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Jueves, 02 de Mayo del 2024 |
Seré la madre del guerrero SS1-10
SS1: El amor surge a través de la crianza de los hijos (10)
Traducción Coreano al Español: Asure
Girado Funen, el hijo menor de Marqués Funen, llevaba dÃas sin dormir bien. Enfadado, frustrado y dolorido por las heridas, se tumbó a dormir, pero Suma no acudÃa.
Durante dÃas, permaneció despierto por la noche. Marqués Funen, que habÃa estado inspeccionando la finca, regresó por fin, Girado corrió hacia su madre casi en ropa interior.
«¡Madre, por favor, por favor, por favor, castiga a ese bastardo por dejarme las muñecas asÃ! El dolor es insoportable, me cuesta hacer mi vida diaria»
A pesar de sus dificultades, siguió descargando su ira. Conocido dentro y fuera de la familia por su temperamento, Girado tenÃa fama de ser irascible y brutal, sólo esta semana, tres criados del Marqués ya habÃan ido al médico. Uno de ellos seguÃa inconsciente.
Marquesa Funen lo sabÃa todo, pero no lo mencionó; sólo se compadeció de las lágrimas y el dolor de su hijo, al que habÃa dado a luz tardÃamente en el parto.
«Girado, he oÃdo todas las historias. ¿Qué demonios es esto?»
«Madre.......»
«Aun asÃ, ya envié una carta a la Torre Negra cuando venÃa hacia aquû
«¿Es cierto?»
«SÃ. Marqués Funen no dejará que esto pase desapercibido, he exigido enérgicamente una restitución adecuada y una disculpa, asà que espera una respuesta pronto»
«¡Esa es mi madre!»
Girado Funen se aferró a su madre y gritó de afecto. La Marquesa le dio unas palmaditas en la cabeza.
«Sólo unos dÃas más».
Unos dÃas después, sin embargo, llegó un mensaje de la Torre Negra con una sorpresa.
«¿Sydrion ya no es el jefe de la Torre Negra?»
«¿Qué significa eso, Madre?»
«Dicen que hace tiempo que dejó de ser el lÃder y abandonó la Torre»
Asà que dondequiera que estuviera Sydrion y lo que estuviera haciendo no era asunto suyo, era el punto principal de la carta. Girado escuchó las palabras de su madre con una mirada distante, luego sonrió.
«¡Bien! Asà es más fácil castigarlo, ¿no?, ahora que no tiene antecedentes que lo respalden, jaja, tonto bastardo. Me pregunto si no lo habrán echado de verdad, no retrocedido.......»
Sin embargo, a diferencia de Girado, que estaba exultante, Marquesa Funen permaneció en silencio. Sus pensamientos eran los opuestos a los de Girado.
'No lo vi venir, estoy en problemas'
En los conflictos entre organizaciones no suele haber emociones. Hechos y argumentos, eso es todo.
Marqués Funen sabÃa que Girado se habÃa roto la muñeca, tenÃa derecho a exigirle responsabilidades por los daños. Incluso la Torre Negra no tiene más remedio que doblegarse. Fue por esto que el Marqués se mostró tan confiado frente a su hijo........
'¿Salió de la Torre Negra? ¿Tengo que tratar personalmente con Sydrion?'
Marquesa Funen frunció el ceño.
Si Sydrion no fuera más que una persona corriente que no tenÃa nada de especial aparte del poder de la Torre Negra, Girado no estarÃa equivocado. Pero Sydrion era considerado actualmente el mejor mago del reino, tal vez incluso de todo el continente.
¿Qué significaba eso?
'Si se reduce a una batalla de fuerza, estamos condenados'
Si el Marqués lanzara todo su ejército contra él, podrÃa ganar. Pero, ¿Qué sentido tiene eso? No es como si fueran a obtener reparaciones de la Torre Negra, no es como si fueran a arriesgar una gran pérdida de poder familiar para ajustar cuentas con un solo hombre. .......
Sólo un loco harÃa eso.
La Marquesa amaba a su hijo, pero también amaba la casa que se habÃa pasado la vida construyendo.
'Tienes razón, no puedo tocar directamente a Sydrion. Culpar a Conde Sorte es un argumento débil'
Sydrion habÃa prometido casarse con Liliana, pero aún no era miembro de pleno derecho de la familia.
'Y enfrentarse a Conde Sorte es una proposición arriesgada. Y con Duque Mayhard involucrado, es difÃcil ver cómo se puede confiar en él.......'
Cuando Marquesa Funen estaba sumido en sus pensamientos, Girado la interrumpió.
«Madre, enviemos tropas para capturarlo ahora mismo. ¿Ordeno a los caballeros?»
«Espera»
Marquesa Funen detuvo a Girado, que se disponÃa a abandonar el despacho.
«¿Qué pasa?»
«Piénsalo bien, Girado»
Marquesa Funen se inventó otra excusa para evitar decirle que no podÃa sacrificar a un soldado de la familia por su muñeca.
«Sabes que la corona vigila de cerca a los soldados privados de la Casa que son condes o superiores»
Girado asintió.
«SÃ, entonces también sabes que a la familia real no le gusta mover las tropas de la familia en asuntos privados»
«Pero esto no es un asunto privado.......»
«Yo pensarÃa que sÃ, pero la familia real tiene la costumbre de descartar todos los conflictos personales como asuntos privados»
Los ojos de Girado parpadearon. Se mordió el labio y luego habló.
«¿Qué voy a hacer, entonces? ¿Voy a quedarme de brazos cruzados y dejar que me rompa la muñeca?»
«Eso no es cierto»
Marquesa Funen interrumpió suavemente, sacudiendo la cabeza. Ella tampoco querÃa callarse esto.
«Espera un poco más, porque tengo otras ideas»
****
Liliana arqueó las cejas al leer el informe de la mañana. Su voz reflejaba su frustración.
«Ajá, ¿asà que esto es lo que dice?»
El informe de una sola hoja detallaba las actividades recientes de Marqués Funen. El Marqués habÃa estado cruzando el umbral del castillo real todos los dÃas últimamente, casi con exclusión de todo lo demás, por una razón.
¡Por favor, que el desvergonzado pecador, que ha infligido una herida irreparable a mi pobre hijo y no muestra ningún remordimiento, conozca el peso de su crimen!
El propósito de su súplica era rogar al rey que llevara a Sydrion a juicio.
Si el rey estaba ocupado con sus asuntos, ella apelaba a la reina, si eso fallaba, a la reina misma. Ya habÃa pasado casi una semana.
La familia real habÃa respondido a las súplicas de Marqués Funen con el silencio. Una respuesta silenciosa, en efecto, un rechazo. La elección era obvia. No habÃa ninguna razón para que la familia real obtuviera el favor de Marqués Funan a riesgo de incurrir en el desprecio de Kaywhin.
'Pero si el Marqués continúa siendo una molestia, ya veremos'
Tal vez le conceda un juicio, aunque sólo sea para mantener la sentencia en suspenso.
Liliana dejó el informe secamente.
'¿Vas a hacer culpable a alguien?'
No me atrevo a ver a uno de los mÃos ante un juez, independientemente de la severidad del castigo.
Liliana se levantó y llamó al timbre de su despacho.
«Señora, ¿me ha llamado?»
«DÃgale a mi padre que voy a verle ahora»
«Bien, ¿Qué debo avisar?»
«El negocio es.......»
Una sonrisa apareció de repente en el rostro inexpresivo de Liliana mientras se pasaba la mano por el abrigo. El abrigo era de un amarillo brillante, como si lo hubiera bañado la luz del sol. Como el color del pelo y los ojos de alguien.
'¿Supongo que estarás en la salón de entrenamiento?'
Sydrion habÃa estado supervisando últimamente el entrenamiento de los caballeros del Conde. Como no era espadachÃn, nunca cruzó espadas con ellos, pero tenÃa un ojo agudo para su forma y a menudo hacÃa comentarios sobre su entrenamiento.
«Me aseguraré de pasar por los campos de entrenamiento después de ver a mi padre»
respondió Liliana'
«Dile que es importante. Muy importante»
****
'¿Qué demonios está pasando?'
Girado Funen estaba desconcertado y perplejo.
Al amanecer de hoy, su madre habÃa recibido una carta y, de repente, se habÃa puesto contemplativa y se habÃa marchado a toda prisa a la mansión. La explicación del mayordomo era un batiburrillo de palabras: irregularidades, acusaciones en serie, libros de contabilidad ...... y cosas asÃ, Girado escuchaba de reojo, pues no era algo a lo que prestara atención normalmente.
Lo que estaba claro era que algo iba mal. No tardó en darse cuenta de la gravedad de la situación.
Por experiencias pasadas, su madre nunca habÃa regresado tan pronto de una bajada a la mansión como lo estaba haciendo ahora, sobre todo teniendo en cuenta la expresión preocupada del mayordomo cuando le preguntó cuándo volverÃa, en el peor de los casos podrÃa no verle la cara en meses.
'¡No!'
gritó Girado. No fue por otra razón.
'¿Y mi venganza?'
Si la ausencia de mi madre continúa, ¿cómo podré resolver este rencor?
Por un momento, pensó en hacer lo que habÃa hecho su madre y acudir a la corte real para apelar, pero se disuadió rápidamente. Nunca se habÃa enfrentado a una persona con autoridad sin su madre. Era desalentador.
Girado permanecÃa sentado, con las piernas temblorosas. Su corazón se impacientaba cada vez más al darse cuenta de que su venganza podrÃa estar muy lejos en la distancia.
llamó a su puerta.
«Señorito, soy Lira».
Girado respondió nervioso a la fina voz.
«Vete, no te he llamado»
«¿No quieres vengarte?»
A Girado le temblaron las piernas como si hubiera ocurrido un terremoto. Se puso en pie y se dirigió a la puerta de sus aposentos, abriéndola de un tirón.
«¿Qué has dicho?»
Una criada de aspecto apacible con una lágrima bajo el ojo izquierdo miró a Girado.
«Literalmente ¿No te gustarÃa vengarte del hombre que te hizo eso en las muñecas?».
Girado frunció las cejas y se dirigió amenazadoramente a la criada, que era mucho más pequeña que él.
«Si dices tonterÃas, no podrás andar en semanas»
La golpearÃa hasta romperle las piernas. Dado el historial de Girado, no era una amenaza para tomársela a la ligera, pero la criada ni pestañeó.
«No estoy bromeando»
La criada bajó la mirada un momento. La diferencia en el nivel de los ojos impidió que Girado viera la expresión que apareció en el rostro de la criada. Entonces la criada levantó la vista, miró a Girado a los ojos y sonrió.
«Tengo una gran idea, ¿te gustarÃa oÃrla?»
****
En lo más profundo de la noche. Girado salió de la mansión sigilosamente, con el sombrero apretado contra la cabeza. Un momento después, el rostro de Girado se iluminó al subir al carruaje.
«Jajajaja»
Sus hombros se hincharon de risa.
'No está mal, la criada'
Girado recordó la conversación que acababa de tener con la criada, que se habÃa presentado como Lira.
«Hay un famoso arreglador que vive en el callejón al oeste de esa calle. Se llama Benji, sé cómo ponerme en contacto con él».
«¿Y?»
«Hará cualquier cosa por dinero, asà que dile que secuestre a la criada de Condesa Sorte»
«¿La criada de Condesa Sorte? ¿Qué significa eso?»
«Me han dicho que Liliana Sorte le tiene mucho cariño, si tomas a su criada como rehén, saldrá sin escolta»
«¿En serio? Pero no fue Liliana quien le hizo esto a mi muñeca, fue un bastardo llamado Sydrion.......»
«Conoces a uno y no al otro»
Añadió rápidamente la criada antes de que Girado pudiera estallar.
«¿Has olvidado que Sydrion se ha declarado a la joven Liliana Sorte?»
«¿Hmm?»
«A veces un hombre se aflige más por el sufrimiento de los que ama que por ser él mismo herido»
HabÃa sinceridad en la voz de la criada al decir esto. Tal vez por eso Girado se sintió persuadido, si es que no empatizó con ella.
«¿Asà que lo que estás diciendo es que Sydrion sufrirá si toco a Liliana?»
«Sû
«Muy bien, llévame ahora a ese tal Benji»
Girado puso inmediatamente en marcha el plan de la criada. Disfrazando su identidad, se puso en contacto con el hombre llamado Benji y le ordenó que secuestrara a la criada de Condesa Sorte y la utilizara como rehén para convocar a Liliana.
Exactamente tres dÃas después, un mensaje de Benji llegó a través de Lira. El trabajo estaba hecho.
Girado no podÃa dejar de sonreÃr mientras se dirigÃa al punto de encuentro.
Ahora que lo pensaba, Liliana Sorte también fue descarada. Si no me hubiera ignorado en la fiesta, nada de esto habrÃa pasado. SÃ, tendrá lo que se merece.
Durante el viaje en carruaje, Girado terminó de racionalizar consigo mismo.
Luego bajó del carruaje. HabÃa contratado un carruaje privado para no dejar rastro. Pagó el doble al cochero por su silencio y entró en el oscuro edificio. Tras comprobarse el sombrero y la máscara, Girado abrió la boca.
«Hola, Benji. ¿Dónde estás?»
«Más adentro»
La voz le resultó familiar y Girado se adentró en el edificio.
Imaginó lo que le harÃa a Liliana con regocijo.
'¿Romperle las muñecas como lo hizo conmigo? No, eso levantarÃa sospechas'
La mente de Girado se agitó.
Un golpe traumatizante, está bien, la veré convertirse en una idiota, no en una condesa.
Girado se rió entre dientes mientras se dirigÃa al otro extremo del edificio. Llegó a un callejón sin salida y miró a su alrededor.
«¿Benji?»
«Estoy aqui.»
«¡Oh! Benji, ¿dónde está Liliana Sorte.......?»
Girado se giró en dirección a la respuesta y se detuvo en seco. En lugar de los esperados Benji o Liliana, habÃa una persona inesperada allà de pie.
«¿Sy, Drion?»
Al momento siguiente, un fuerte golpe cayó sobre su cabeza.
¡Thud!
Girado cayó al suelo, su visión temblando violentamente.
«Lo estás haciendo bien sin mi ayuda»
«......Gracias»
Tumbado en el duro y frÃo suelo, Girado abrió los ojos, preguntándose por qué Sydrion no habÃa oÃdo la voz de Benji, no, más que eso, esta voz.......
«Hola, señorito»
Lira se arrodilló frente a Girado, que se habÃa desplomado tras recibir un puñetazo en la nuca.
HacÃa unos dÃas.
Lira se habÃa puesto en contacto con Condesa Sorte, habÃa convocado a Sydrion, habÃa suplicado, suplicado, suplicado. Por ayuda.
El plan que ella esbozó intrigó a Sydrion. Sydrion preguntó qué podÃa hacer para ayudar, Lira respondió.
Primero. Cubrirse la cara y usar magia de modulación de voz para fingir ser un hombre llamado Benji.
Segundo. Si se presentaba la oportunidad y no podÃa someter a Girado, querÃa que lo hiciera por mÃ.
No necesitaba ayuda con la segunda. Lira abrió la boca para hablar a Girado, que estaba demasiado aturdido para hablar o moverse.
«Tú te lo buscaste y yo te di tres oportunidades»
Enumeró las oportunidades perdidas por Girado.
«La primera. DeberÃas haber prestado más atención a la gente que trabaja en la mansión, habrÃas reconocido que soy la hermana de la criada al que dejaste inconsciente no hace mucho»
De eso hacÃa casi quince dÃas. Girado habÃa empujado a la criada por las escaleras por atreverse a hablarle cuando estaba irritado por la falta de sueño. La criada cayó por las escaleras hasta el segundo piso, se golpeó la cabeza, se desmayó y nunca despertó.
Incluso hasta el dÃa de hoy.
«Segundo. DeberÃas haber reflexionado sobre tu propio comportamiento y reputación, te habrÃas dado cuenta de que yo, la criada de la mansión, no tengo ningún motivo para ayudarte»
Lira dejó de intentar contar cuántas de sus compañeras criadas habÃan sido dejadas inconscientes por Girado.
«La última, la tercera. Tal vez este sea el más importante.......»
Lira levantó uno de sus tres dedos extendidos.
«Debiste decir que no cuando te pedà que tocaras a alguien que no fuera la parte a la que guardas rencor, no quiero que lo tomes como algo bueno»
Lira se rió, emitiendo un sonido etéreo.
«La razón por la que te di esa oportunidad, bueno, supongo que fue porque no estaba dispuesta a lastimar a nadie, pero tú pateaste todo eso a la acera, Maestro.......»
Al terminar, Lira se puso en pie. Sydrion se ofreció.
«AvÃsame si tienes dudas y puedo encargarme»
«No»
Lira sacudió la cabeza. Su rostro se habÃa endurecido con determinación desde que habÃa oÃdo la voz de Girado en este edificio.
«Gracias, nunca olvidaré este favor»
«.......»
«Me ocuparé de lo que ocurra a partir de aquÃ, para poder decir algo delante de mi hermana más tarde»
Aunque nunca despertara, tendrÃa algo que decirle a su lápida.
Una sola lágrima se deslizó por la cuenca del ojo de Lira.
Sydrion asintió y dio un paso atrás.
Pronto, Lira y Girado se quedaron solos en el viejo edificio. No se verÃa ni una sola hormiga en el edificio o cerca de él durante algún tiempo. Eso se debÃa en parte a la escasez de la zona, pero también a la consideración final de Sydrion.
«Ahora, Maestro».
Lira sostuvo en alto el instrumento contundente que habÃa golpeado a Girado en la cabeza.
«Quédate quieto. Si te mueves y fallas, tendré que golpearte varias veces, eso dolerá más»
«¡Sa, sal...... salven......!»
«¿Salvarte? Eso es difÃcil»
Ella sabÃa que estaba suplicando por su vida, pero no lo sabÃa.
Flash.
Un rayo cayó fuera de las ventanas del edificio.
Un arma contundente cayó, apuntando directamente a su objetivo. El inquietante sonido resonó en el silencio una y otra vez.
****
La noticia del accidente de Girado Funen corrió como la pólvora en la capital.
No se sabe en qué consistió el accidente. Sólo que el accidente habÃa dejado a Girado demente y tullido fue el resultado de las muchas historias que se contaron.
Marquesa Funen, volviendo apresuradamente de su finca, dispuso una villa en las afueras de la capital para el ahora demente Girado. El padre de Girado le siguió para tomar la mano de su hijo en un alarde de santo paternalismo. Los gritos y amenazas que habÃan ido y venido entre él y la Marquesa en los dÃas previos a aquella decisión quedaron calladamente enterrados bajo la superficie.
Tras enviar a su hijo menor y a su marido a vivir a una casa separada, Marquesa Funen se retiró a su mansión y desapareció. Circularon rumores de que la Marquesa recurrÃa al alcohol para pasar el dÃa.
Entonces, uno de los criados del Marqués, que habÃa caÃdo gravemente enfermo, recobró milagrosamente el conocimiento. Su hermana, que lo habÃa cuidado con la mayor devoción, lloró de alegrÃa, en cuanto la criada se recuperó, el hermano y la cuñada abandonaron definitivamente al marqués. Fue una historia que no llamó mucho la atención y que sólo conocieron unas pocas personas.
Pasó el tiempo, un tiempo que podÃa contarse en meses. Las estaciones cambiaron.
Mientras tanto, los gemelos del duque habÃan crecido.
Con la cabeza y el cuerpo ahora más grandes que antes, los gemelos presentaban un cambio notable: ya no se despertaban en mitad de la noche ni al amanecer. Este hecho garantizaba a su cuidadora principal una cierta cantidad de sueño, Yelena, que se encontraba bastante bien estos dÃas, visitaba a menudo a Condesa Sorte para ver a su familia.
Hasta que un dÃa.
Yelena y Sydrion estaban sentados uno frente al otro en el centro del salón del conde.
«Sû
Yelena tomó un sorbo del té que le habÃan puesto delante.
«¿Lo has pensado? ¿Lo has decidido?»
«Es.......»
Los ojos de Sidrion parpadearon.
Por fin. Por fin. Por fin habÃa llegado el dÃa, el «tiempo para pensar» que Yelena le habÃa dado el otro dÃa habÃa terminado.
Sydrion se veÃa ahora obligado a elegir un nuevo tÃtulo para llamarla.
Las opciones eran Ex Maestro de Torre, Antiguo Maestro de Torre y Mejor Maestro de Torre (antes Maestro de Torre Negra).......
Además de algunas opciones nuevas
Maestro Torre Yeo (antes conocido como Maestro de Torre Negra), Maestro Torre Han (antes conocido como Maestro de Torre Negra) y Maestro Torre Wang (conocido como Maestro de Torre Negra en sus últimos años).
Por alguna razón, cuanto más pensaba en ello, más aturdido me sentÃa. Yelena fingió no darse cuenta del deterioro de la tez de Sydrion.
«¿No es tiempo suficiente para pensarlo? Llevo esperando bastante tiempo»
«Duquesa»
«¿Qué?»
«Te lo ruego, ¿podrÃas no llamarme Maestro de Torre Negra, como has estado haciendo?»
Sydrion sintió una punzada de autodesprecio y abatimiento incluso mientras hablaba. Ni en mis sueños más salvajes pensé que me obsesionarÃa con el tÃtulo de Maestro de Torre Negra.
Yelena dejó la taza de té con un gesto frÃo.
«No. Ya no eres el Maestro de Torre Negra»
«Puedes llamarlo simplemente un apodo. Pediré comprensión a la persona que se convertirá en el nuevo Maestro de Torre Negra»
«Entonces, ¿Cómo quieres que llame al nuevo Maestro de Torre Negra cuando lo conozca?»
«Puedes llamarle Señor de Torre Negra, ¿no crees?»
Yelena parpadeó. Sonaba plausible.
«Bueno, para evitar confusiones y mantener el orden, el tÃtulo de Señor de la Torre Negra sigue siendo apropiado.......».
«Si quieres seguir refiriéndote a mà como Maestro de Torre Negra»
Los ojos de Sydrion brillaron con seriedad.
«A cambio, te daré un pequeño regalo»
«¿Un pequeño regalo?»
«Creo que te gustará»
La afirmación de Sydrion despertó la curiosidad de Yelena.
Qué demonios.
Ahora mismo no le faltaba dinero, ni poder, ni nada, él le decÃa que le gustarÃa un «pequeño» regalo, sabiendo perfectamente que no le gustarÃa.
«¿Y si no me gusta?»
«Te encantará ......, te lo prometo»
No estaba seguro, pero tenÃa esperanzas.
Bueno, vale. Yelena dio un paso atrás y asintió.
«Vale. Aceptaré tu oferta»
En realidad, cuando habÃa obligado a Sydrion a elegir llamándolo con un montón de nombres ridÃculos, habÃa estado intentando que eligiera a alguien que se lo habÃa hecho pasar mal a su hermana. HabÃa pensado que se habÃa ganado el derecho a ser gruñona.
Pero últimamente Liliana parecÃa tan feliz cada vez que la miraba, aquel hombre que tenÃa delante debÃa de haber contribuido a esa felicidad.
Asà que Yelena decidió darle un respiro.
«¿Y cuándo me lo vas a dar?»
Aparte de eso, también sentÃa curiosidad por la identidad del regalo. No es su naturaleza guardarse los regalos.
Sydrion respondió.
«Dentro de un rato»
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