LESVAC 13

LESVAC 13







La Emperatriz se volvió a casar 13

Ya Sabía La Verdad



Los ojos de mis damas de compañía se dirigieron a mí al mismo tiempo.

"¿Hm? ¿Qué?"

Princesa Soju notó sus miradas y se giró hacia mí. Sabía que mis damas de compañía creían que el "amigo anónimo" que Príncipe Heinley estaba buscando debía ser yo.

"..."

Mis pensamientos eran los mismos. ¿El dueño de Reina era... Príncipe Heinley? Podría ser una coincidencia, pero la posibilidad de que no lo fuera era alta.

Las damas de compañía dudaron esperando mi respuesta, pero cuando permanecí en silencio, fingieron no saber y dirigieron su atención a otras cosas. La curiosidad de la princesa Soju también se dirigió hacia otro lado, pero Laura se inclinó hacia mí.

"Su Majestad, ese pájaro parece un híbrido entre una lechuza y un águila. ¿Cree que su dueño podría ser Príncipe Heinley?"

Condesa Eliza asintió.

"Estoy de acuerdo, Su Alteza. Creo que este rumor podría ser sobre usted."

Las otras damas de compañía también me miraron con sus ojos brillando expectantes.

"... Yo también lo creo."

Las damas se taparon la boca e intercambiaron miradas de emoción. Pero cuando agregué, "No me presentaré," todas se mostraron abatidas.

"Su Majestad, ¿no sería una buena idea ser amiga de alguien tan apuesto como Príncipe Heinley?"

"A Príncipe Heinley le encantaría aún más si descubriera que su compañero de cartas es la Emperatriz."

"¿No te invitó a bailar?"

Negué con la cabeza.

"Quiero seguir siendo una amiga cuyo nombre o cara no conoce."

"Pero…"

Laura sonaba consternada, pero una mirada de Condesa Eliza la tranquilizó. La Condesa asintió como si entendiera mis pensamientos.

"Príncipe Heinley tiene muchos escándalos con mujeres. Tiene la reputación de ser un mujeriego, y si su correspondencia privada resulta ser la Emperatriz, todo el mundo la mirará de forma extraña."

Condesa Eliza miró fríamente a Rashta y a Gran Duque Lilteang. El Gran Duque estaba parado frente a Rashta riendo a carcajadas.

"Tendremos muchos enemigos en el futuro, y pueden pensar en difundir rumores maliciosos. Es mejor ser cauteloso."

No fue hasta que Condesa Eliza terminó de hablar que Laura dio un pequeño "Oh," y asintió.

"Pero estoy un poco triste..."
















***














"Enviar cartas cuando no sabes la identidad del otro es tan romántico."

"¿Es eso cierto? Hay tantos rumores extraños sobre Príncipe Heinley, por lo que es difícil creer algo, ¿verdad?”

"Pero si está mintiendo, entonces no encontrará a su 'amigo' en público."

"Ni siquiera sabemos si la persona es un amigo o una amante."

"No sé, tal vez la otra persona está casada."

"Creo que es una mujer, pero ¿no sería divertido si fuera un hombre?"

Las palabras se encontraron con un estallido de risa en el salón donde estaba Rashta. Ella se recostó en su suave silla púrpura al tiempo que escuchaba los intercambios de los nobles. Cherily que se sentó a su lado, la abanicaba. Mientras Rashta escuchaba sin palabras la conversación, Gran Duque Lilteang soltó una carcajada y se giró hacia Rashta.

"¿Por qué estás tan callada, Señorita Rashta? Tú no eres la que escribió esas cartas románticas, ¿verdad?”

"No fue Rashta."

"¿En serio? ¿No crees que la dulce lengua de la Señorita Rashta sería suficiente para cautivar a Príncipe Heinley?"

Rashta sonrió y negó con la cabeza, y animó a los invitados a continuar con su conversación. Pensó que los nobles sólo contaban historias solemnes, y le parecía interesante que tanto los esclavos como los aristócratas se dejaran llevar por el mismo tipo de chisme provocativo. Se sentó allí tomando su té, pero notó que Vizcondesa Verdi no había dicho una palabra.

"¿Vizcondesa Verdi? ¿Qué pasa? ¿Te sientes enferma?"

Rashta le habló con suavidad y Vizcondesa Verdi se sobresaltó, pero luego sacudió la cabeza y sonrió.

"¿Quieres volver con la Emperatriz?"

Los nobles de repente dejaron de hablar y miraron a la mujer.

"Eso no pasará."

La Vizcondesa ofreció otra sonrisa y negó con la cabeza.

"Ahora sirvo a la Señorita Rashta."

El resto de los nobles volvieron de nuevo a su conversación sobre Príncipe Heinley, y la dama de compañía soltó un pequeño suspiro.

"..."

Rashta inclinó la cabeza y estudió el perfil de la mujer mayor.

“Vizcondesa, si quieres volver con la Emperatriz, puedes ser honesta con Rashta."

Finalmente, la bonita joven volvió a hablarle después de que todos los otros nobles se retiraron y solo quedaron ella y las dos sirvientas.

"Realmente no quiero volver, señorita Rashta."

Vizcondesa Verdi le respondió rápidamente, pero Rashta no estaba convencida.

La vizcondesa, que había asumido el cargo de dama de compañía de Rashta a través del Barón Lant, era alguien que se había mantenido firme al lado de la Emperatriz desde que tomó el trono. Por esta razón, el barón Lant eligió a Vizcondesa Verdi, que tenía una gran necesidad de dinero.  Al convertirse una ex dama de compañía de la Emperatriz en dama de compañía de Rashta, naturalmente la reputación de la concubina aumentó.

Pero incluso Rashta no estaba demasiado familiarizada con esta nueva dama de compañía. La dama estaba aquí por dinero, y no era tan confiable como Cherily o Kisu. Tal vez Vizcondesa Verdi notó el ligero aire de desconfianza, pero ella puso excusas mientras tenía los ojos de un conejo asustado.

"No es porque quiera volver con la Emperatriz, Señorita Rashta."

"Pero parecía que..."

"Cuando estaban hablando de Príncipe Heinley, yo... recordé algo sobre la Emperatriz."

La mirada de desconfianza de Rashta se desvaneció.

"Hay un rumor sobre Príncipe Heinley, pero, ¿qué tiene que ver con la Emperatriz?"

Rashta ya había sido rechazada por el Príncipe dos veces. Vizcondesa Verdi, nerviosa, se movía perturbada con su taza de té, pero ella ya había comenzado a hablar y Rashta la estaba mirando con ojos brillantes.

"El…"

No tenía más remedio que confesar.

"El compañero de correspondencia que Príncipe Heinley está buscando. Es su Majestad la Emperatriz..."

Los ojos de Rashta se redondearon. Cherily, quien estaba abanicando a Rashta, miró sorprendida.

"¿De Verdad?"

Vizcondesa Verdi respondió con un rápido "Sí" a Rashta.

"Pero la Emperatriz no se presentará, aunque las cartas sean de Príncipe Heinley. Ella es muy orgullosa."

Cherily se echó a reír.

"¿Estás segura de que la Emperatriz y Príncipe Heinley intercambiaron cartas sin conocerse?"

"La Emperatriz lo sabe ahora. Pero no lo sabía en ese momento."

La curiosidad de Rashta se despertó, pero ella no dijo nada y contempló la información cuidadosamente. La Vizcondesa miró a la joven para ver si había dicho algo ofensivo. Después de un largo momento, Rashta finalmente habló.

"¿Entonces Vizcondesa Verdi sabe un poco sobre las cartas que intercambiaron la Emperatriz y Príncipe Heinley?"

"Yo... ¿sí?"

La voz de la vizcondesa tembló, y una sonrisa juguetona se extendió por el rostro de Rashta.

"¿Podemos hacer que parezca que es Cherily quien respondió las cartas?"

"¿Disculpe? ¿Quiere engañar a Príncipe Heinley?"

Vizcondesa Verdi estalló furiosa. Rashta soltó una carcajada y sostuvo el dobladillo del vestido de Cherily.

"No es engaño. Solo estoy jugando."

"Pero…"

"Tú misma lo has dicho, Vizcondesa. La Emperatriz nunca se presentará."

"Pero... todavía estarías engañando a un miembro de la familia real..."

"¿Conoces el contenido de las cartas?"

"No sé de ninguna reciente, Señorita Rashta. Príncipe Heinley podría preguntar al respecto."

"Puede que no pregunte."

"Pero…"

"¿Cómo intercambiaron las cartas? Ah…me pregunto… ¿las enviaron por medio de alguien...?"

"Pero Señorita Rashta..."

"Si se entera, podemos decir que fue una broma. Si las cosas van bien, el Príncipe se enamorará de Cherily. ¿Bien?"

"Estoy... estoy aquí para ver a Príncipe Heinley..."

La mujer que se acercaba al Palacio del Sur fue interceptada por un hombre que pasaba por allí. El hombre era un caballero, aunque no un ciudadano del Imperio Oriental.

"¿Para quién estás haciendo un recado?"

"Oh no. Quería decirle algo."

El caballero inclinó la cabeza mientras observaba a la mujer.

"¿Tú?"

Aunque la mujer estaba bien vestida, no parecía una mujer noble. Ella tenía que ser una sirvienta que trabajaba en el palacio. Le resultaba difícil comprender por qué el Príncipe querría reunirse con una sirvienta extranjera.               

"He oído que el Príncipe está buscando a la persona que le escribía las cartas..."

Los ojos del caballero se abrieron de par en par.

"¿Tú eres la persona que está buscando Príncipe Heinley?"

Casualmente, el caballero era del Reino Occidental, al igual que Príncipe Heinley. Ante la desconfiada mirada del caballero, la sirvienta— Cherily— se puso roja y gritó, "¡Sí!" Rashta la había convencido de que podía hacer como si hubiera estado jugando una broma si no funcionaba, pero si resultaba, podría ganarse el amor de un hermoso Príncipe. Todavía estaba aterrorizada, sin embargo, el caballero miró a Cherily en silencio y luego se dio la vuelta.

"Ven por aquí, por favor."

Cherily ansiosamente siguió al caballero. Vizcondesa Verdi le había contado sobre el contenido de las cartas, pero considerando el tiempo en que la dama de compañía regresó a su propiedad, a Cherily le inquietaba no saber los últimos intercambios. Rashta le aseguró que no tenía que saberlo, pero...

"Estamos aquí."

Cherily se detuvo, tragó secamente y miró al frente. El caballero llamó a la puerta y anunció la visita de la sirvienta.

"Su Alteza, una mujer ha llegado alegando que ella fue la que intercambió cartas con usted."               
Pero no importa cuánto esperaron, nadie respondió.

"Oh. ¿Salió?"

Gruñendo, el caballero le dijo a Cherily que esperara en el salón, y ella se quedó inmóvil en el espacio vacío. Pasó alrededor de una hora antes de que el caballero finalmente regresara y dijera, "Está aquí. Te verá ahora."

"¿Qué? ¿Ahora?"

La puerta del salón vacío no estaba cerrada, y el sofá en el que estaba sentada daba al pasillo. Ella no había visto a nadie pasar. ¿Pero el príncipe estaba aquí?

'Tal vez estuvo dentro todo el tiempo y fingió no estar...'

La inquietud de Cherily creció, pero se levantó rápidamente y siguió al caballero. La puerta del dormitorio se abrió.

Pasando esa puerta, ella podría ser humillada, o su futuro podría ser cambiado. Si las cosas salieran bien, sería como Rashta...               

Cherily se aventuró cautelosamente dentro de la habitación. Dentro del gran espacio había dos ventanas abiertas de par en par, con las cortinas deslizándose hacia dentro por la brisa. Un hombre alto estaba parado entre las cortinas. Estaba parcialmente desnudo, vestido sólo con una delgada bata abierta.                 

'Ese es Príncipe Heinley...'             

Los ojos de Cherily se ensancharon.

El cabello claro del hombre se dispersó en la brisa. Era aún más guapo de lo que sugerían los rumores. Si un ángel descendiera a esta tierra, ciertamente se vería así. Sin embargo, en el momento en que Cherily miró sus afilados ojos púrpuras, se sorprendió al pensar que él podría ser más demonio que ángel. Parecía etéreo a primera vista, pero pronto sintió una escalofriante corriente subterránea. Los instintos de Cherily le dijeron que huyera.

Sin embargo, en el momento en que sus ojos se encontraron, Príncipe Heinley le ofreció una sonrisa amable y ella rechazó ese sentimiento instintivo.               

"Mi Señora, ¿eres con quien he estado intercambiando cartas?"

"S-Sí."

Príncipe Heinley levantó las cejas, y Cherily le devolvió la mirada, su corazón latía con fuerza. Ella pensó que pediría una prueba, pero él no dijo nada. Su corazón palpitaba más fuerte. Después de un largo momento, sonrió.               

"¿Estás segura?"

 "¿Qué?"

"Quiero preguntarte para estar seguro. La persona que busco es muy valiosa para mí."

"!"

"Me sentiría muy feliz si usted fuera mi conocida por carta, pero si no... me sentiría tan decepcionado que no sé lo que haría."   

Ella escuchó la amenaza implícita. Príncipe Heinley se acercó a ella y sonrió benignamente de nuevo."

"¿Estás segura de que eres tú, mi señora?"

***             

Estaba almorzando amistosamente con los nobles que conocía. Princesa Soju, con quien me había hecho cercana ayer, llegó a la mesa con una botella de vino.

"Esta es una especialidad de nuestro Reino del Sur. Considérelo mi disculpa por llegar tarde." 

Mientras la gente miraba hacia ella, Princesa Soju sonrió, luego se sentó y colocó la botella de vino sobre la mesa. Laura se giró hacia la Princesa, que estaba sentada a su lado.

"¿Has oído?"

"¿Cuál es el chisme?"

Princesa Soju le dio una amplia sonrisa.

"Bueno, solo lo acabo de escuchar, por lo que no hay mucha gente que hable sobre ello todavía."

La mesa presionó a Laura para que contara el chisme, y ella bajó la voz de manera conspiradora, con los ojos brillantes.

"Lo escuché en el camino. Alguien dijo que conocía a la conocida de carta de Príncipe Heinley."

Los ojos de Laura se posaron en mí, y reflexivamente fruncí el ceño. Una cosa era que no me presentara, y otra que otra persona fingiera ser yo.               

"¿Quién dijeron que era la persona?"

"Sí, Su Majestad. Oí que era la sirvienta de la señorita Rashta."

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