Hombres del Harén 783
De la mano del Mago Blanco
Lean miró absorto el cabello verde que nunca había visto antes y luego preguntó de nuevo:
—Quiero saber quién eres primero.
—Soy un mago blanco.
El mago blanco respondió brevemente.
Lean, al darse cuenta de que esta persona era la misma con la que había estado en contacto a través del Gran Mago, asintió lentamente.
—Ah, ya. Entiendo.
Pero se sintió algo sorprendido.
—¿No dijiste que no te relacionarías con nadie del palacio? Entonces, ¿por qué has venido de repente?
Ni siquiera había recibido un aviso previo.
Ante la pregunta de Lean, el mago blanco admitió que había sido precipitado al aparecer de esa manera.
Sin embargo, no pensaba que fuera solo su culpa. En su agenda, cosas como ser "capturado y transportado al palacio imperial" no estaban previstas.
—Me surgió una curiosidad repentina.
Pero el mago blanco no quería hablar de cómo había sido derrotado por una extraña mujer y Gesta, así que desvió la conversación.
—Bueno, ¿puedes decirme ahora? La mujer que va con ese brujo llamado Gesta, ¿quién es?
Lean frunció ligeramente el ceño ante la pregunta algo grosera del mago blanco.
—Si solo dices "una mujer", tampoco lo sé.
—Cabello negro. Es bastante alta. Lo lleva recogido en un solo moño. Sus ojos son afilados.
¿Será Latil? Al escuchar la descripción del mago blanco, Lean pensó inmediatamente en su hermana.
Pero hizo como si no supiera y murmuró:
—No sé.
—¿No lo sabes?
—Sí. Tampoco lo sé.
El mago blanco le echó una mirada sospechosa, pero Lean lo miró con una expresión impasible, sin revelar que la mujer de la que hablaba era su hermana y que ella era la emperatriz.
El mago blanco, que no quería involucrarse en la política, no cuestionó más, pues si se enteraba de que el emperador estaba profundamente involucrado, seguramente se retiraría.
Al principio, el mago blanco había hecho como si no supiera nada solo por ser un príncipe. Si no hubiera sido el Gran Mago, Lean ni siquiera habría podido transmitirle la información sobre Gesta.
El mago blanco aún dudaba de las palabras de Lean, pero decidió que lo investigaría más tarde y, por ahora, no insistió.
—Bueno, dejando de lado esa mujer. Príncipe, lo que quiero saber es si lo que deseas de mí es que me encargue de ese brujo llamado Gesta ¿verdad?
—¿Puedes hacerlo?
Lean había oído que este mago blanco, que había sido clasificado como de riesgo nivel 1, no tenía ningún interés en otras cosas, solo en eliminar brujos.
Además, se sabía que su habilidad era ideal para enfrentarse a un brujo.
Como el brujo que acompañaba a Latil parecía ser excepcional, Lean pensó que ese brujo ciertamente podría atraer el interés de este peligroso mago blanco.
Es decir, si este mago blanco no podía actuar como una cadena para el brujo de Latil, tendría que desechar todos los planes que había preparado para una última jugada.
—Por supuesto.
Afortunadamente, el mago blanco respondió como si fuera algo fácil.
—Originalmente, solo tomé este trabajo por curiosidad. Pero viendo cómo ese brujo llamado Gesta pelea a su manera, me ha llamado la atención.
—¿A su manera?
—Hubo una extraña mujer que ignoró la afinidad de los hechizos y atravesó mi magia.
—......
—Pero mi especialidad es lanzar telas de araña y luego atrapar presas, así que cuando me enfrento a brujos como Gesta, su efectividad disminuye.
Lean, preocupado de que el mago blanco mostrara más interés por Latil que por Gesta, vio cómo la conversación volvía a centrarse en Gesta. En lugar de negociar las condiciones, directamente hizo una propuesta.
—Dime la ubicación de las telas de araña. Yo enviaré a Gesta allí, de alguna manera.
—Está bien.
Parece que le gustó la propuesta, ya que el mago blanco no dijo más y se levantó sonriendo.
—Me alegra que tengamos un objetivo común.
Lean, aliviado, extendió la mano.
El mago blanco miró la mano de Lean, pero la ignoró y se transformó en una comadreja antes de salir.
Lean miró su mano vacía y sonrió levemente, luego la bajó.
Aunque era una persona desagradable, de todos modos no iba a seguir dándole la mano. Solo la tomaría cuando fuera a enfrentarse a Gesta, así que no le importaba.
De todos modos, con eso había encontrado una forma de contener a uno de los dos Consortes más problemáticos de Latil. Todo iba según lo planeado.
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Conde Lancaster, con una mirada de sospecha, parecía dudar de si el mago blanco era el que se escondía detrás del perro que ladraba constantemente hacia él.
Después de pensarlo un momento, le dio un golpe en la parte trasera al perro, el cual, en respuesta, intentó morder a Conde Lancaster.
—Parece que solo es un perro.
murmuró Conde Lancaster, alejándose rápidamente.
Latil observó la escena por un momento y luego comenzó a caminar rápidamente hacia la habitación de Lean.
Parece que Lean aún no sabía que Gesta era un brujo, había traído a un mago blanco para atacarlo.
Hasta ese momento, había tolerado a Lean debido a las trampas, pero ahora, aprovechando la situación, pensaba que era el momento perfecto para desahogar su ira sobre él.
Mientras caminaba hacia el jardín, una extraña y larga comadreja blanca se cruzó en su camino, caminando elegantemente.
‘¿Qué es esto?’
Confusa, Latil levantó al animal hasta su altura, solo para ver cómo luchaba por escapar, pero sus ojos se agrandaron de sorpresa cuando se encontró con la mirada de Latil.
'¿Qué está pasando aquí?'
Esa reacción hizo que Latil pensara en los mapaches. También recordó que Conde Lancaster había sospechado del perro.
‘¿Será?’
Intrigada, Latil continuó mirando a la comadreja con los ojos bien abiertos mientras lo sostenía con una mano.
La comadreja, al ver su “rostro”, parecía sorprendido, lo que le parecía sospechoso. Tal vez este animal también fuera una extraña criatura, como los mapaches.
—¡Cambia! ¡Cambia!
Sin embargo, la comadreja seguía mirando con ojos abiertos sin hacer nada, no se transformaba en humano, por lo que Latil dudó.
—¿No será?
Observó su comportamiento tranquilo, girando la cabeza con curiosidad.
Si fuera un mapache, ya estaría enfadado y habría vuelto a su forma original o mostrado su naturaleza salvaje.
Pero la comadreja solo colgaba inerte en su mano.
—Aún así, es sospechoso.
A pesar de la calma, Latil no podía deshacerse de la sensación de que algo no estaba bien, así que, en lugar de soltarlo, lo metió bajo su brazo y se dirigió hacia la residencia de Lean.
—¡Lean!
Como las reparaciones aún no estaban terminadas, sabía exactamente dónde estaba Lean en la residencia, por lo que abrió una puerta sin dudar y lo llamó a gritos.
Lean, que estaba sentado en el sofá tomando té, casi escupe el café cuando vio a Latil entrar con el mago blanco bajo su brazo.
¿Qué estaba pasando aquí?
Lean se quedó unos segundos paralizado, mirando a su hermana y al mago blanco, luego, tomando una servilleta, se la pasó por la boca mientras fingía no saber qué ocurría.
—¿Qué es esa comedreja?
—Es sospechoso, así que lo traje.
—¿Qué?
Lean miró a la comadreja con atención, mientras el mago blanco actuaba como si no supiera nada.
Parecía que Latil no había venido a ver qué pasaba con la comadreja, así que Lean, aliviado, hizo una pregunta.
—¿Qué ocurre? No me digas que viniste por una comadreja.
—No, vengo a preguntarte por qué enviaste un asesino a Gesta.
Latil respondió de forma fría y directa.
—¿Un asesino? ¿Yo? No he hecho nada de eso.
Lean, recuperando la calma, sonrió suavemente mientras ignoraba lo que Latil decía.
Pero Latil ya había oído directamente del mago blanco que Lean estaba detrás de todo esto, por lo que no dudó en interrogarlo.
—¿Nada de eso? Enviaron a una especie de mala hierba recién arrancada, ¿no? Esa planta marchita vino directamente de ti, me dijeron claramente que tú la enviaste.
¡Los ojos de Lean y de la comadreja se abrieron al mismo tiempo!
Latil, que solo podía ver la expresión de Lean, notó que el mago blanco estaba claramente molesto al mirar a la comadreja, por lo que Leán apretó los dientes.
Latil, sin darse cuenta de la atmósfera tensa, dijo firmemente:
—No lo hagas de nuevo. Esta vez no hay pruebas de que tú lo hicieras, pero la próxima vez no te dejaré escapar. ¿Sabes lo sensible que es Gesta?
—¿En serio? ¿Acaso hay algún brujo sensible?
—Sí, Gesta se adentró en el estudio de lenguas antiguas y por eso aprendió magia oscura, pero su corazón es sensible.
Mientras le respondía a Lean sobre Gesta, Latil notó que la comadreja la miraba fijamente, así que lo levantó con una mano.
—Pero, ¿no te parece extraño esta comadreja?
Al inspeccionarlo más de cerca, Lean, preocupado de ser descubierto, rápidamente se acercó y extendió la mano.
—Bueno, es un animal que tengo. Preferiría que me lo devolvieras.
Pensando que tal vez Latil no lo creería, se preocupó, pero afortunadamente, Latil le devolvió la comadreja sin hacer más preguntas, mientras refunfuñaba.
—Ah, ya entiendo. No me extraña, desde que lo vi, supe que era la comadreja más desagradable que había visto. Siempre parece tan resbaladizo.
Lean observó cómo la comadreja fruncía los bigotes de forma agresiva.
—Tómalo.
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¡Qué mujer tan molesta!
El mago blanco refunfuñaba mientras corría y, en cuanto salió fuera del palacio, recuperó su forma original.
Había sido frustrante no poder entrar al pueblo de los brujos, pero había algo interesante al encontrar un brujo con el que enfrentarse.
Sin embargo, esa mujer… no sabía si era bruja, su forma de hablar era desagradable y su comportamiento era completamente vulgar. ¡Era verdaderamente irritante!
Además, no podía confiar completamente en Príncipe Leycian. Estaba claro que él conocía bien a esa mujer, pero no parecía tener una relación cercana con ella. ¿Por qué, cuando le preguntó sobre ella, fingió no saber nada?
El mago blanco, al empezar a pensar en todo eso, comenzó a sentirse confundido y decidió apartar esos pensamientos de su mente.
No quería involucrarse demasiado con la familia real o con políticos, personas que solo traían problemas.
Días después, a través del Gran Mago, aceptó finalmente la fecha de la 'cacería' que Príncipe Leycian había fijado.
—No es urgente.
Después de que el Gran Mago se fue, el mago blanco comenzó a calcular las fechas restantes en su mente.
Tiempo para preparar trampas, tiempo para instalarlas, tiempo para esperar...
—Pero tampoco tengo demasiado tiempo de sobra.
En ese momento, mientras pensaba en todo eso, un niño pasó junto a él con sus padres y gritó:
—¡Mamá, esa persona tiene el pelo como hierba! ¡Es bonito!
No era un comentario ofensivo, pero tan pronto como el mago blanco escuchó esa palabra, su rostro se frunció.
Al oír la palabra "hierba", su mente inmediatamente lo llevó a recordar a esa mujer molesta que lo había llamado "hierba".
El mago blanco tachó algunas fechas en su calendario mental y ajustó su agenda.
‘Primero iré a Adomar’
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—¡No lo encontré! ¡Ni responde cuando lo llamo!
—Esa mujer definitivamente dijo eso.
Al llegar a Adomar, el Mago Blanco entrecerró los ojos y miró cuidadosamente más allá de las piedras fronterizas.
Esta tarea no fue ordenada por Príncipe Leysian.
No había venido aquí simplemente porque las palabras como "cabeza de hierba" o "comadreja resbaladiza" lo molestaran.
Al pensarlo bien, su verdadera preocupación era que, mientras cavaba una trampa para Gesta, esa extraña mujer con poderes raros podría llegar y entorpecer el plan.
Así que había venido aquí por si acaso Gesta no viniera solo, sino que trajera a esa mujer con él.
El Mago Blanco respiró profundamente, acercó su bastón a sus ojos y desató todo su poder hacia Adomar.
Los enormes haces de luz, mucho más intensos que cuando apuntó a Gestar o Latil, pasaron por las piedras fronterizas como lluvia volando de lado.
El Mago Blanco no se detuvo ahí. Continuó derramando ese poder colosal, diez veces.
Solo después de eso bajó su bastón. Aún así, su rostro no mostraba señales de esfuerzo.
Con los brazos cruzados, el Mago Blanco esperó en silencio.
Aproximadamente 30 minutos después, deshizo el cruce de brazos y sonrió.
Pudo sentir a un hombre sollozando en el templo subterráneo.
—Así que, ¿esto es lo que Gesta y esa mujer estaban buscando?
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