LESVAC 87

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La Emperatriz se volvió a casar 87

Posición incómoda



La caja parecía grande, pero no se sintió así una vez que entré. Abracé mis rodillas y pensé, '¿Qué diablos estoy haciendo ahora?' No importa cómo se mire esta situación, no era una reina, sino una fugitiva.

El carruaje circulaba sin problemas, pero la caja estaba situada cerca de las ruedas. Cada pequeño bache sacudía mi cuerpo, causando que mi cabeza golpeara la parte superior de la caja, seguido de mi trasero y piernas en el piso. Después de varios impactos dolorosos, logré encontrar una posición que me sometiera a un abuso ligeramente menor.

"Reina, ¿estás bien?"

De vez en cuando, Heinley me hablaba tranquilizadoramente.

"Reina, pronto cruzaremos la frontera."

En lugar de hablar, golpeé la pared de la caja en respuesta.

Sabía que mi voz sonaba rara al salir de la caja. La primera vez que Heinley dijo, "¿Estás bien?" Yo respondí, "Estoy bien." En ese momento, escuché al Duque Elgy reírse y me sonrojé avergonzada.

Sin embargo, incluso los golpes parecían entretener al Duque Elgy. Lo escuché reírse nuevamente, seguido de Heinley que le gritaba que se detuviera. Eso no ayudó, y me mordí el labio.

"¿Qué? Tú también te estás riendo. La única diferencia es que no haces ningún ruido."

Debido al Duque Elgy, su conversación pareció detenerse repentinamente, pero sabía que Heinley debía estar discutiendo en silencio con él.

'Haaah...'

Suspiré y cerré los ojos con fuerza.

Prefiero dormirme. El tiempo pasaría volando de esa manera.

***

Supongo que mi mente estaba más cansada de lo que pensaba. Recordé cerrar los ojos y pensar en dormir. Cuando la tapa de la caja se abrió y parpadeé aturdida por la ráfaga de aire fresco, me di cuenta de que realmente me había quedado dormida. Heinley me estaba sonriendo desde arriba, y yo le devolví la sonrisa tímidamente.

"Es como una escena de un mito. Tan pronto como abriste los ojos y me miraste, sentí que mi corazón latía con fuerza."

Me sonrojé por su cumplido. Por supuesto, estaba agradecida por ello, pero las palabras eran exageradas para mi gusto. Extendí mis piernas y me puse de pie temblorosamente.

"Ah. Ahora con cuidado."

Heinley me ayudó a levantarme.

"Es malo que permanezcas en una misma posición tanto tiempo, Reina."

Después de levantarme plenamente, me sacudí el vestido arrugado y le devolví la sonrisa. Hablé antes de que pudiera decirme más cumplidos embarazosos.

"¿Hemos llegado?"

"No. Esta es una ciudad fronteriza."

"Pero los guardias..."

"No creo que hayan recibido ninguna orden todavía."

A pesar de sus palabras, dirigió una mirada cautelosa fuera del carruaje.

"Llegaremos pronto."

Salí completamente de la caja, tomé la mano de Heinley y bajé del carruaje. El Duque Elgy estaba hablando con el conductor con una cara seria. Cuando me vio, sonrió y me saludó.

Mientras tanto, me di la vuelta para observar nuestro entorno. Las ciudades fronterizas eran lugares importantes en nuestro país, y las había visitado todas al menos una vez. Mi propio hermano había sido exiliado a una ciudad fronteriza.

'Ah. Esta debe ser Lux.'

Sin embargo, esta no era la ciudad fronteriza donde mi hermano se alojaba.

'¿Estuve dormida durante todo el viaje hasta aquí?'

Parpadeé sorprendida y el Duque Elgy terminó de hablar con Heinley y se acercó a mí.

"Esto es lo más lejos que puedo acompañarte."

"Gracias, Duque Elgy."

"Yo también me divertí, Reina."

No se me pasó por alto que me llamara "Reina", ya que en la mansión Troby me había llamado "exemperatriz". De repente pensé en la reacción de Heinley y lo miré. Sonreía ligeramente.

"Ah. Es molesto. Esa cara feliz."

Heinley parecía relajado mientras escuchaba al Duque Elgy burlarse de él. De hecho... Heinley y el Duque Elgy parecían bastante amistosos. De lo contrario, no hablarían tan casualmente.

El Duque Elgy chasqueó la lengua.

"No puedo decir si este es un buen grupo de comerciantes, pero estoy seguro de que son confiables. Lo están esperando, puede ir y reunirse con ellos, Su Majestad."

"¿Heinley...?"

¿Hablaron entre ellos mientras dormía? Heinley se giró hacia mí, pero no parecía sorprendido.

"Si vamos juntos, nos veremos sospechosos."

"¿Usarás otro grupo de comerciantes? ¿O de mercenarios?"

"Bueno... en realidad no. Me iré solo."

"Eso es peligroso. Deberíamos irnos juntos."

Era poco probable que Sovieshu intentara capturar a Heinley nuevamente, pero el rey solitario no podía cruzar la frontera por sí mismo. Este lugar no solía ser frecuentado, pero podría haber bandidos como los Mil Eternos, ¡e incluso podría ser asaltado!

Sin embargo, Heinley me sonrió con confianza y dijo que estaría bien, y el Duque Elgy hizo un comentario similar en acuerdo.

"Heinley es rápido y escurridizo, así que no se preocupe por él."

Quería protestar y decir que era peligroso, pero me contuve. Había visto a Heinley venir a Wirwol solo, e incluso había entrado al palacio del Imperio Oriental sin ser detectado. Aunque mi preocupación no desapareció, asentí. Si Heinley era realmente hábil para moverse en solitario sin ser detectado, mi presencia solo podría ponerlo en peligro.

"Entonces, Heinley. Yo también me iré. Reina, cuídate."

El Duque Elgy se marchó en el carruaje negro que nos trajo hasta aquí, Heinley y yo entramos en una posada de aspecto ordinario. Una mujer se acercó y miró alternativamente entre nosotros.

"¿A qué persona transportaré?"

Levanté la mano, pero mi corazón latía con fuerza. Habían pasado unos días desde mi divorcio, y estaba segura de que mi rostro estaba esparcido por todos los carteles del imperio. Los rumores de la emperatriz divorciada y casada de nuevo habrían llegado incluso a las ciudades fronterizas más aisladas.

Mi larga capa y capucha ocultaban mi rostro, pero si ella me pedía que me quitara la...

"Vámonos."

La mujer no preguntó nada, se dio la vuelta y se fue.

'¿Voy así como así?'

Miré a Heinley, buscando consuelo, y me sonrió.

"No te preocupes. He trabajado con ellos unas cuantas veces— ah, y no sabían que yo era un príncipe. De todos modos, son perfectos para este trabajo."

Bueno, si Heinley lo dice. Asentí y seguí a la mujer.

Heinley me siguió a cierta distancia, y luego me vio subir a otro carruaje. Estuvo allí hasta que el carruaje partió. La mujer me habló, así que miré al otro lado por un momento, y luego nuevamente miré por la ventana. Se había ido.

Escuché el grito de un pájaro en el cielo.

La mujer supuestamente formaba parte de un grupo de comerciantes que servía como agente para otros pueblos importantes. Ella habló sin parar. No dijo mucho de sí misma, ni preguntó por mí en absoluto. Todo lo que escuché de ella fueron chismes que recogió de sus conocidos y colegas.

Me puse tensa cuando abordó el tema de la emperatriz recién divorciada y casada de nuevo. Aún así, era interesante escuchar la reacción de la gente al incidente por mí misma.

"Apoyo las acciones de Su Majestad."

"¿En serio?"

"Bueno, algunas personas dicen que ella actuó de forma egoísta. Pero no es asunto suyo, así que no deberían criticar."

"..."

"Ella no pidió el divorcio, no se discutió, y fue unilateral. ¿Pero después del divorcio?  Al diablo con todo, ¿no crees?"

Asentí con fuerza, casi como si dijera "gracias."

"Sí. Al diablo con todo." (Nota: En esta frase utiliza un tono formal)

"Pero tu tono es muy extraño."

"¡!"

La mujer continuó hablando, hasta que el carruaje se detuvo para que pudiéramos comer.

Durante la comida, apareció un nuevo conductor de carruaje, que cambió los caballos y se subió al asiento del conductor. Luego, la mujer y yo volvimos al carruaje. Asumí que viajaríamos hasta la capital del Reino Occidental, y me quedé mirando por la ventana para disfrutar del paisaje exterior. No sé si los caballeros de Sovieshu me estaban buscando, pero hasta ahora todo parecía haber funcionado bastante bien.

Contrariamente a mis expectativas, la mujer me dejó antes de que cruzáramos la frontera occidental. Exactamente, en un pequeño pueblo de un país vecino, informándome que debía ser llevada hasta aquí. Se separó con un breve "Cuídate", y luego desapareció.

Me quedé sola en este extraño lugar. No mucho después, Heinley apareció en un gran caballo. Parpadeé sorprendida.

"¿Cuándo llegaste aquí?"

Vino del interior del pueblo, no del exterior. En otras palabras, llegó antes que yo, aunque mi carruaje no se detuvo para el alojamiento.

"Llegué un poco antes."

"No te vi en absoluto—"

"Nuestros caminos no se cruzaban."

Entonces, ¿viajé por carretera y Heinley tomó un atajo? Bueno, no parecía haber llegado en carruaje. Asentí, él sonrió y extendió la mano.

"¿Sabes montar?"

***

Había pasado mucho tiempo desde que cabalgué tranquilamente. Heinley incluso preparó ropa de montar para ambos, y yo estaba tan emocionada que en cuanto me subí al caballo, lo insté a galopar a fondo.

"Reina, ¿no vas demasiado rápido?"

Heinley sonaba ligeramente asustado mientras sujetaba mi cintura por detrás. El viento se llevó sus palabras. Giré la cabeza hacia él y sonreí.

"Me gusta esto."

La mayoría de los nobles participaban en deportes recreativos, como la equitación. Estaba demasiado ocupada para ello después de convertirme en emperatriz, pero me encantaba montar a caballo. Antes de convertirme en la princesa heredera, solía montar un poni sola en el jardín, y después de convertirme en la princesa heredera, la emperatriz titular me regaló un hermoso caballo negro.

A Sovieshu también le gustaba montar a caballo, así que juntos...

'Debo dejar de pensar en eso.'

Cada vez que pensaba en el pasado, siempre se trataba de Sovieshu. Había dado por sentado que él siempre había estado conmigo en ese entonces. Aparté a la fuerza los pensamientos sobre él, luego me di cuenta de que Heinley estaba muy callado.

'¿No le gusta ir rápido?'

"¿Heinley?"

Lo llamé con urgencia.

"... Sí."

Él respondió de inmediato, pero su voz sonaba débil.

"¿Tienes miedo? ¿Debería ir más despacio?"

Lo miré preocupada, pero él negó con la cabeza. Mientras lo hacía, sentí su pecho moverse contra mi espalda. De repente me sentí cohibida por nuestra cercanía, así que apreté más las riendas. No había cabalgado en mucho tiempo y quería sentarme al frente. Heinley me estaba agarrando por la cintura tan fuertemente que no había espacio entre nuestros cuerpos.

"Heinley."

"Sí, Reina."

"Puedes... puedes aflojar un poco el agarre..."

"Entonces me caeré."

"..."

"Es aterrador."

Heinley no estaba cohibido por mi culpa. ¿Soy la única? Mi cuerpo estaba rígido por nada.

'Debido a que estamos tan cerca, Heinley probablemente lo siente.'

Sentí que era la única que actuaba de forma extraña, y aceleré para poder sentir el viento e ignoré las manos de Heinley. No funcionó, así que eventualmente fui un poco más despacio.

Espera, ¿qué fue eso? Podía sentir un leve temblor en mi espalda. Recordé cómo Heinley se rió en silencio con el Duque Elgy cuando me acuclillé en la caja.

Tal vez si Heinley y yo cambiamos de posición ahora... pero eso aún nos dejaría en una posición incómoda. Sentarme atrás significaría que tendría que abrazar a Heinley, como él lo estaba haciendo ahora. Entonces definitivamente sentiría mi corazón latir violentamente en su espalda. No tenía buenas opciones ante mí.

Heinley me miró con una sonrisa.

"Llevaré las riendas junto a ti. ¿Te parece bien?"

Eso significaba que no tendría que abrazarme tan fuerte. Asentí.

"Eso estaría mejor. Estaba un poco apretada..."

Heinley se echó a reír y tomó las riendas. No cubrió mis manos con las suyas, pero nuestros dedos se rozaron entre sí. No solo nuestras manos se tocaron, sino también el largo de nuestros brazos.

Me mordí el labio y me obligué a mirar al frente. Antes solo agarraba mi cintura, pero ahora me envolvió entre sus brazos.

"Creo que... ir en carruaje es una buena idea."

"Escuché que te gusta montar a caballo."

"También me gusta ir en carruajes."

"Pero el caballo es más rápido, Reina."

"¿Por qué no conseguimos otro caballo?"

"Sería difícil conseguir otro ahora... e incluso si lo hacemos, detenernos para encontrar uno nos retrasará demasiado. El Reino Occidental está solo un poco más lejos, y McKenna está esperándonos. ¿Por qué? ¿Te sientes mal?"

No podía decirle que estaba avergonzada por la sensación de su pecho, brazos y manos, así que le respondí con un "No." Como él dijo, no teníamos tiempo para detenernos.

'A él no le importa, y es raro que yo sea la única que se siente cohibida. Esto es... natural. Solo estamos montando a caballo juntos.'

Me tragué mi estupidez, y apreté las riendas.

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