Llora Hermosamente 135
'Esto debe ser un sueño. ¿O estoy muerto y en el cielo?'
Pensó Akkard sin comprender. Sin embargo, el suave toque de sus ojos hinchados y los ojos preocupados eran tan vÃvidos como la realidad.
"Me alegro mucho. Porque no estás ciego"
Murmuró Damia, mirando sus ojos nebulosos.
"Aguanta, aunque sea incómodo. La santa te arreglará los ojos en cuanto su cuerpo se recupere"
Afortunadamente, Calistea era una mujer con una habilidad inigualable. Ella ha confirmado que los ojos de Akkard, pueden ser restaurados a su estado original.
Sin embargo, durante demasiados años, estuvo dopada en drogas y sedantes, ahora no podÃa expresar su poder espiritual. Asà que Akkard recibió un tratamiento temporal por parte de otros reclutas, incluido Lesid.
Gracias a esto, el estado de Akkard era mucho mejor que cuando lo vio por primera vez. TodavÃa.......
'Me rompe el corazón cada vez que lo veo'
Damia bajó la mirada hacia el rostro de Akkard, donde habÃa rastros de violencia. Su rostro, que era tan recto y bello como una estatua, estaba ahora manchado de moratones y heridas.
Sólo con mirar eso, podÃa imaginar lo precario que estaba Akkard. PodrÃa haber muerto de verdad.
Aun asÃ, mantuvo su promesa. SabÃa que iba a morir o le torturarÃan si le atrapaban, aunque tenga miedo.
Cada vez que lo veÃa malherido, cada vez que veÃa a su padre que ni siquiera se lastimó la punta de los dedos, Damia lo pudo sentir. Los muros que se construyeron en su mente se aplastaron y se derritieron como la cera.
"¿Quieres descansar un poco más?"
Fue el momento en que Damia preguntó. Se oyó un pequeño golpe en la puerta y las damas de la corte empujaron la bandeja.
ParecÃa que era casi la hora de comer.
"Estoy bien, asà que adelante. Tú también tienes que comer"
Akkard habló en voz baja. Damia no comió nada desde primera hora de la mañana por vigilar y cuidar su estado.
"Oh, tendré que comer"
Estaba a punto de levantarse del asiento. Damia, que giró la cabeza sin pensarlo, lo vio.
"......!!"
Aunque sólo habÃa un ojo, hizo contacto visual con él. Entonces Akkard se sobresaltó como si se hubiera quemado y pronto bajó la cabeza.
No es que no supiera a dónde iba. Damia tiene la amabilidad de pagar la deuda por salvar la vida de su padre.
Asà que se irá en cuanto se recupere. Se sentirá aliviada cuando termine de saldar sus deudas.
Akkard, que ya habÃa sido rechazado varias veces, no tuvo más remedio que pensar.
Pero no entendÃa por qué era tan difÃcil apartar los ojos de ella. Sus ojos se veÃan obligados a perseguirla, como el girasol persigue al sol todo el dÃa.
'Un poco más. Si no es ahora, puede que no la vuelva a ver'
'Asà que por favor'
Sus ojos, tristemente persiguiendo detrás de ella, estaban tan calientes como un hombre febril. La miraba con una mirada tan pegajosa que no podÃa darle la espalda.
Especialmente cuando está tan débil.
"Bandeja, dame eso"
Con toda naturalidad, la criada le entregó una bandeja como si lo hubiera previsto desde el principio. Luego acercó la silla a la cabecera, se sentó en ella y cogió la cuchara
"¿...... Damia?"
Los ojos de Akkard, sorprendido, se agrandaron. TÃmido para enfrentarse a la cara, Damia se quedó mirando el cuenco con sopa.
No tardó en coger con cuidado una cucharada de sopa, la sopló y se la tendió a Akkard.
"Toma, pruébala"
Éste se quedó mirando fijamente la cara de Damia, incapaz de saber si era un sueño o la realidad. Gracias a eso, Damia, que ya estaba avergonzada, puso cara de asombro.
"Ey, todavÃa no te mueves muy bien. Vamos"
SÃ, el brazo que tenÃa el tendón roto seguÃa inhabilitado, con el puño cerrado. No se le ocurrió abrirlo.
Por esta razón, era cierto que las comidas eran necesarias. A un hombre adulto le daba vergüenza comer con la ayuda de otras personas, por lo que solÃa aconsejar a Damia que se fuera.
'No puedo hacerte esto'
Ese era el último orgullo de un hombre enamorado. Sin embargo, cuando Damia sacó la cuchara ella misma, quiso deshacerse de su orgullo y de todo.
No sabÃa qué hacer. Damia, que levantó ligeramente sus ojos azules bajo sus largas pestañas, le miró fijamente.
"¿No vas a comer?"
Era bonita. Los labios que decÃan eso, los ojos finos.
"Oh"
Por un momento, Akkard, embelesado, abrió la boca como le habÃan dicho. Luego, como si hubiera estado esperando este momento, Damia introdujo inmediatamente la cuchara.
"¿Qué te parece?"
preguntó Damia. Era la primera vez que daba de mamar a otros, asà que no estaba segura de si la sopa se habÃa enfriado bien.
Pero ya no importaba a qué supiera Akkard. Ahora sólo podÃa dar una respuesta.
"Delicioso"
Fue un comentario brusco, pero Akkard pronto se dio cuenta que era cierto.
Cuando estaba enferma, no tenÃa apetito. Lo mismo ocurrÃa con Akkard, asà que no tenÃa apetito por el sabor agrio que tenÃa en la boca agrietada y desgarrada.
Sin embargo, la sopa con la que se alimentó el propio Damia era diferente. La textura cálida y fragante se extendÃa sobre la lengua, difundiendo un sabor salado y sabroso.
'Es deliciosa'
En cuanto lo pensó, las glándulas salivales de ambos lados de la barbilla me abrieron el apetito.
"Toma otro bocado"
Lo primero es difÃcil, lo segundo es fácil. Akkard comÃa con la boca abierta como un dócil pajarito que daba.
Entonces Damia sonrió ligeramente como si estuviera satisfecha.
"Estás comiendo bien. Tendrás que tomar la medicina más tarde, asà te sentirás mejor"
"......SÃ"
Akkard asintió llorando.
Damia fue amable con él. Como cuando no sabÃa el pedazo de mierda que era. Como cuando volvió antes de hacer todo este mal.
Asà que estaba feliz y por otro lado estaba terriblemente triste. Ahora que sabe lo doloroso que es la decepción que viene después de la anticipación.
'Pero por ahora, está bien emborracharse con este dulce sueño'
Akkard, que pensaba asÃ, se reÃa amargamente. Era porque sentÃa que por fin podÃa entender los sentimientos de los insectos voladores que se ahogan en la miel.
Aunque el precio de esta dulzura sea la muerte, no importarÃa. Es algo que vale la pena.
Akkard vació un cuenco de sopa nueva en un abrir y cerrar de ojos. Y también comÃa el suave pan blanco que Damia arrancaba con sus blancas y finas manos.
Finalmente, después de tomar toda la medicina, Damia asintió satisfactoriamente
"Bien, ahora ve a echar una siesta"
Akkard se recostó en la cama como ella le recomendó. A la medicina que estaba tomando ya se le habÃan añadido somnÃferos.
Quizá por eso sentÃa sueño poco después. Pero no podÃa evitar quedarse dormido, asà que apretó los párpados para seguir cerrando.
'Si me duermo, me voy con Damia'
Triste por pasar siquiera un segundo juntos, aguantó como un niño llorón. Entonces Damia, que esperaba que se durmiera mientras leÃa un libro junto a la cama, ladeó la cabeza.
"No puedes dormir, ¿verdad?"
"Un poco"
"Oh, me gustarÃa que puedas mejorar pronto después de dormir"
Damia, que estaba meditando algo, echó una sugerencia inesperada.
"¿Quieres que te cante una nana?"
"...¿Nana?"
"SÃ, en el norte, el viento es ruidoso por la noche, asà que hay muchos dÃas en los que no pueden dormir. En noches asÃ, cantan nanas para calmar a los niños"
'Una nana que canta para mÃ. Mi corazón estaba en la misma página'
"Quiero escucharla"
Para ser sincera, cerró el libro que Damia estaba leyendo. Entonces se aclaró la voz y empezó a cantar una nana.
🎵Canción de cuna,
Cuando nieva, el conejo blanco se duerme bajo el arbusto dorado.
Cuando la fresa roja del arbusto se congele, se convertirá en un rubÃ.
Canción de cuna,
El hada de la escarcha se acerca a la ventana con el viento frÃo.
Cierra los ojos o te haré las pestañas blancas 🎶
La letra era áspera y bien mezclada con las sensibilidades del norte. Una melodÃa aburrida, una voz hermosa y la cálida luz del sol que entraba por la ventana.
No pudo resistir más la marea. Akkard se envolvió las pestañas blancas como si hubiera caÃdo escarcha, y se sumió en el sueño.
ZZZZzzzzZZZzzz
Incluso en el sueño, podÃa sentir una débil señal de que Damia estaba sucediendo. Akkard tembló ligeramente los párpados y endureció su cuerpo.
'No, no te vayas todavÃa. Quédate conmigo un poco más'
Los pasos de Damia llegaron junto a él, al menos oyendo la voz de su corazón que no podÃa transmitir. Su sutil constitución en la punta de la nariz parecÃa inclinarse y mirar hacia él.
"Buenas noches"
Un aliento tan susurrante le tocó las pestañas y barrió la pelusa de su mejilla. La sensación de cosquilleo fue lo suficientemente buena como para derretir la acidez.
Pero mejor aún, su promesa añadió después.
"Volveré mañana"
A diferencia de ella, que no tenÃa fe en él, Damia era una mujer de palabra. Asà que seguro que también vendrá mañana.
Aunque sea por compasión, por sentido del deber.
'Aun asÃ, podré verla mañana'
Al mismo tiempo que estaba aliviado, estaba realmente inconsciente. Akkard se durmió por primera vez en mucho tiempo.
Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejar un comentario o una votación 😀😉.
0 Comentarios