La Villana es una Marioneta 173
SS1: Raphael a los 20 años (7)
Raphael creyó sentir una extraña sensación recorriendo su cuerpo, entonces jadeó cuando la mano de Cayena cayó de su ojo.
"Esto es......."
Una pequeña mansión se alzaba solitaria en un lugar apartado, sin otros humanos cerca. Era un edificio de estilo completamente nuevo.
"Entremos"
Cayena le condujo al interior. Aunque Raphael no lo recordaba, la mansión se basaba en el estilo de la casa de su vida anterior. También era la casa de campo que utilizaba para relajarse con Raphael.
"Siéntate aquí"
Raphael tomó obedientemente el asiento que Cayena le había dado. Ella le condujo a la mesa y luego a la cocina, donde las ornamentadas túnicas que llevaba cambiaron de forma y se convirtieron en ropa moderna y sencilla.
Los ojos de Raphael se abrieron de par en par al verla obrar su magia.
"Ah, creo que usted también debería cambiar su atuendo"
Y así, sin más, la ropa de Raphael se transformó en sencillas prendas de punto y pantalones. Su atuendo de otro mundo en realidad acentuaba su alta estatura, su cuerpo perfectamente proporcionado y sus largas piernas.
Cayena sonrió agradablemente mientras preparaba una comida sencilla. Raphael tuvo la extraña visión de un emperador cocinando a mano. Además, el atuendo de Cayena resultaba incómodo a la vista.
Llevaba ropa que dejaba ver su silueta........ Lo único que llevaba era su ropa interior.
No sabía dónde poner los ojos, así que no dejaba de pasarlos de un lado a otro. Tuvo que juntar las manos con un extraño nerviosismo.
"Toma"
Cayena preparó una comida sencilla, ajena al estado de Raphael.
"No he comido desde esta mañana porque he estado en reuniones, ¿y tú?"
"Lo único que comí fue......."
Raphael cerró la boca como una almeja cuando Cayena se sentó de repente con fuerza a su lado.
"¿Has comido?"
Cayena ladeó la cabeza e hizo contacto visual con Raphael. Raphael frunció ligeramente el ceño, desviando la mirada.
"En realidad no he comido nada"
"¿En serio? ¿Entonces por qué evitas mi mirada?"
"......."
Raphael miró a su alrededor, vio una manta en el sofá y la cogió. La envolvió alrededor del cuerpo de Cayena.
Cayena le observaba con cara de desconcierto.
"¿Qué es esto?"
contestó Raphael, que parecía mucho más relajado al sentarse junto a ella.
"No deberías ir vestida así, por muy amigos que hayamos sido"
Cayena estaba confusa en cuanto a lo que llevaba puesto, así que desenvolvió la manta para comprobarlo: un pantalón y un jersey de punto negro liso, aunque se le pegaban un poco al cuerpo.
"¡Su Majestad!"
Raphael se sonrojó cuando Cayena desenvolvió la manta, revelando de nuevo su desnudez, volvió a envolverle con ella.
Los ojos de Cayena se entrecerraron.
"Hmph"
Se levantó de su asiento y se deshizo de la manta antes de que Raphael pudiera hacer nada, luego se sentó en su regazo. Ni que decir tiene que el cuerpo de Raphael se congeló.
Cayena sonrió satisfecha y le echó los brazos al cuello a Raphael.
"Que tengas 20 años no significa que tenga que decirte lo que tienes que hacer después de esto, ¿verdad?"
Raphael dejó escapar un pequeño suspiro y luego la levantó de un tirón.
'Hay un dormitorio en la parte de atrás'
No estaría mal pensarlo, pensó, una vez que hubo confiada en sus instintos.
* * *
Los cortesanos zapatearon afanosamente y se detuvieron cuando divisaron a un hombre de pie pintorescamente en el jardín.
"Vaya, últimamente vienes mucho a la corte".
Raphael parecía inusualmente anciano, quizá porque llevaba una gruesa capa de piel blanca.
O tal vez fuera su expresión, su estado de ánimo. Normalmente, mostraba poca expresión y sus acciones eran tan significativas que era difícil saber lo que pensaba.
Pero últimamente, delante de Cayena, Raphael mostraba sus emociones con tal claridad que era imposible saber lo que pensaba. No sólo eso, sino que la seguía todo el día, como si fuera su mascota. Estaba claro que Raphael, con 20 años, no conocía los trucos.
Raphael llevaba un rato deambulando por los jardines cuando divisó a Cayena regresando a palacio. Se acercó sigilosamente a ella y la acompañó hasta el carruaje. Los cortesanos que contemplaban la escena suspiraron de envidia. Era un afecto que goteaba miel.
"Qué dulce"
Y así se confirmaron los rumores de que había algo entre Cayena y Raphael. Aún no se habían prometido en matrimonio, pero todos los nobles de la capital sabían que eran amantes. No hubo conmoción. Todo el mundo sabía que iba a ocurrir.
Por supuesto, no todo fue positivo. Pero las reacciones negativas tuvieron una resonancia inesperada.
"Nada puede oponerse a la Emperador que tiene el Imperio en una mano y al Gran Duque en la otra"
Los nobles se sintieron abrumados por el poder inquebrantable de Cayena. Los que habían esperado olvidar el pasado y ascender poco a poco fueron aplastados.
Por esta razón, Cayena dejó solo a Raphael.
* * *
El día de la ceremonia de sucesión del Gran Duque llegó en un ambiente tranquilo.
Y Raphael había recuperado la memoria, pero sólo en fragmentos, conservando únicamente los recuerdos de su yo de 20 años.
"Raphael"
A Raphael ya no le sorprendían las visitas mágicas de Cayena a su dormitorio.
"Has venido"
Iba vestido de gala para la ceremonia de sucesión de hoy.
"Quería celebrarlo primero"
Cayena se acercó a Raphael, que espontáneamente le rodeó la cintura con los brazos y lo besó. Cayena estaba un poco confusa, preguntándose si había recuperado la memoria.
"Volveremos a la villa en cuanto termine la ceremonia de sucesión de hoy"
"Sí"
Cayena no pudo evitar que la mansa respuesta de Raphael le pareciera adorable, le agarró la mejilla y le besó en el costado, provocando que soltara una risita baja.
Cayena se dio cuenta de repente de la suerte que tenían de seguir enamorados el uno del otro después de la pérdida de memoria de Raphael. Justo cuando estaba pensando en ello, Raphael le cogió las dos manos entre las suyas y se las besó, diciendo.
"En momentos como éste es cuando odio quién soy"
"¿Por qué?"
"Porque me he enterado de que hace sólo 3 años que me enamoré de su Majestad, yo fui un tonto"
Cayena rió suavemente. Sólo después de haber madurado durante dos vidas se había enamorado de ella. Antes de eso, había sido una cara bonita, una muñeca, una mujer malvada.
"Por eso quiero hacerlo mejor"
Raphael seguía diciendo que lo haría. Desde el momento en que se enamoró de ella hasta ahora. Cayena estaba agradecida por ello.
"Yo también lo haré bien, tengas 20 o 26 años, o cuando sea"
"Entonces quiero tener treinta ahora mismo"
"¿Y por qué?"
"Porque entonces podré casarme con la Emperador"
Cayena no pudo evitar reírse.
"Eso no me sorprende realmente"
Esta vez fue Raphael quien preguntó.
"¿Por qué?"
"Porque es lo que oigo todos los años"
El ceño de Raphael se frunció ligeramente ante su comentario.
Sus labios se encontraron con una ligera risa y luego se separaron. Era hora de que comenzara la ceremonia.
* * *
Cuando terminó el banquete y Cayena hubo ordenado algunas cosas, llegó a la casa de campo.
"Esta vez podré usar la magia, así que tendré unas vacaciones más cómodas y cálidas"
Dijo Cayena mientras utilizaba su magia para encender un fuego.
"¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?"
Ante sus palabras, Cayena le hizo un gesto para que se acercara.
"Puedes ser mi manta humana. Ah, no me llames Su Majestad aquí"
"¿Entonces cómo quieres que te llame?"
"Llámame como quieras, pero me pregunto cómo me llamaría el Raphael, de 20 años"
Raphael pareció un poco turbado por las palabras, luego tiró de Cayena para abrazarla.
"¿Cariño?"
"Oh"
Raphael hizo una mueca ante la reacción de Cayena.
"¿Así solías llamarme tú también?"
Cayena no se molestó en contestar, sólo se rió.
Las vacaciones empezaron antes de lo habitual, lo que volvía a ser nuevo. Cayena le enseñó de nuevo a Raphael cómo alojarse aquí.
Los días pasaron, un poco fuera de lo normal, pero ciertamente felices.
Entonces, una mañana, Cayena se despertó en brazos de Raphael. Raphael se había despertado temprano y la estaba mirando. Hay momentos en los que puedes saber cómo se siente alguien con sólo mirar su expresión o sus ojos.
Cayena dijo.
"Estás recordando"
El Raphael de 20 años la había amado ferozmente, pero ahora no tenía la misma mirada. Era la mirada de 6 años de penurias.
Raphael miró a Cayena, que yacía en el suelo con el brazo acuchillado, no dijo nada.
"Gracias a Dios"
Cayena comprendió que quería decir que se alegraba de que ella no hubiera resultado herido en la tormenta mágica que había estallado en la oficina aquel día.
Se hundió más en los brazos de Raphael y lo abrazó con fuerza.
"Tú también"
Extrañamente, sentía como si no le hubiera visto en mucho tiempo, más del que nunca le había visto. Raphael acarició suavemente el pelo de Cayena.
Y así transcurrió la mañana, un poco más especial de lo habitual, pero aún tranquila.
Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejarme una votación o un comentario 😉😁.
0 Comentarios
Deja tu comentario p'