y el cuidado de los niños.
Cada noche que leÃa este libro, Grace no podÃa creer lo que veÃan sus ojos. QuerÃa incluso preguntarle al hombre qué clase de truco utilizaba. En un momento, al apartar la vista del libro abierto, sintió que algo volvÃa a agitarse en su vientre.
En ese momento, la nata y el chocolate que tenÃa en la boca le supieron amargos de repente.
...Un niño creado por el enemigo. Una existencia prohibida que nunca deberÃa haber sido concebida.
Como ella.
No. No como ella.
Grace se obligó a tragar y preguntó a Winston,
"¿Cuándo crees que podrás sentir al bebé moverse?"
"No estoy seguro. Aún no lo he encontrado en el libro"
"EstarÃa bien que pudieras sentir pronto al bebé"
Porque parecÃa injusto para ella soportar este dolor sola.
Él claramente no entendió sus intenciones cuando Grace le preguntó eso. Puso su mano bajo el agua, tocando su estómago como si quisiera sentir el movimiento.
"El libro dice que... si comes lo que le gusta al bebé, los movimientos se vuelven más activos"
"Asà que se mueve mucho porque le gusta lo que a mà me gusta"
Fue en ese momento que Grace levantó su vaso de parfait, forzando una sonrisa.
"Entonces al bebé también le debo gustar yo"
Una grieta apareció en su sonrisa.
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