HDH 796

Hombres del Harén 796

Los Consortes impactados

—Pienso revelarles a las personas que soy el Lord primero. No es que afirme que el Lord ha sido difamado y que no tengo nada que ver con él, sino que lo admitiré abiertamente. ¿Qué crees que pasará?

Baekhwa abrió y cerró la boca varias veces, completamente sorprendido por la inesperada declaración.

—Es demasiado peligroso.

Después de un incómodo silencio, Baekhwa finalmente reaccionó.

—Sí, será peligroso. Pero, ¿es solo peligroso? ¿No hay alguna oportunidad en esto?

—No es solo peligroso, es extremadamente peligroso, Su Majestad.

—Pero.....

—Su Majestad, ¿qué pasaría si un día, de repente, un demonio apareciera y dijera: 'En realidad soy bueno, así que llevémonos bien'? ¿No sería aún más sospechoso? ¿Qué intenciones ocultas tendría ese demonio?

Latil cerró la boca con fuerza y lo miró con descontento. Quería protestar: '¿Acaso soy un demonio?', pero la imagen del Lord se acercaba bastante a eso.

Sin embargo, Baekhwa no dejó de hablar, incluso al ver la expresión de Latil.

—¿Qué pasaría si un lobo se acercara a un rebaño de ovejas y dijera: 'Es un error pensar que como carne, así que vivamos juntos'?

—Eso no es un error.

—Para las personas, decir que el Lord no es peligroso es lo mismo.

Los labios de Latil se apretaron tanto que casi se metieron hacia adentro.

—Tengo pruebas de que el Lord no tiene nada que ver con los monstruos.

—Las personas no creen en las pruebas, Su Majestad. Creen en la fe.

Las palabras negativas de Baekhwa hicieron que Latil dudara.

Después de un día entero de reflexión, había llegado a una conclusión, que Baekhwa la rechazara tan abruptamente lo enfureció un poco.

Pero Latil había llamado a Baekhwa precisamente porque era alguien que podía hablar así, alguien que no era su allegado.

—Su Majestad, la razón por la que pude confiar en usted fue porque vi cómo Domis estaba dispuesta a sacrificarse por usted.

—¡!

—Y porque lo he observado de cerca todo este tiempo. Incluso si usted fuera un Lord cruel que oculta sus intenciones, al menos podría luchar contra usted.

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Baekhwa movió la cabeza de un lado a otro y añadió:

—Pero otras personas no son como yo.

Latil guardó silencio.

Baekhwa lo miró con frustración y luego sugirió:

—Sería mejor seguir con el plan original, Su Majestad.

—¿El plan original?

—Ocultar que es el Lord y decirle a la gente que el Lord no es peligroso. Eso es lo más seguro. Habrá quienes sospechen que está del lado del Lord, pero sigue siendo cien veces más seguro que revelar su verdadera identidad.

Latil suspiró y se levantó, caminando hacia la ventana.

Baekhwa observó la espalda de la Emperador con una sensación extraña, como si estuviera viendo a un Sumo Sacerdote.

Latil fijó su mirada en el tranquilo paisaje fuera de la ventana. A diferencia del paisaje, su mente estaba lejos de estar en paz.

Latil también quería cambiar de opinión en ese momento. Quería reírse y decir: "¿Ves? Tenía razón", y hacer como si nunca hubiera dicho esas palabras.

Al ver la firme oposición de Baekhwa, parecía que su idea estaba completamente equivocada.

Pero Latil había pasado todo el día anterior reflexionando en su habitación para no dejarse influenciar por este tipo de comentarios.

—Vi cómo los allegados de mi padre, que se aliaron con Lean, me aceptaron fácilmente.

—¿Cree que otras personas harán lo mismo? Está siendo demasiado optimista.

—No confío en las personas, pero esperar que ellas confíen en mí también es una contradicción, ¿no?

—¡!

—Las personas tienen el prejuicio de que el Lord es malo y que el Adversario es bueno. Ayer lo pensé y me di cuenta de que yo también soy así. Incluso si les dijeran la verdad, no la aceptarían. ¿No es esto también un prejuicio?

Baekhwa cerró la boca que había abierto y miró a Latil con incredulidad.

Latil cerró las cortinas y se sentó en un sofá individual, apoyando la frente en su mano.

—He intentado todo lo posible. Detuve a Anyadomis, derroté al Adversario, incluso fui a Adomar, el lugar donde todo comenzó, para luchar contra la desconfianza.

Pero nada había cambiado.

Por supuesto, había una última opción que podía considerar en este momento.

Eliminar a su hija Fleura, quien estaba en una situación similar a la del primer Adversario, en Adomar, el lugar donde todo comenzó. Eso era lo que el oficial había sugerido.

Pero prefería seguir fingiendo ser el oponente y vivir preocupándose por cuándo llegaría el destino, antes que hacer algo tan horrible.

—Ha pensado mucho en esto, en muchas cosas.

—Quiero creer que las personas aceptarán la verdad.

Baekhwa miró a Latil fijamente a los ojos.

—¿Qué piensas, Baekhwa? ¿Es mi decisión demasiado descabellada?

Alguien que quiere ocultar algo probablemente tiene algo que esconder.

La Emperador había mantenido su identidad en secreto para evitar prejuicios, pero Baekhwa había mantenido cierta distancia porque la Emperador estaba lleno de secretos.

Sin embargo, cuando la Emperador dijo que actuaría de manera tan directa, se sintió desconcertado pero también extrañamente impresionado.

Baekhwa se tocó la barbilla mientras miraba la alfombra impecable.

—Es descabellado.

—Ya veo.

—Pero......

Latil suspiró y levantó la cabeza.

Baekhwa lo miraba con ojos brillantes.

—Estoy emocionada.

⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅

Latil se emocionó al ver que Baekhwa había sido convencido por ella.

Poco después, reunió a los miembros de su séquito y les contó lo que le había dicho a Baekhwa.

Abriendo ambos brazos y con los ojos brillantes, Latil miró a su alrededor a los cortesanos.

—¿Qué les parece? ¿Eh? Es absurdo, pero ¿no les da expectativas?

Los Consortes evitaron su mirada al mismo tiempo y se lanzaron miradas furtivas entre ellos.

—¿Por qué todos evitan mis ojos?

Al notar su reacción, Latil, cuyo entusiasmo se apagó un poco, bajó las manos y preguntó:

—¿Qué pasa? ¿Cuál es el problema? Díganmelo. Estoy lista para escuchar.

Los consortes miraron a Tasir al unísono.

Sin embargo, Tasir, que normalmente hablaría de inmediato, de repente comenzó a soplar su taza de té y a beber como si tuviera la garganta muy seca.

Entonces, los Consortes dirigieron su mirada a Girgol.

Girgol, que estaba podando un romero en una maceta, sintió sus miradas y levantó la cabeza. 😂😂

—¿Por qué todos me miran a mí?

Girgol ni siquiera entendió si había escuchado lo que Latil dijo.

Cuando Girgol preguntó directamente, los consortes desviaron su atención de forma natural hacia Kallain.

Solo Jaisin pensó que ahora le tocaba a él ser el apoyo y se sintió un poco desanimado.

Latil, que había observado todo su comportamiento, se exasperó y habló primero.

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—Incluso después de decirlo, sigo cambiando de opinión una y otra vez. Pero ver que personas en las que ni siquiera había pensado me aceptan tal como soy me ha dado valor. Otros también podrían hacerlo, ¿verdad?

Kallain suspiró y finalmente habló.

—Ama, entiendo que ese conde la haya impresionado. Pero de los cinco humanos que he visitado, solo ese conde cambió de opinión de inmediato.

—……

—Muchas personas lo rechazarán. Incluso si hay muchos que se conmuevan con sus palabras, no será suficiente con que solo uno o dos de cada diez cambien de parecer para mejorar la imagen de los Lord.

—Ese es el comienzo.

—¡!

—No espero que todo el mundo acepte a los Lord. Pero quiero darles la oportunidad de decidir por sí mismos. No se trata de mí… sino de las personas.

Gesta, que había estado observando en silencio, se dio cuenta de que Latil estaba decidida y asintió.

—De todos modos, Su Alteza Leysian se está preparando para revelar que Su Majestad es un Lord… Parece que planea hacer algo en mayo… Tal vez Su Majestad tenga razón después de todo…...

Latil sonrió y miró a Gesta.

—Yo también lo creo, Gesta.

Meradim frunció el ceño y se entrometió.

—No es algo en lo que se pueda estar de acuerdo solo porque lo diga un Lord.

—Pronto Su Alteza y la dama Aini se casarán, para mayo el tiempo pasará en un abrir y cerrar de ojos… Es difícil que Su Majestad reúna toda la información que Su Alteza Leysian ha ocultado en tan poco tiempo…...

Cuando Gesta mencionó el apremiante plazo, los Consortes se quedaron en silencio, sumidos en sus pensamientos.

Latil entrelazó sus manos con nerviosismo y miró a los consortes.

Pero su mirada se dirigía más que nada a Tasir. Después de tomar su decisión, Latil quería escuchar su opinión más que la de nadie.

Tal vez por haber sostenido su mirada por tanto tiempo, o porque finalmente terminó de pensar, Tasir, que había estado fingiendo beber té para evitar hablar, finalmente dejó su taza y abrió la boca.

—Su Majestad. Es mejor ser cautelosa. Si algo sale mal, podría tener que abdicar.

—¡!

El corazón de Latil se estremeció al escuchar la palabra 'abdicar' salir de los labios de Tasir.

—Lo siento, Su Majestad. Pero no podemos centrarnos solo en los aspectos positivos.

El valor que Latil había sentido tras convencer a Baekhwa se redujo a la mitad.

Al ver que Tasir, el más inteligente, decía eso, comenzó a preguntarse si había tomado una decisión absurda y sintió un leve arrepentimiento.

Tasir notó su inquietud y se sintió incómodo, así que volvió a beber su té.

Mientras tanto, Kallain, que había estado observando en silencio, habló.

—Entonces, ¿por qué no intenta esto, Ama?

—¿Intentar qué?

—Enfrente primero a la Ex Emperatriz.

Latil abrió los ojos de par en par y miró a Kallain.

—¿Por qué mi madre de repente?

—La Ex Emperatriz se alió con Leysian y lo traicionó a usted.

Los ojos de Latil temblaron.

—Pero incluso en ese momento, me pidió que lo protegiera. Aun cuando ya estaba segura de que usted era un Lord.

—……

—Entonces, si le lleva pruebas, es posible que esta vez le crea.

—¿Crees?

—Si no puede convencer a la Ex Emperatriz, le será aún más difícil convencer a otros, amo.

Kallain habló con firmeza y miró a Latil fijamente.

Latil pensó que tenía razón. Sin embargo, no pudo responder de inmediato.

La Ex Emperatriz estaba segura de que Latil no era un Lord. ¿Ahora tenía que ir y decirle que en realidad sí lo era? ¿Cómo reaccionaría su madre?

Pero, tal como dijo Kallain, si ni siquiera podía convencer a su propia madre, ¿cómo podría convencer a los demás?

—Está bien.

Después de mucho pensar, Latil tomó su decisión y se puso de pie frente a la mesa.

—Lo intentaré.

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Después de que terminó la reunión, Tasir entró en su habitación y se sentó frente al escritorio.

Sin embargo, aunque tenía trabajo por hacer, simplemente permaneció inmóvil en esa posición.

Hierlan trajo café, pero al ver que la tinta goteaba del bolígrafo de Tasir y manchaba el papel, se alarmó y lo llamó.

—¡Joven maestro! ¿Se encuentra bien?

Solo entonces Tasir pareció volver en sí y dejó la pluma.

—Estaba pensando en algo.

—¿En qué pensaba tan profundamente?

—En el plan de Su Majestad.

—Bueno, sí que fue impactante.

Hierlan murmuró mientras le entregaba la taza de café a Tasir.

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—Aun así, creo que todo saldrá bien. Yo también quedé sorprendido al escucharlo, pero al final lo acepté, ¿no?

—¿De verdad crees eso?

—Por supuesto. Su Majestad ya ha salvado a muchas personas en varias ocasiones.

Hierlan hablaba en un tono optimista, pero al ver a Tasir beber su café con una expresión grave, se detuvo.

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