LAEMRE 123

Miércoles, 15 de Diciembre del 2021

La Emperatriz Regresa 123

Una hora dentro del territorio de Dios era similar a un día del mundo exterior. Cuando Lustian llevó a Guinev con él fuera del territorio de Dios, fue ya después de que Viola se fuera de su lado.

El choque fue... más allá de las palabras. El dolor y la agonía eran indescriptibles.

Reunió a todo el personal de palacio que estaba junto a Viola y los interrogó él mismo. Como un príncipe heredero que se hubiera vuelto loco, los interrogó en busca de la más mínima pista, y como resultado, encontró a alguien que la vio salir del bosque de Dios. Fue en el momento en que estaba dentro del Bosque de Dios.

Lustian estaba desolado. La sangre se le subió a la cabeza pensando en Viola, que habría visto a Guinev correr hacia sus brazos.

Le dijo que esperara... le dijo que si esperaba un poco, el Compañero de Dios sería enviado a él y seríamos felices...

No se le dio la oportunidad de explicarse. Desde que Viola se fue, no estaba bien de la cabeza. Se negó a aceptar su posición para abrir la puerta al nuevo mundo. Lo más urgente para él no era encontrar al Compañero de Dios ni cumplir con su deber como príncipe heredero.

Encontrar a Viola era lo más urgente.

Ya era hora de que sufriera la ira del emperador. El emperador lo detuvo. No le dejaba poner un pie fuera del palacio e incluso le impedía buscar a Viola.

Lustian estaba tan desesperado que ya no podía distinguir el bien del mal. Sentía que su corazón se desgarraba cada vez que miraba el anillo que ella había dejado. Cuanto más crecía su resentimiento hacia Viola por haberse marchado sin mediar palabra, más le pesaban sus obligaciones. Sentía que no necesitaba nada. Odiaba todo, incluso su condición de príncipe heredero, su ambición de ser emperador e incluso su amor por su madre.

"Hice un juramento al Emperador. Me dijo que si esperaba allí, ¡Su Alteza vendría a buscarme y se casaría conmigo!"

"No actúes como una niña que nació ayer. ¿Crees que no soy consciente de tu deseo por mí?"

Guinev le miró con ojos lastimeros, pero no funcionó. Había estado engañando a Lustian desde el principio.

El emperador se enteró de cómo ella atravesó la barrera de Dios antes que él. Desde que ella atravesó la barrera, se habían saltado los seis meses del proceso de entrenamiento y habían dado la vuelta a los pasos para llegar a la puerta final.

Sin embargo, parecía que incluso el emperador sabía que odiaba a muerte estos deberes.

"No me fío de estas palabras viniendo de alguien que me engañó y maquinó a mis espaldas con Padre para darme un afrodisíaco. Tus mentiras tienen un límite. Actuabas según tus deseos para mí y la voluntad de Padre. ¿No es así?"

Guinev le miró mientras lloraba. Un amor unilateral no era el tipo de amor que quería Lustian. Sus lágrimas eran detestables. El hecho de que al mismo tiempo ella lo atrajera a ese lugar y consiguiera que el emperador lo presenciara, y el hecho de que Iván ayudara a Viola a escapar lo enfurecieron.

¿Por qué? ¿Por qué? No sé por qué ha querido torcer mi destino de esa manera.

La abrumadora energía que brotó de Lustian acaparó la atención de todos los que salieron al jardín. Guinev se sorprendió tanto que resbaló y se cayó. Viola la agarró enseguida y la ayudó a levantarse, pero pudo ver incluso desde lejos que estaba temblando.

Puede que yo haya sido alguien que ella quería, pero ahora era diferente. Lo que más miedo le daba era a mí. Lustian esbozó una sonrisa irónica.

Tu utilidad terminó ahí. Si quieres resentir a alguien, resiente a Dios. Pero aun así, puede que esto haya sido una bendición para ti, después de todo, teniendo en cuenta que has perdido los recuerdos de aquellos tiempos...

Las criadas llevaron a Guinev al interior y Viola se acercó a él. Desde que ella se fue, Lustian se sintió más tranquilo.

"Asegúrense de que esté fuera de mi vista. ¿Por qué demonios quieres que esa mujer viva aquí?"

"¿No te lo he dicho ya? Quiero arreglar sus ojos"

"No puedo decir si sólo eres generoso o si no albergas celos...."

Aun sabiendo muy bien que era una concubina, Viola no sentía ningún tipo de celos. Se habría sentido como si le hubieran robado esos ocho años de estar separada de él, pero no culpó a Guinev por ello.

"Todo está en el pasado. No pretendo envolverme en el pasado. Creo que lo importante es el presente". Más que nada, ¿no perdió la vista y los recuerdos porque la confundieron con la Compañera de Dios y la enviaron a la fuerza? La responsabilidad recae en la familia imperial. También es el deber de la familia imperial curarla".

"........"

A diferencia de Viola, que tenía respuestas claras y conocía la raíz del problema, Lustian no tenía forma de refutar. Tenía un infantilismo parecido a cuando solía dejarse llevar por sus emociones.

Durante la guerra, el imperio perdió a un individuo valioso. Fue el anterior emperador. En lugar de él, que abrió el continente para encontrar a Viola, falleció en medio de la realización de un ritual. Desde que perdió a su padre, se vio envuelto en la culpa. Se arrepentía de su infantilismo en lugar de tener un poco más de objetividad y clarividencia.

Y entonces tomó una decisión en su corazón.

Estoy decidido a proteger a esta mujer que puede ser otra Compañera de Dios. Viola no sabe esto. Atravesar la barrera no depende del Compañero de Dios, sólo significaría que terminaría con la curación de mi enfermedad...

...Incluso si terminas siendo el Compañero de Dios, no debes convertirte en eso. Me aseguraré de ello.

Lustian abrazó a Viola con fuerza. La seda que tocaba su piel era suave. Pasó los dedos por su pelo y tocó el borde de su capa.

"Esto es más adecuado. ¿Es el vestido de ese país?"

"Como las mangas son anchas y sueltas, siento que me he convertido en una mariposa. Mira allí. Parece que a Wendy también le gusta"

Wendy parecía realmente una mariposa, abriendo esas mangas de alas anchas y agitando los brazos. Los colores, mezclados con el amarillo y el rosa, formaban un hermoso dibujo bajo su pecho.

Era la sensación más feliz. La sonrisa de Wendy calmaba sus ansiedades y Viola sentía que tenía el mundo en sus manos cada vez que la abrazaba.

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