EGDLV 75

Jueves, 16 de Septiembre del 2021

El Guía de la Villana 75

Sólo usted no lo sabe, Milady (1)

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Lara declaró que iría al Imperio del Estragón. A través de Isadora, su decisión fue entregada a Sebastian, pasó por Konny y Valentine, a Eunice y Ximena, y finalmente llegó a la Princesa Sonnet.

Pensó que Isadora se opondría a su decisión, pero sorprendentemente Isadora asintió de buen grado. Más bien, fue Sebastián quien se sorprendió más que su madre.

A primera hora de la tarde, Lara estaba desayunando tarde en el restaurante. Sin embargo, oyó unos pasos urgentes en el pasillo, seguidos de la aparición de Sebastián.

"¡Milady!"

Sebastian abrió bruscamente la puerta con un fuerte golpe. Cuando Lara y Konny abrieron los ojos de par en par y lo miraron, él no se acercó y se limitó a hablar a la entrada del restaurante.

"El Imperio es un lugar muy lejano. Es un país peligroso donde la guerra continúa todo el año. Aunque es un país grande, aún quedan costumbres bárbaras aquí y allá... y..."

"¿Sebastian?"

"Aunque sea una petición del príncipe heredero, tienes derecho a rechazarlo. ¿Por qué no se lo pides a Demian y le dices al Príncipe Heredero que venga a Hautean?"

Konny abrió mucho la boca. Toda la comida que estaba comiendo se podía ver en su boca. Lara extendió la mano y cerró la boca de Konny.

"Señora, ¿puede decirle al Príncipe Heredero que vaya y venga a su antojo?"

"Puede que me decapiten entonces"

Konny jadeó y tomó aire. Luego, comenzó a golpear su pecho con su pequeño puño, diciendo que probablemente estaba teniendo un malestar estomacal.

"Uf, cobarde. Sólo estoy bromeando"

Lara murmuró. Mirando la espalda de Konny mientras corría hacia la cocina, Lara habló tranquilamente con Sebastián.

"¿Cómo puedo decirle al príncipe heredero que venga hasta aquí? Sabes que es mejor que vaya allí"

"Se lo diré en tu nombre"

Ella sabía por qué Sebastián se oponía realmente a su decisión. Lara sabía que era él quien había realizado varias veces viajes de negocios al Imperio del Estragón en nombre de Isadora. Cada vez, lo acompañaban los lobos mercenarios en preparación para el peligro, y que la cuidaba como a su propia hija.

"Sebastián"

"Sí, milady"

"Mientras estoy fuera, por favor, cuida de mi madre"

"Milady"

"Eres la única en la que puedo confiar"

"Haa..."

Sebastián bajó las cejas. Al darse cuenta de que la determinación de Lara era firme e irreversible, murmuró: "Tengo que preparar esto y aquello".

Después de que Sebastian regresara, Konny comenzó su regaño. Pero la atrevida criada no estaba regañando a Lara para que cambiara de opinión o para que se cuidara cuando estuviera en el Imperio.

"¿Y yo qué?"

Le rogó a Lara que la llevara.

"¿Crees que puedes ir tan lejos sin mí? Le he pedido todo a Valentine".

"¿Pedirle qué?"

"Me ha dicho que se tarda más de un mes desde aquí hasta la capital del Imperio del Estragón. Entonces, tendrás que dormir en la calle, comer pájaros, comer conejos... ¡Tienes que hacer todo eso! ¿Cómo puedes hacer eso?"

"Konny"

"¿Cómo vas a cambiarte de ropa y hacer tus necesidades en un lugar lleno de hombres? Alguien tiene que seguirte y cuidarte!"

"¿Eso es tan realista?"

Lara estuvo a punto de convencerse, pero volvió a la realidad.

"No, es demasiado peligroso. Podríamos pasar por el campo de batalla en el camino y alguien podría incluso perseguirnos"

"¡Por eso debo seguirte!"

"Kony, deja de insistir. No puedes atrapar ni a una gallina..."

"Entonces, si puedo atrapar una gallina, ¿me llevarás?"

"¡No me refiero a eso!"

"¡Espérame!"

Su conversación no funcionó. Podía persuadir a Isadora y a Sebastián con palabras, pero no podía hacer lo mismo con su terca criada. Ella pensó que tenía que salir en secreto al amanecer cuando Konny estaba durmiendo. Lara tomó una decisión firme.

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Tras conocer la noticia, Eunice y Ximena visitaron a Lara después de mucho tiempo. La arrastraron a todas las fiestas que pudieron encontrar, diciendo que debían divertirse antes de que Lara se fuera al Imperio.

Como el otoño estaba en su apogeo, se celebraban muchos banquetes aquí y allá. Los nobles seguían hablando del príncipe Sidhar, la princesa Sonnet y las falsas santas cada vez que se reunían. Se rumoreaba que alguien había visto al príncipe Sidhar huyendo hacia el oeste, o que se estaba preparando para la guerra cooperando con los hechiceros negros.  

Hace unos días, todos los criminales que fueron capturados fueron ejecutados delante del Rey, por lo que algunos decían que si estallaba una guerra, el Rey podría incluso tomar personalmente la iniciativa. Sin embargo, los nobles no estaban muy preocupados. Para ellos, los demonios y los adoradores de demonios estaban todavía muy lejos.

Un alegre partido sonó para anunciar la presencia del otoño. La gente salió con fracs de colores oscuros y bailó con gracia.

"Hmm, Lara"

Algunos de ellos mostraron interés en Lara.

"¿Sí?"

"¡Hola! Hmm... Lo que hiciste entonces fue realmente refrescante. No puedo ni imaginarme haciendo eso"

Lara abrió sus grandes ojos de par en par. Una noble, que parecía tres o cuatro años mayor que ella, se acercó y le susurró al oído.

"Siento haberte malinterpretado. Quiero decir, es un malentendido, ¿no? De todos modos, creo que nunca olvidaré la escena en la que agarraste el pelo de la falsa santa"

Oh, está hablando de eso.

Lara sonrió torpemente.

En ese momento, se vio obligada a utilizar ese método porque temía que el hechicero negro y los espías se dieran cuenta de que su ataque había sido revelado y trataran de huir. Pero a los ojos de los que no sabían nada, Lara le estaba dando un infierno a la falsa santa.

"Esa barbie no podía ser la verdadera santa. Me engañó por completo"

Con una sonrisa simpática, la noble se alejó después de pedirle a Lara que fuera a su casa la próxima vez.

"Te has vuelto más popular, Lara"

"Cállate"

"¿Seguirás haciendo eso cuando vayas al Imperio?"

Preguntó Eunice. Lara la miró con cara de querer saber a qué se refería.

"¿Vas a seguir fingiendo ser una villana cuando el hecho es que ni siquiera puedes hacer cosas malas?"

A ella no le pareció mala idea. Lara cogió una botella de licor y llenó el vaso de Eunice.

"Vivir como una villana es cómodo"

"Así es"

"Ser una villana es más divertido"

"Uf..."

Eunice, a quien le gustaba más el licor que el pan, dejó el vaso sin tocar. Sólo le dio una breve mirada al vaso que le sirvió Lara y se lo dio a Ximena.

"Bébelo"

"¿Qué pasa?"

"He perdido el apetito"

Los labios de Eunice temblaron y giró la cabeza. Ximena la miró detenidamente. Luego, se rió a carcajadas y le dijo a Lara.

"Lara, Eunice dijo que no podía vivir sin ti y que se iba a sentir triste y sola".

"¡Oye!"

"Ella dijo que te extrañará todas las noches, tanto que podría llorar. Dijo que nunca había tenido una amiga como tú en su vida. Asegúrate de..."

"¡Oye, cállate!"

"Ella dijo que está agradecida de que consideraras a los alborotadores como nosotros como tus amigos"

"Tú ..."

Tratando de maldecir a Ximena con la cara sonrojada, Eunice se dio cuenta de que Lara la estaba mirando y apenas continuó su frase.

"...Sish, En serio"

Lara se rió y preguntó.

"¿Sish?"

"He dicho bish"

"No. Has dicho sish"

"¡Ah, en serio!"

¿Qué clase de santa es esta?

Eunice sólo lo dijo con la boca. Ni siquiera bebió, pero su cara estaba sonrojada.

Qué amiga tan linda.

Lara no dudó. Ahora decidió no dudar más a la hora de expresar sus sentimientos.

"Oye, abrázame"

Entonces, se acercó primero a Eunice y la abrazó. Pensó que Eunice la apartaría, pero no lo hizo. Más bien, abrazó a Lara con fuerza y lloró de repente. Ximena volvió a reír a carcajadas y las abrazó a todas a la vez.

"Lara, que tengas un buen viaje"

"Sí"

"No te olvides de nosotros"

"Sí..."

"Qué mala eres"

Siguieron riendo. Aunque también se sentía decepcionada por tener que despedirse, Lara seguía sonriendo con el corazón sintiendo cosquillas al mismo tiempo.

"Sólo han pasado dos temporadas desde que nos hicimos amigas. Hay tantas cosas que aún no hemos hecho juntas. Tenemos que hacer una fiesta de pijamas en invierno, ir de picnic al valle en primavera e ir a la playa a ligar en verano. Mala bish, cómo puedes irte a un lugar tan lejano que ni siquiera puedo visitarte..."

De la boca de Eunice no paraban de salir palabras de resentimiento. Lara la abrazó más fuerte y le susurró al oído.

"Sish"

"¡Yo no he dicho eso!"

Lara las echaría mucho de menos. Si tuviera que elegir una de las cosas más importantes de las que se dio cuenta después de volver al pasado, diría esto sin dudarlo; el amor era algo que no debía ocultarse, sino sacarse y mostrarse.

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