Reina de las Sombras 89
Salón Secret (1)
La identidad del propietario del salón L no se conocÃa en absoluto. Aparte de su nombre, se desconocÃa su sexo e identidad, y entre la gente proliferaban diversas especulaciones. Dado que disponÃa de una riqueza suficiente para construir un enorme salón en el corazón de la capital y que encargó al arquitecto Randol, que es desconocido, la construcción del salón, se supuso que serÃa un hombre rico o un noble con audacia y determinación. Sin embargo, eso también era una mera especulación en la que la información era demasiado limitada para ser fiable.
CLAP CLAP CLAP
La gente no podÃa ocultar su vergüenza aunque aplaudÃa y vitoreaba la aparición de Elena. El hecho de que L, la dueña del salón, fuera una mujer. Con un cuerpo tan delicado, les chocaba que hiciera una inversión decisiva con una distribución mayor que la de la mayorÃa de los aristócratas u hombres ricos. Al mismo tiempo, el interés y la curiosidad por L se amplificaron. ¿Qué clase de mujer es L, la dueña del salón? La miraban con los ojos y esperaban rápidamente a que abriera la boca y se presentara.
"Me gustarÃa dar las gracias a los invitados por haber visitado hoy el Salón Secret. Soy la dueña del salón, L"
Una vez más, los aplausos se agolparon en el salón ante la brillante y clara presentación de Elena.
"El Salón Secret abrió sus puertas como un foro de debates que puede romper el muro entre el género y el estatus, asà como un lugar de socialización, una sala de estar para la inteligencia, un espacio cultural complejo para abrir un centro de intermediación y exposiciones"
El Salón Secret serÃa el punto de partida de la nueva era y el inicio de la cultura del Salón. Aunque su papel aún está por definir, renacerá como salón social internacional y lugar de intercambio cultural, invitando a intelectuales y figuras destacadas, independientemente de su estatus y nacionalidad.
"El umbral del salón es bajo. Cualquiera puede cruzarlo. Recuerden siempre. Soy la dueña de este salón"
Elena cautivó a los presentes en el salón con su elocuente discurso. En particular, al hablar de la dirección del futuro del salón, se asombraron de sus profundos pensamientos, de sus conocimientos, de sus ojos, y la admiraron por doquier. L no sólo era decidida, sino también inteligente.
"Voy a retirarme ahora desvelando la nueva obra de Rafael, 'Anhelo', el orgullo del Salón Secret y del pintor intemporal. Nos vemos en el debate público"
Elena, sujetando su falda con elegancia, se inclinó ante el público y subió las escaleras.
CLAP CLAP CLAP
Al doblar la esquina, los aplausos continuaron durante mucho tiempo hasta que Elena desapareció de la vista. La primera impresión de L fue muy fuerte. La imagen de la mujer, que nunca habÃan visto antes, se incrustó profundamente en la mente de la gente y no podÃa desaparecer.
"¿L-Lucia?"
Una mujer en medio de la sala gritó su nombre sin saberlo. Era Cecilia, la hija mayor del Conde Lyndon, con su vitalidad a prueba de máscaras y su pelo rojo.
"No es posible... No eres L, ¿verdad?"
A lo largo de su carrera académica, LucÃa fue una joven difÃcil de explicar. No sabÃa por qué, pero en cuanto veÃa a L, LucÃa le venÃa a la mente.
"Estoy siendo demasiado tonta. No puede ser LucÃa"
Cecilia trató de sacudir sus pensamientos con una risa como si fueran ridÃculos. Según las noticias escuchadas recientemente, LucÃa no gozaba de buena salud, por lo que se tomó una licencia del instituto académico y regresó a su ciudad natal, la Unión Trilateral. Sabiendo eso, obviamente, era gracioso poner a L y a LucÃa en la misma lÃnea.
Pero aunque sabÃa que no lo era, cuanto más lo miraba, más se solapaban L y LucÃa. En particular, la confundÃa porque era muy parecida al tono de clase alta que mostraba frente a Sian.
"Pero si la verdadera L es LucÃa..."
Cecilia tragó saliva.
"Puede que tenga un enorme junior"
Al mismo tiempo, Elena volvió al pasillo secreto y a la sala donde se sentó en el sofá y respiró. En la sala, de parte de Elena, Khalif estarÃa presentando ya la nueva obra de Rafael, "Yearning". Ella creÃa que le irÃa bien en ese ámbito, asà como en el artÃstico.
"Bien hecho. Tenemos algo de tiempo antes del debate, asà que por favor descansa"
"Lo haré"
Elena sonrió y bebió el té caliente que Emilio habÃa preparado. Cuando su mente y su cuerpo nerviosos se calmaron, llamó a May, que estaba desconcertada, para que se sentara frente a ella.
"¿Escuchaste lo rudo de Emilio?"
May asintió con la cabeza. ParecÃa medio desanimada por la respuesta.
"Te parece más sorprendente que no sea Verónica que el hecho de que sea L, ¿verdad?".
"¿Realmente no eres la princesa Verónica?"
Aunque May ya habÃa escuchado la verdad a través de Emilio, no podÃa creerlo y querÃa que se lo confirmaran.
"No soy Verónica. Soy una sustituta"
"..."
Cuando Elena se lo confirmó como querÃa, May cerró la boca. Pudo ver cómo se esforzaba por entenderlo y aceptarlo con la cabeza.
"¿Por eso me has dicho eso? ¿Por qué no eres su verdadero hijo?"
"SÃ"
"¿Por qué me impediste intentar asesinar al Gran Duque?"
"Porque no has hecho nada. HabrÃas fracasado, y yo no querÃa eso. Si querÃas venganza, querÃa que apostaras por una probabilidad muy alta"
La voz de May tembló ligeramente ante las tranquilas palabras de Elena.
"¿Señorita, no, de la forma en que lo ha hecho hasta ahora?"
"Una verdadera venganza perfecta es la destrucción del Gran Ducado"
Todos los misterios que no podÃan ser resueltos fueron resueltos. Una serie de acciones de Elena que no eran bien comprendidas por el sentido común fueron reunidas en una caja. May sintió que se le ponÃa la piel de gallina por todo el cuerpo con la precisión de Elena, preparando en secreto un salón para apretar el aliento del Gran Duque.
"... L es una mujer que da mucho miedo"
"¿Vamos, May?"
May también era dura. En la historia original, se hizo pasar por una criada durante casi una década para asesinar al Gran Duque Friedrich. May pensó por un momento y dijo como si se hubiera decidido.
"Yo también quiero estar contigo. ¿Puedo hacerlo?"
"Por supuesto"
Elena no pudo ocultar su alegrÃa y agarró la mano de May. Hoy era un dÃa muy feliz. El salón se abrÃa y se estrenaba con orgullo en el imperio bajo el nombre de L. Y ella era capaz de hacer de May una persona completamente suya.
"Benefactor, pronto habrá el debate"
"¿Ya es la hora?"
Elena no tenÃa tiempo para disfrutar de su alegrÃa, le esperaba su próxima agenda.
"¿Cuál es el debate, señorita?"
Aunque May sabÃa quién era, no cambió el tÃtulo de "señorita"
"Puedes llamarme L cuando estés conmigo"
"No, esto es más cómodo. Si me dejo llevar por el nerviosismo, podrÃa cometer un error sin darme cuenta"
A pesar de la persuasión de Elena, May se mostró inflexible. Puede que haya sido capaz de llegar al punto de asesinar con éxito porque es una persona que no se doblega aunque la rompan.
"Y usted parece más aristócrata que cualquier otro noble que haya visto. La señora no era tan buena como usted"
"May"
Elena estaba realmente agradecida a May por creer y seguirla. No querÃa decepcionar a May por la presión de las expectativas.
"Antes preguntaste por el debate, ¿no es as�"
"SÃ"
"Todos los dÃas se celebra un debate en el salón. Se esconden con máscaras y discuten para ser independientes de su estatus y condición. Hoy voy a participar en este debate"
"¿La Srta. Will?"
May parecÃa sorprendida.
"¿Por qué? ¿Es extraño que participe?"
"No es eso... la mayorÃa de los aristócratas que vi odiaban los debates y esas cosas. Se mantenÃan alejados de los libros, y les gustaba decorar y hacer del lujo un placer. PodÃan reunirse y charlar. Cosas como cómo ser amada por su marido..."
En el imperio los derechos humanos de las mujeres eran mayores que en otros paÃses, pero los lÃmites eran claros. A menudo se consideraba una virtud que las aristócratas se casaran polÃticamente cuando estaban en edad de contraer matrimonio, y que se dedicaran a actividades sociales o a apoyar a sus maridos.
'No se puede saber. Yo también vivà asÃ'
Fingiendo ser una Princesa Verónica, era extravagante y vanidosa. Después de convertirse en la princesa heredera, se aferró al afecto de Sian.
"No quiero vivir asÃ"
Elena querÃa llevar una vida de lÃder. QuerÃa vivir su vida sin dejarse influir por nadie.
"Benefactor, tienes que irte ya"
"Llego tarde. Vámonos"
Elena se puso la máscara que se habÃa quitado y salió de la habitación. Después de recibir la guÃa de Emilio, se dirigió al pasillo opuesto a la sala. Al llegar al final del pasillo, vio la sala de tertulias con sofás y muebles como si trasladara el salón al fondo. Lo curioso es que alrededor de ese foro abierto hay una grada circular.
"Está bien construido, como deseaba"
Elena estaba muy satisfecha. Era una de las pocas instalaciones exigidas por Randol durante el proceso de diseño, y ella esperaba que cualquiera fuera libre de sentarse en los asientos del público, escuchar la discusión y, de vez en cuando, dar su opinión. Los participantes ya estaban aquà cuando Elena entró en la sala de espera conectada al foro.
Kung.
Oyeron cómo se abrÃa la puerta de la sala y el auditorio se volvió ruidoso. La gente acudÃa a ver el debate público. A la hora señalada, Elena fue la primera en salir de la sala de espera. Los participantes, que dudaban y se miraban entre sÃ, la siguieron en el debate.
Hay un montón de ojos que salen. Con bastante valor, ni siquiera podrÃan dar una opinión adecuada debido a los ojos del público'.
A juicio de Elena, se vieron algunos participantes tensos. Era la primera vez que celebraban un debate público, por lo que les parecÃa pesado hacerse valer ante tanta gente. De todos modos, Elena querÃa completar con éxito este debate público, que equivale a la primera impresión del salón.
Ssaeng.
Elena se sentó en el sofá y pulsó el timbre de la mesa para concentrar a la multitud.
"Voy a desvelar el tema del primer debate público que abre el salón"
Los ojos de los espectadores se fijaron en Elena. Los participantes en los debates reciben los temas con antelación, pero como era el primer debate, el público no conocÃa el tema de discusión.
"El tema de hoy es el humanismo, por seres humanos... para seres humanos"
"¡...!"
Los que tomaron la tribuna también se sorprendieron. Y es que el tema al que se refiere ahora Elena es un tema muy difÃcil y poco convencional.
"Bueno, déjenme darles mi opinión primero. Creo que el humanismo está relacionado con la felicidad humana. Asà que..."
Cuanto más continuaba la argumentación de Elena, más se sorprendÃan los participantes en el debate. El tema, los argumentos, los fundamentos y los contraargumentos estaban perfectamente preparados. Sin embargo, el planteamiento de Elena sobre el humanismo superaba con creces sus expectativas. El proceso y los argumentos que conducÃan al humanismo destinado a defender la naturaleza humana eran lo suficientemente progresistas como para superar la palabra humanismo que conocÃan.
Ese dÃa, un hombre que asistió a un debate público murmuró, mirando a Elena
"La mujer moderna"
A pesar de que innumerables mujeres con intelecto se han esforzado hasta ahora, han sido desatendidas por la frÃa crÃtica, la discriminación y los prejuicios. Sólo Elena se atrevió a hacerlo posible.
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