Me convertí en la madrastra de una familia oscura irrevocable 156

—Hace mucho tiempo, cuando la mayoría de las personas podían usar la magia, considerada una bendición de los dioses, y los dragones existían en el mundo... se fundó un imperio. Se dice que cinco familias fueron los pilares fundamentales en la construcción de ese imperio. De ellas, solo quedan tres casas ducales... esas son las que conocemos hoy.

—Ya veo.

—El problema era que su poder era demasiado fuerte y no era compatible entre sí. Al principio, no lo sabían, 2 de las 5 casas ducales establecieron lazos con la familia imperial.

Escuché atentamente cada una de sus palabras, temiendo perderme algún detalle.

—Sin embargo, por alguna razón, los miembros de la realeza nacidos de la unión entre la familia imperial y las casas ducales murieron jóvenes. Después de que esto sucediera dos veces, se llevó a cabo una investigación, fue entonces cuando se descubrió la verdad. Era por el poder demasiado fuerte. Aunque el oráculo había advertido que las cinco familias y la familia imperial nunca debían entrelazarse, lo ignoraron.

Ah, suspiré y lo miré fijamente.

—El oráculo....

—Al principio, el poder del templo no era tan fuerte como lo es ahora. Era solo... bueno... un lugar creado para calmar la ansiedad de la gente del imperio y para fusionar culturalmente a todos.

Era la primera vez que veía al médico hablar con tanta seriedad, así que tragué saliva nerviosamente.

—Después de eso, la fe en el oráculo que llegaba a la familia imperial creció cada vez más, con ello, la fe de la gente del imperio en el templo también aumentó. De hecho, cada vez que llegaba un oráculo, este se cumplía, lo que reforzaba aún más esa creencia. Ah, me he desviado del tema.

Él rió brevemente y luego, con una expresión seria, me entregó un libro que había traído.

—De cualquier manera, así fue como se descubrió. Se le llamó una maldición en la sangre o, en algunos casos, el designio de los dioses.

—Ya veo.

—Y las dos casas ducales, al no prever esta situación, finalmente desaparecieron. Todos los descendientes que se unieron a la sangre de la familia imperial murieron. Con el tiempo, esta historia se desvaneció misteriosamente de la memoria de la gente, especialmente después de que el poder de la magia comenzó a debilitarse.

Luego, hojeé el libro que me había entregado.

—Este libro contiene esas historias. Mi maestro investigó estos relatos y los recopiló aquí. La única familia que reacciona tan intensamente a la sangre de las casas ducales es... la familia imperial.

—.......

—Y después de verificarlo... los síntomas de los niños de la familia imperial que murieron jóvenes coinciden perfectamente.

Ahora que tenía una conclusión clara, mi pecho se sentía pesado.

—Así que eso es.....

—Entonces, la señorita es... ¿de la familia imperial, de la realeza...? ¿No...? ¿Es una princesa?

—No. Rere es una duquesa. Nunca la entregaré a ese lado.

Ante mi firme respuesta, el médico pareció desconcertado por un momento, pero luego asintió lentamente.

—Claro. La señorita es simplemente Duquesa Rebecca.

Debía haber muchas cosas que le parecían extrañas. Después de todo, todos sabían que Rebecca era la hija de Ian. Pero, como el Emperador actual no tenía hermanas, su reacción era comprensible.

—Mmm... de cualquier manera... hay algo extraño. Seguramente el Emperador... sabía sobre esto.

—¿Sobre qué?

—Que las casas ducales y la familia imperial nunca debían... unirse.

El Emperador no lo sabía. No sabía que la mujer que había violado era Duquesa Larissa de la Casa Petri.

—Además, la familia imperial ha estado investigando esto continuamente, pero llegaron a la conclusión de que no hay solución... no importa cuánto busquen, no hay forma de salvar a un niño nacido de esa unión.

—La conclusión es... que no hay solución...

Esas palabras hicieron que todas las esperanzas que había tenido hasta ahora se desvanecieran.

—La persona que vivió más tiempo llegó a los 20 años, pero al final...

—Gracias. ¿Es toda la información que has encontrado?

—Sí.

Aunque quería fingir que no me afectaba, no podía evitar que mis manos temblaran. ¿Cómo podía estar bien? ¿Cómo podía soportarlo? Mi amada hija... finalmente moriría.

Ella seguiría el mismo camino que otros habían recorrido antes.

El médico se levantó lentamente de su asiento, como si sintiera el peso de mis emociones.

—Aun así, por si acaso... seguiré buscando alguna solución.

—...Gracias por la información.

—No hay de qué. Solo hice lo que debía.

Mientras tanto, Rere, que no sabía nada de esto, observaba al médico con cautela, preocupada de que la examinara.

Era tierno, pero también me daba mucha pena.

—Entonces, me retiro.

El médico se alejó lentamente después de decir eso. Rere, preocupada de que se acercara a ella, se asustó y salió corriendo hacia algún lugar. La niñera la siguió, pero Rere era tan rápida que no pudo alcanzarla.

En el fondo, quería correr hacia Rere y sonreír como si nada hubiera pasado, pero mi pecho se sentía tan pesado que no podía hacer nada.

Si Rere me llamaba, sentía que lloraría. No tenía la confianza para mirarla como si nada hubiera pasado. Por eso, me senté en silencio, esperando que Rere no regresara por un buen rato, y miré al vacío.

Había prometido salvar a mi hija, pero al final, no había podido hacer nada.

Sentí como si lo que había comido en la mañana subiera por mi garganta.

Ah...

En ese momento, Mei se acercó, como si hubiera estado esperando que estuviera sola.

—¡Señora!

—¿Sí?

En una situación como esta, su voz era casi reconfortante.

—¡Tenemos una visita! Ah, no sé si debería llamarla visita....

Al escuchar eso, me quité el sombrero de paja que llevaba puesto y la miré.

—¿Una visita?

—Sí. Dijo que si mencionaba a Jenna, usted sabría de quién se trata. ¿Es la Jenna de la que le hablé la otra vez?

Mientras hacía la pregunta, Mei inclinó la cabeza con curiosidad.

—¿Ya llegó?

—¡Sí! ¿Qué debo hacer?

—Iré yo. ¿Dónde está?

—Acaba de llegar en carruaje a la puerta principal.

—Mei, ve con la niñera y dile que traiga a Rere de vuelta.

Luego, dejé a Mei y me dirigí rápidamente a la puerta principal. Todavía faltaba mucho para la hora acordada, así que me preguntaba por qué había llegado tan temprano. ¿Habría pasado algo? Esa sensación de inquietud hizo que mi corazón latiera con fuerza.

Corrí más rápido que nunca y llegué a la puerta principal.

Las palabras de Mei eran ciertas. Jenna acababa de bajarse del carruaje y miraba a su alrededor con una gran bolsa en la mano.

Me acerqué a ella rápidamente.

—¡Jenna! ¿Pasa algo?

—¡Ah! No. Es solo que... quería verte, así que vine temprano. Cuando dije que me iba, la gente del templo me despidió como si lo hubieran esperado.

—¿En serio?

Tomé rápidamente la bolsa que llevaba.

—Entremos y hablamos. Debe tener mucho frío después de viajar en carruaje durante días.

—Comparado con el lugar donde estaba, aquí es primavera. Desde el día que me encontraste, todos mis días han sido primavera. Así que no te preocupes. Ahora también hace calor.

Sus manos frías tocaron las mías.

Con un suspiro, la llevé al interior de la casa ducal.

—Vamos a la sala de recepción.

—Es un lugar muy bonito.

—Todos aquí son buenas personas.

—Eso parece.

De alguna manera, esas palabras tan cariñosas me daban vergüenza. ¿Sería porque nunca había tenido una madre? Aunque Jenna solo hablaba como alguien que me conocía, no podía evitar sentirme avergonzada.

Una familia cariñosa, una madre cariñosa.

Por eso, sin querer, mi voz sonó quejumbrosa.

—¿Por qué vino con tan poca ropa? Hace tanto frío.

—Ah, no sabía qué tan cálido sería aquí.

—...Aun así, la próxima vez venga más abrigada.

—Es agradable que alguien se preocupe por mí.

Mientras hablábamos, llegamos a la puerta de la sala de recepción. Jenna seguía mirando a su alrededor sin descanso.

—Ve y llama a él.

El sirviente que custodiaba la puerta salió corriendo tan pronto como recibió la orden. Solo entonces cerré la puerta y entré en la sala de recepción.

—Tendrá que esperar un momento. Todavía no está todo listo....

—Está bien. Puedo quedarme en una habitación para invitados. Por cierto, ¿cómo has estado? ¿Y Rere?

—Ah. Está jugando en el jardín. Probablemente volverá pronto.

Por un momento, no hubo palabras entre nosotras.

Quería decir algo, pero no sabía qué decir.

—Pero... ¿pasa algo? No te ves bien.

—No pasa nada.

—Tu voz suena un poco apagada.

¿Es así la familia? Ella notó mi estado de inmediato, lo que me dejó sin palabras.

—Es que.....

—Puedes decírmelo. Después de todo, no hay nada sobre ti que no sepa. No creo que haya nadie más con quien puedas hablar tan cómodamente.

No estaba equivocada. El oráculo, lo de Rere...