HDH 450

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Hombres del Harén 450

Ordenando a Tasir



Si fuera un consorte, podría haber cubierto las marcas de besos en su cuello con sus propios besos y deshacerse de los rastros de Ranamoon.

No habría tenido que taparlas torpemente con el pelo de Latil y salir de la habitación como si estuviera huyendo.

Latil habría respondido juguetonamente por muy celoso que actuara Sonnaught. Sonnaught apoyó la mano en la frente y disparó dagas a la luna que brillaba amarilla en el cielo.

Lo único que la luna y Ranamoon tenían en común era la pronunciación de «luna», pero sólo por eso a Sonnaught le disgustaba la luna en ese momento.
Asure: Ahí es donde es moon (Luna en inglés), es Ranamoon y no Ranamun.

¿Debería hablar de esto con Sir Kallain?

Sonnaught corrió las cortinas y reflexionó mientras se encaramaba a su cama.

Cuando algo le preocupaba, solía pedir consejo a Kallain. Pero Sonnaught no estaba seguro de que fuera buena idea discutir el asunto de hoy con Kallain.

Kallain era su rival en asuntos románticos. Incluso cuando elegían los regalos de cumpleaños de Latil en el pasado, se mantenían a raya a pesar de ser normalmente amigos.

Y ahora que Sonnaught quería convertirse en consorte de Latil, Kallain haría lo que fuera para evitar que lo consiguiera.

Padre enviaría una petición de inmediato si se lo pidiera. Él apoyó a Su Majestad cuando subió al trono, así que ella accederá a su petición. Pero aún así...

Dos animales vinieron de repente a la mente de Sonnaught. El grifo y el panda rojo. Ambos eran aliados del Lord, ambos muy viejos, y nunca podrían ser rivales de Sonnaught por amor.

Sonnaught apoyó la barbilla en la mano y frunció el ceño.

¿Debería pedirles consejo?


















***
















«¿Te preocupa algo?»


Había venido directamente a Tasir porque estaba ansiosa por verle, pero cuando abrió las puertas y vio su cara, no parecía él mismo. Latil se acercó a él y le puso la mano en la frente.


«No hay fiebre»


Tasir puso su mano sobre la de ella y sonrió con los ojos, como hacía siempre.


«¿Tengo mal aspecto?»

«No. Pareces preocupada»

«Qué triste. Te preocupas más por mí cuando me ves con el ceño fruncido. Y pareces más encantado cuando hace tiempo que no me ves»


La voz burlona de Tasir no era diferente de la habitual.

Latil ahuecó sus mejillas entre las manos. Pero de pronto recordó haber sostenido así el rostro de Ranamoon cuando lo besó y se apartó apresuradamente.

¿Era éste un efecto secundario de acostarse con alguien?

Cosas que antes había hecho sin pensar demasiado habían empezado a parecerle provocativas de forma aleatoria aquí y allá.

Latil se sentó junto a Tasir y miró torpemente el reloj y luego a Tasir. Afortunadamente, el malestar que se acumulaba en el fondo de su estómago desapareció pronto. Ahora se sentía completamente bien.


«¿Dónde has estado?»


preguntó, acomodando el cabello de Tasir detrás de su oreja.


«Investigando lo de nuestro amor»

«No bromees conmigo»

«Fui a ver a Príncipe Tla»


Latil estaba a punto de decirle que no volviera a bromear, pero se detuvo.

¿Es verdad? ¿O es mentira?

Latil sabía que Tla se había convertido en ghoul tras su muerte, pero ¿cómo sabía Tasir dónde estaba?

Latil escrutó a Tasir con las cejas levantadas, él le frotó suavemente el rabillo externo del ojo.


«Aquí hay ira»

«¿Viste a Tla?»

«Estaba disfrutando de la vida en el campo»

«¿Le mataste?»

«Ya está muerto»


Latil se sintió irritada ante la mención de Tla. No había una razón para ello. Era más bien una costumbre de su infancia.


«Huyó después de traer a Emperatriz Aini. Parece que no fue tan lejos»

«¿Cómo sabes que no fue lejos?»

«No tardó mucho en ir y volver»


murmuró Latil con un mohín.

Hizo la mímica de golpear la cabeza de alguien con el puño, Tasir soltó una risita.


«Realmente no te gusta ese príncipe, ¿verdad?»

«Yo tampoco le caigo bien»


respondió Latil sin perder un segundo.

Justo entonces, encontró una pluma en el suelo y la cogió. Una pluma, pero sin papel.

Los ojos de Latil se dirigieron a la papelera y Tasir se apresuró a quitarle la pluma.


«Pero tú adoras a Tasir, ¿verdad?»

«Mi querido Tasir no ha estado por aquí últimamente. Los corazones se enfrían cuando los cuerpos se separan. ¿No lo sabes?»

«¿Cómo pueden enfriarse nuestros corazones si, para empezar, nuestros cuerpos nunca han estado cerca?»


Cuerpos. Latil soltó una risita ante el comentario de Tasir.

No pudo contenerse. Sintió un cosquilleo en la espalda al pensar en esa palabra.

No pensaba en nada en concreto. Era el tipo de risa que se le escapaba sin pensar demasiado.

Cuerpos. Eso le recordó a Latil el autorretrato que Tasir le había dibujado antes...

Entonces, Latil se dio cuenta de que Tasir no le devolvía la sonrisa y suavizó su expresión.


«No estaba pensando en nada»


dijo, cambiando rápidamente de actitud.

Tasir se mordió el labio para contener una sonrisa.

Latil se sonrojó y se levantó de su asiento. Se recogió con una mano el pelo que le caía sobre la cara por la frustración.


«Lo digo en serio. No estaba pensando en nada»


Pero en cuanto Latil se puso en pie, cambió de opinión.

Ella era la Emperador. Tasir era consorte. Y en cuanto a su relación personal, eran más que amantes.

Eran más como una pareja casada. No había nada malo en que ella pensara en su cuerpo. Ella no necesitaba ser tan tímida.

Sí, claro. Ni que fuera Gesta.

Con ese pensamiento, Latil volvió a sentarse y se aclaró la garganta.

Tasir, que estaba a punto de hacer lo mismo y levantarse, volvió a sentarse. Se quedó mirando a Latil.


«¿Qué pasa?»

«¿Eh?»


Latil no había querido decir nada al sentarse. Sólo quería demostrarle a Tasir lo atrevida que era.

Pero explicárselo a él no la hacía parecer muy atrevida. Latil pensó cómo responder.


«¿Cómo va la investigación?»


Ya sabía que Tasir se lo contaría llegado el momento.

Supuso que seguía investigando y que no tenía intención de contarle nada. Pero preguntó de todos modos.


«Sigue en marcha»


Su respuesta era exactamente lo que Latil esperaba. No preguntó más y carraspeó un par de veces más.

Por un momento, consideró la posibilidad de acostarse con Tasir. Ya estaba aquí, ¿no?

La verdad es que hubo algunos momentos incómodos anoche, cuando Latil estaba haciendo el amor con Ranamoon. Estaba claro que había estudiado mucho sobre la intimidad, pero sus estudios se habían centrado sobre todo en teorías.

Latil se sentía frustrada a veces e intentaba tomar la iniciativa, pero no era mucho mejor porque ella tampoco tenía experiencia.

Cuando Latil se sentía atrevida e intentaba algo, Ranamoon gemía de dolor. Y cuando Ranamoon intentaba otra cosa con entusiasmo, Latil chillaba.

Pero de alguna manera pasaron la noche, que terminó de forma bastante agradable. Pudieron olvidar la incomodidad inicial.

Ahora, Latil sabía más que Tasir. A diferencia de antes, podía tomar el control en la cama con él. ¡Tomar el control!

Latil se sintió altiva al pensar que Tasir, que siempre era tan astuto, la obedecería en la cama. Levantó la barbilla.

Tasir la miraba con una sonrisa en los ojos, pero Latil estaba demasiado absorta en su plan y no se dio cuenta.

Se acercó a la cama con fingido ocio y se apoyó en ella.


«Tengo sed»


Tasir sonrió satisfecho y se acercó rápidamente a ella.


«Necesitarás algo de beber. ¿Qué quieres tomar?»


Latil se aclaró la garganta y trató de actuar como una Emperador cachonda que tuviera todo el tiempo del mundo.


«Yo... yo... hielo Tasis»


¡Maldita sea! ¡Eso no era lo que intentaba decir!

La fachada de Emperador pausada se arruinó por su lapsus linguae.

La cara de Latil enrojeció en cuanto pronunció esas palabras, Tasir enterró la cara en la cama, junto a la cabeza de Latil.

Latil se maldijo. Se suponía que debía decir sugestivamente «Tasir de hielo».

Se suponía que Tasir debía arrastrarse hasta el regazo de Latil y dejar que ella tomara el control, Latil pensó que podría actuar como una Emperador relajada mientras disfrutaba de su noche con él.

'¡Soy una idiota! ¡Maldita sea mi boca! ¡Maldito seas!'

Tasir sonreía mientras Latil gritaba internamente.


«Estoy herido, Majestad. ¿Quién es Tasis? ¿Qué zorro te ha seducido esta vez?»


se burló.

Sabía que Latil había metido la pata en lo que intentaba decir.

Lo hacía a propósito. Latil resopló indignada y miró a Tasir. Pero ahora era como un halcón con las garras alrededor de su presa.


«Adelante. Dígame, Majestad. ¿Quién es Tasis? Le encontraré y le echaré de palacio antes de que alguien se entere»

«Fue un error. Tú lo sabes»

«¿Un error? ¿Qué intentabas decir, entonces?»

«Déjame adivinar. ¿Intentabas pedir Tasir helado con nata montada extra?»


Tasir hizo cosquillas en la oreja de Latil con el dedo, Latil sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. Se estremeció.


«No puedo evitar preguntarme qué tenías en mente cuando viniste aquí, mi platija»


Latil sintió cosquillas y se apartó de Tasir., que tenía el cuello al descubierto y le mordió ligeramente la nuca.

Latil se estremeció y se encogió hacia el otro lado, pero entonces vio la sonrisa de Tasir. Le molestó y le apartó la mano de un manotazo. Se levantó de la cama.

Tasir se estaba burlando de ella, ella no podía enfriar su cara ardiente.


«¿A dónde va, Su Majestad?»

«¡A Tasis de Hielo!»


espetó Latil y salió furiosa de la habitación.

Tasir dejó de sonreír cuando se hubo ido y suspiró. Apoyó la mano en la cama donde Latil estaba sentada hacía un momento. Dejó de lado su decepción y se incorporó.

Pero entonces, Hierlan entró tras ver salir al emperador. Puso cara de horror cuando vio a Tasir solo en la cama.


«Jefe, ¿por qué la has dejado marchar? ¡Ha venido a verte! Vino a verte a altas horas de la noche»


Parecía saber ya que Tasir había alejado a Latil a propósito burlándose de ella más de lo necesario.


«¿Eh? ¿Puedes oírlo todo?»

«No tengo que oír para saberlo. ¡Su Majestad se fue echando humo! ¿Qué has dicho esta vez?»

«¿Acabas de decir cotorrear?»


Tasir se metió la pluma en el bolsillo delantero de la camisa como si fuera un adorno.


«Sólo me burlé de ella porque estaba siendo adorable»


dijo encogiéndose de hombros.


«¡Deberías haberlo hecho con moderación!»

«No pude evitarlo»


Tasir se levantó y despeinó a Hierlan. Hierlan sacudió la cabeza en señal de protesta.


«El difunto emperador intentó asesinar a nuestra actual Emperador»


Hyarlan se quedó helado y entornó los ojos, alarmado.


«¿Perdón?»

«Y algunos de sus seguidores podrían haberlo asesinado para protegerla. ¿Cómo puedo hacer el amor con Su Majestad cuando estoy en medio de resolver esto?»


Hierlan se cubrió la cara con ambas manos, horrorizado. Sus labios se crisparon, intentando pensar en algo que decir.


«¿De qué demonios va esto?»

«Calla. Baja la voz»


Hierlan soltó un aullido silencioso.


«¿Estás seguro de esto? ¿Por esto has estado tan ocupado investigando todo este tiempo?»


Hierlan había oído el rumor de que los seguidores de Latil podrían haber asesinado al difunto emperador.

Se quedó atónito cuando escuchó la teoría al principio. Ahora resultaba que había más hechos que apoyaban la historia. Apenas podía creerlo.


«¿No debería decírselo a la Emperador, jefe?»

«En teoría, sí. Pero hay algo que se me escapa»

«¿Qué cosa?»

«Si lo supiera, ya tendría la respuesta»


Tasir ladeó la cabeza, Hierlan se quedó con la boca abierta durante unos segundos. Luego suspiró.


«Si hubieras estado allí en persona cuando falleció el difunto emperador, podrías haber aclarado la situación allí mismo. Ahora debe de ser más difícil investigar porque ha pasado demasiado tiempo»


De repente, Tasir tiró de Hierlan y lo abrazó con fuerza.


«¡Aach!»

«¡Eso es, Hierlan!»


Tasir lo soltó y le palmeó la espalda.


«Tendré que ir a ver el cuerpo del difunto emperador»


Hierlan se estabilizó y agitó las manos en señal de protesta.


«¡No! ¡De ninguna manera! ¡Por supuesto que no! A nadie se le permite entrar en la tumba!»

«Puedo colarme dentro»

«¡Eso es aún peor! Te castigarán severamente si te pillan!»


Pero Tasir se dirigió inmediatamente al exterior y comenzó a caminar hacia el Palacio de los Muertos. Hierlan agonizó en silencio y siguió rápidamente a su jefe.

Para su alivio, Tasir se detuvo cerca del camino que conducía al Palacio de los Muertos.


«Bueno. Tendré que ir mañana»


La zona cercana al Palacio de los Muertos estaba fuertemente vigilada debido al incidente de profanación de tumbas de antes.


«¡No, jefe! No vayas hoy. Ni mañana. Ni pasado mañana. Por favor»


suplicó Hierlan, rezando para que Tasir cambiara de opinión.

Pero Tasir se mostró inflexible mientras se daba la vuelta.


«Debo ir a revisar el cadáver mientras aún sea el supervisor del Harén. Antes de que otro se haga cargo de mi trabajo. Puedo entrar y volver sin que nadie se entere si mañana ajusto la ubicación de los guardias aquí»


Hierlan persiguió a su jefe y le rogó que recapacitara.

Mientras tanto, Klein escuchaba su conversación en secreto. Se tapó la boca con las manos, horrorizado.

¿Se ha vuelto loco ese cabrón?

Asure: disfruten chiques ... feliz dia de la mami un poquito atrasado

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