LESVAC 203

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La Emperatriz se volvió a casar 203

La desesperación de Sovieshu (4)



Vizcondesa Verdi miraba a la bebé dormir profundamente con ojos llenos de amor.

Aunque no fue fácil, por ahora escapar había sido más rápido de lo que esperaba.

Las inspecciones de los caballeros en los puestos de control no fueron estrictas, y las personas con las que se cruzó fueron amables.

A este ritmo, parecía que podrían pasar la frontera en unas horas.

'Afortunadamente, Lord Koshar expulsó a los bandidos mil eternos.'

Pensó la Vizcondesa Verdi mientras frotaba las pantorrillas de la bebé para evitar que se le adormecieran las piernas.

Los bandidos mil eternos solían atacar en esta zona con frecuencia, pero Koshar los detuvo como pasatiempo mientras estuvo aquí como castigo del Duque Troby. Gracias a él, ni siquiera se veían rastros de los bandidos mil eternos en estos días.

Había escuchado que los bandidos mil eternos se encontraban en el Imperio Occidental, por lo que no había forma de que se topara con ellos en su camino hacia el sitio indicado por el Duque Elgy.

Cuando finalmente llegaron a Parme, la Vizcondesa Verdi salió del carruaje con la bebé en brazos para ir al baño un momento.

Podía arreglárselas para dormir y comer en el carruaje, pero no tenía otra opción que salir para ir al baño.

Ordenó comida en una posada cercana y utilizó el baño de ahí.

Mientras esperaba a que la comida fuera terminada de preparar después de salir del baño, escuchó a personas susurrar,

"¿Una mujer con un bebé?"

"Sí. Los caballeros parecen tener prisa por encontrarla."

"¿Es una criminal?"

"No lo sé. Si tienen tanta prisa por encontrarla, ¿qué clase de problemas habrá causado?"

Eran viajeros que parecían haber recorrido un largo camino.

La Vizcondesa Verdi se apresuró a volver al carruaje sin llevarse la comida.

"¡Vámonos rápido!"

La Vizcondesa instó al cochero dispuesto por el Duque Elgy.

Aunque no estaba segura de que la 'mujer con un bebé' de la que hablaban fuera ella, lo mejor sería evitar cualquier posible riesgo.

El Duque Elgy había informado al cochero de la situación, por lo que puso en marcha el carruaje sin preguntar, y salieron de Parme justo antes de que se reforzara la inspección en los puestos de control.

La Vizcondesa Verdi abrazaba a la bebé con fuerza mientras su corazón latía rápidamente.

De hecho, los puestos de control fueron más flexibles de lo habitual. ¿El Emperador Sovieshu nos dejó escapar? ¿Aún le quedaba un poco de amor por la bebé?

Como había enviado al médico del palacio cuando la bebé estaba enferma y la había mantenido en el palacio imperial para protegerla de los señalamientos de las personas cuando pasaba por sus peores días, se preguntaba si todavía le tenía un poco de amor.

Pero al saber que intentaba atraparla, parecía que no.

— La bebé se parece tanto a Rashta que me preocupa.

La voz del Duque Elgy vino a su mente y la hizo sentir nerviosa.

Afortunadamente, tanto el carruaje como los caballos eran excelentes, y el cochero muy hábil, así que en cuanto concentró todos sus esfuerzos, el carruaje se alejó a gran velocidad.

La Vizcondesa Verdi pudo calmar a la bebé cuando se despertó llorando en el camino. Sin embargo, los caballos se descontrolaron de repente y el carruaje comenzó a dar vueltas.

"Aaaahh!"

La Vizcondesa Verdi protegió a la bebé en sus brazos. El carruaje, que había dado varias vueltas, se detuvo al chocar con una enorme roca y se volcó. 

La Vizcondesa sufrió un fuerte impacto. No soltó a la bebé ni siquiera cuando sintió que perdería el conocimiento. Aunque podía ver que la bebé lloraba desconsoladamente, no podía oírla bien.

Alguien abrió bruscamente la puerta del carruaje. Los ruidos no cesaron y unas manos ásperas le arrebataron a la princesa.

"No..."

La Vizcondesa Verdi se arrastró por el suelo y extendió las manos hacia la bebé.

Un hombre alto y de aspecto frío sostenía a la bebé con una mano.

"Jefe, ¿qué quiere que haga con esto?"

"Deshazte de lo que no sirve."

Respondió este hombre a la voz que vino de atrás.

Después de esas palabras, la Vizcondesa Verdi finalmente perdió el conocimiento.

El último hombre que vio la Vizcondesa Verdi antes de desmayarse no se inmutó por su estado.

Era Keldrick, el líder de los bandidos mil eternos.

Sostenía a la bebé como si fuera una bolsa mientras daba instrucciones a sus subordinados.

"¡Revisen el carruaje! ¡Debe haber mucho dinero y joyas! ¡El carruaje de un noble que escapa con tanta prisa suele tener muchas cosas valiosas!"

Sus subordinados se rieron y comenzaron a registrar el carruaje. Como había deducido su líder, encontraron muchas joyas y dinero dentro del carruaje.

Keldrick se rió de buen humor. Había pasado un tiempo desde la última vez que obtuvieron tan buenos resultados, por lo que sus subordinados lo elogiaron.

"Hemos tenido tanta suerte en nuestro primer día de vuelta aquí, que sin duda tendremos suerte de ahora en adelante."

"¡La previsión del Señor Celestial de que Koshar no volverá al Imperio Oriental ahora que se ha instalado en el Imperio Occidental ha sido acertada!"

"Sí, la personalidad de ese bastardo de Koshar no es conocida en otros países, por lo que es poco probable que vuelva al Imperio Oriental ahora."

Keldrick se rió y entregó la bebé al subordinado que estaba a su lado.

"Deja a la niña en cualquier sitio. Vamos."

Se marcharon al Imperio Occidental para escapar de Koshar, pero volvieron a enfrentarse a Koshar en cuanto llegaron.

Además, se enteraron de que la hermana de Koshar se había convertido en la Emperatriz del Imperio Occidental.

¿Qué clase de rencores tenían los hermanos de esa familia hacia los bandidos, que Koshar los enfrentaba dondequiera que iban y su hermana se convertía en la emperatriz? Para los bandidos, no había sido una simple coincidencia.

Tenían que marcharse a otra parte, así que Keldrick se devanó los sesos y decidió volver al Imperio Oriental.

El resultado era el que se apreciaba ahora.

"¡Soy un genio! Koshar, eres un maldito bastardo. ¡Nunca nos volveremos a ver!"

Sin embargo, antes de que se fueran, Bucheon se acercó de repente, tomó a la bebé y murmuró,

"¿No parece... esta niña como si fuera mi hija?" 

Ante estas palabras, Keldrick tembló y gritó,

"¿De qué hablas, imbécil?  ¿Cómo puedes comparar tu rostro con el de una bebé como ésta ¡Discúlpate con la bebé por la ofensa!"

Entonces Bucheon cambió rápidamente sus palabras.

"¡Se parece a mi esposa! A eso me refiero."

"¿Realmente tienes conciencia de lo que dices?"

Keldrick todavía temblaba, pero Bucheon lo ignoró e hizo una petición.

"Jefe, ¿no ordenó dejar a esta niña en cualquier sitio? Por favor, déjela en mi casa."

"¿Qué? ¿Por qué en tu casa?"

"Llevo diez años con mi esposa, pero no hemos podido tener hijos. Esta niña es idéntica a mi esposa, así que debe ser mi hija."

"Imbécil... no tienes ni un poco de conciencia."

"¿Eh? Tiene dos ojos, una nariz y una boca como mi esposa, ¿cierto?"

Keldrick lo insultó una última vez, 

"Imbécil. Haz lo que quieras."

Emocionado, Bucheon sostuvo a la bebé con ternura y le susurró,

"Mi hija, mi hija."

"Su Majestad. La Vizcondesa Verdi ha sido encontrada, pero no había rastros de la bebé."

El caballero informó con un tono grave.

Sovieshu llevaba varios días sin dormir. Como resultado, tenía bolsas oscuras debajo de sus ojos, y su condición era tan mala que si fuera empujado un poco fuerte, se derrumbaría de inmediato y sería incapaz de despertarse.

Había sido entrenado desde pequeño, por lo que podía realizar su trabajo como siempre a pesar del cansancio, pero su mente no funcionaba plenamente.

Sovieshu miró fijamente al caballero con ojos hundidos.

Incapaz de resistir esa mirada que parecía consumirse, el caballero bajó los ojos.

"Se realizó una búsqueda en toda la zona, pero no fue encontrada. Además, el sitio donde se encontró a la Vizcondesa..."

"¿Dónde la encontraron?"

"Estaba más allá de las fronteras, era un sitio rodeado por un bosque y sin pueblos. El carruaje se volcó y la Vizcondesa resultó herida."

El Marqués Karl, que estaba al lado de Sovieshu, se puso la mano en la frente. Glorym era una bebé, si se quedaba sola cerca del bosque...

Sovieshu cerró los ojos. Le dolía la cabeza y sentía un dolor tan fuerte en el abdomen que era difícil de soportar. El hilo de esperanza al que se había aferrado durante días parecía haberse roto.

Sovieshu parecía terriblemente cansado, así que el Marqués Karl preguntó en su nombre,

"¿Por qué se volcó el carruaje? ¿Fue un accidente?"

El caballero recordó el momento en que la Vizcondesa Verdi fue encontrada inconsciente. No quedaba nada de valor en el carruaje.

"Unos bandidos asaltaron el carruaje. El cochero murió y la Vizcondesa Verdi resultó herida cuando el carruaje se volcó."

"¿Le preguntaste a la Vizcondesa sobre la bebé?"

"Le pregunté mientras sus heridas eran tratadas. Uno de los bandidos dijo que se llevaran sólo los objetos de valor."

El Marqués Karl desvió su mirada hacia Sovieshu.

El rostro de Sovieshu estaba terriblemente pálido. Parecía un muñeco de cera sin pintar.

"Envía a nuestros hombres a buscar en todos los pueblos y bosques cercanos. Averigüen si alguien recogió un bebé, si en una casa de repente apareció un bebé, o si pasó un viajero con un bebé, todo."

Una vez que el caballero se marchó, el Marqués Karl preguntó a Sovieshu.

"¿Qué hará con la Vizcondesa Verdi, Su Majestad?"

Si la bebé ocupara la posición de princesa y se hubiera perdido después de que se la llevó, habría cometido un crimen grave. Sin embargo, no era oficialmente un crimen porque la posición de Glorym aún no había sido restaurada.

Por supuesto, Glorym debía estar encerrada en la torre, por lo que sí era un crimen haber escapado en secreto con la hija de unos criminales.

Pero Sovieshu había pasado por alto la huida de la Vizcondesa Verdi, e incluso había limitado la inspección en los puestos de control, por lo que no era fácil tratar este asunto de acuerdo con las leyes.

"Lo pensaré en otro momento."

Sovieshu murmuró con una voz baja y pesada.

Ahora su mente estaba absorta en las palabras dejadas por el Duque Elgy sobre Glorym. No podía pensar en nada más.

Una vez que el Marqués Karl se marchó, Sovieshu permaneció en su silla en silencio, con la mirada puesta en la alfombra. Se cubrió la cara y suspiró de dolor.

'¿En dónde estará? ¿Se habrá ido arrastrando sola? ¿Glorym sabrá que está perdida? Ella no podía arrastrarse cuando estaba a mi lado. Pero ahora... ahora no sé nada de ella.'

Estaba muy preocupado.

'No, ¿tal vez los bandidos también se llevaron a la bebé? ¿Qué pueden hacer con la bebé? ¿Acaso la venderán como esclava?'

Legalmente, sólo los criminales y los descendientes de criminales son esclavos, pero había personas que eran convertidas en esclavos de forma ilegal. Rivetti fue rescatada a punto de ser vendida a una de esas personas.

'Si los bandidos quieren vender a la bebé como esclava...'

"Glorym... Glorym..."

Todo tipo de pensamientos terribles pasaron por su mente. Tenía demasiado miedo de que la bebé fuera mordida por un animal salvaje, de que un pájaro la dejara caer mientras se la llevaba con su pico, de que los bandidos la mataran por ser ruidosa o de que la vendieran.

Le temblaban las manos y le volvió a doler el abdomen. Sovieshu tocó la pequeña campana y pidió alcohol. No podría soportar esta situación sobrio.

Tan pronto como el sirviente trajo el alcohol, Sovieshu se llevó la botella directamente a la boca.

Cuando Sovieshu pidió la quinta botella de alcohol, el Marqués Karl finalmente no pudo quedarse de brazos cruzados y entró para detenerlo.

"Su Majestad."

"¿Quién te ha dicho que entres?"

"Perdóneme, Su Majestad. Pero beber más sería perjudicial para su salud."

"Lo sé. Es solo que sobrio... no podré soportarlo."

Sovieshu no estaba enfadado. Ni siquiera parecía tener fuerzas para enfadarse.

El Marqués Karl se acercó con cuidado, le quitó la botella de alcohol de la mano y la colocó en la bandeja. En la bandeja, la copa vacía traída por el sirviente estaba sin tocar.

"Su Majestad."

"No beberé más, así que vete."

"Su Majestad."

"Dije que no beberé más."

Sovieshu ordenó con la mano en la frente, pero el Marqués Karl continuó en vez de irse.

"Las pruebas de paternidad se realizaron delante de tantas personas que los resultados no pudieron ser manipulados. Todos vimos el momento en el que el sacerdote extrajo sangre de la princesa para las pruebas."

"..."

"Incluso si el Duque Elgy tuvo éxito en la manipulación de los resultados de las pruebas de paternidad del templo, no hay ninguna diferencia. Como esa fue la única vez que se hicieron las pruebas, el propio Duque Elgy tampoco debe saber los resultados reales."

"..."

"Además, aunque Glorym vuelva, la prueba de paternidad no se podrá repetir porque Rashta está muerta."

Sovieshu se quitó lentamente la mano de la frente. Su mirada era helada, pero el Marqués Karl no dejó de hablar.

"El Duque Elgy se atrevió a dejar esas palabras, no porque esté convencido de que Glorym es hija de Su Majestad, sino para confundirlo. El hecho de que escriba un mensaje como si fuera una confirmación de los resultados de las pruebas que él mismo desconoce en caso de haberlas manipulado, demuestra malas intenciones. Por otra parte, le guarda rencor a Su Majestad, así que no debe caer en la trampa."

El Duque Elgy tomó varias medidas de antemano para ganar varias horas, como solo darle las llaves y dejar la caja fuerte en su posada, lo que le permitió abandonar la capital y dirigirse a un puerto cercano.

Sovieshu ordenó capturar a la Vizcondesa Verdi y al Duque Elgy, pero para entonces el Duque ya había abordado un barco de regreso a casa.

El Marqués Karl estuvo en lo cierto de principio a fin. El Duque Elgy hizo numerosos preparativos. Era muy probable que su aparición en el templo no fuera para manipular los resultados de las pruebas, sino para hacer ver como cierta la mentira actual de que los resultados de las pruebas podrían haber sido manipulados.

Aunque Sovieshu comprendía lo que decía el Marqués Karl, no podía aceptarlo.

"Si los resultados de las pruebas fueron manipulados, ¡¿no significa que existe la posibilidad de que sea mi hija?!"

"Su Majestad..."

"Si esa bebé es mi hija, entonces habría causado la muerte de mi hija con mis propias manos. ¡¿Cómo quieres que me calme?!"

"No está muerta, Su Majestad. Definitivamente la encontraremos."

El Marqués Karl intentó tranquilizarlo sucesivamente, pero Sovieshu no parecía escucharlo. No le ignoraba a propósito, realmente no podía escuchar más al Marqués Karl.

La posibilidad de no ver nunca más al hijo que tanto había deseado le producía un miedo terrible.

El Marqués Karl miró a Sovieshu con pesar, pero al final solo se llevó la botella.

Podía oír sus gritos a través de la puerta cerrada.

'La bebé debe ser encontrada.'

El Marqués Karl creía que el Duque Elgy le había mentido, pero aún así esperaba que la bebé fuera encontrada. De lo contrario, parecía difícil que Sovieshu saliera de este shock.

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