LESVAC 133

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La Emperatriz se volvió a casar 133

La actitud posesiva comienza a aparecer en silencio



De acuerdo a Rose, la alta sociedad se puso literalmente patas arriba.

Los nobles, que habían estado susurrando sobre Heinley y Christa, quedaron estupefactos al enterarse que Christa le pidió abiertamente que la convirtiera en su concubina.

Les resultaba difícil entender este movimiento poco común de Christa. A mí también me resultaba difícil entender del todo su mentalidad.

Pero si tuviera que adivinar...

"Debió sentir que no podría escapar del escándalo aunque fuera a Compshire."

Si fuera a Compshire ahora, daría la impresión de que estaba huyendo, lo que podría ser mal visto por los nobles.

Sin importar lo que hiciera no tenía forma de escapar del escándalo, así que optó por abrirse paso de frente.

Tal vez, Christa intentaba apostarlo todo en esta jugada.

"Aún así, ¡no puedo creer que se esté aferrando a los tobillos de Su Majestad el Emperador! ¡Es  perversa!"

Mastas creía que Heinley definitivamente no era ese tipo de persona, y se enfureció al enterarse del rumor.

En cambio, Laura y la Condesa Jubel hablaron mal de Christa, pero se abstuvieron de opinar sobre Heinley.

Aparentaban creer en Heinley porque yo estaba de su lado, pero después de todo lo que Sovieshu me había hecho, en realidad pensaban que las palabras de Christa podían ser ciertas.

Parecían preocupadas que Christa se convirtiera en la segunda Rashta y Heinley en el segundo Sovieshu.

"Lo que es aún más gracioso, Su Majestad. Toda la Familia de Christa decidió apoyar esa farsa."

"No tenían alternativa."

Si se descubriera que Christa estaba mintiendo, serían objeto de humillación junto con ella. No es sorprendente que actúen así en absoluto.

Después de que mis damas de compañía se fueran, Heinley vino a mi habitación y juró con voz tranquila y ojos temblorosos.

"Reina. Le juró que no. Nada sucedió." 

"Por supuesto que te creo."

Nunca dudé de él. Después de calmar a Heinley, le pedí que buscara una manera de resolver este problema.

Pero no tenía intención de quedarme de brazos cruzados.

No esperaba usar esto tan pronto...

Fui a mi escritorio y pulsé un pequeño botón en el interior. Al pulsar este botón, apareció un espacio secreto del tamaño de un cajón, aquí...

Aquí está.

Era una lista que recibí del Gran Duque Kapmen.

Aunque habían permanecido al lado de Christa por afecto, y mantenían la boca cerrada al fijarse en el comportamiento de otras damas de compañía, estaba segura que había quienes querían dejar de trabajar para ella.

Con esto en mente, una vez pedí al Gran Duque Kapmen que investigara a las damas de compañía de Christa.

Esta lista fue el resultado.

Una lista de las damas de compañía de Christa, las familias a las que pertenecían, sus insatisfacciones habituales, su grado de lealtad a Christa, entre otros.

Puse la lista sobre el escritorio.

Y de la lista, elegí a quienes tenían poca lealtad y estaban insatisfechas con la situación actual.

Después de elegirlas, ordené a mis damas de compañía que las trajeran en secreto.

"No importa lo que haga Christa, no podrá recuperar el poder que ya ha perdido."

Habían sido llamadas sin saber el motivo, así que les repetí lo que solían pensar, lo que más temían,

"Christa no tiene hijos, así que no tiene sentido que apunte a mí y a su majestad. Seguramente no recibirá un castigo demasiado severo por lo que hizo al ser la anterior reina. Incluso en el peor de los casos, seguirá siendo la anterior reina como es ahora. Pero, ¿podrán disfrutar de la misma gloria que ahora? Además, ¿que pensarán sus familias y sus hijos?"

Originalmente, sólo tenía pensando agitar sus miedos, pero los resultados aparecieron de una vez.

Aún así, habían muchas damas de compañía que dirían que la lealtad era más importante, pero a esas ni siquiera las había llamado.

"Piénsenlo cuidadosamente, si cambian de opinión, vengan al próximo Consejo de Estado y revelen la verdad."

Deliberadamente hablé con calma, luego me levanté y añadí,

"No necesitan mentir, ni tampoco es lo que quiero. Sólo tienen que decir la verdad sobre dónde estaba realmente en el momento en que Christa afirma haber tenido un encuentro en secreto con Su Majestad."

* * *

Mientras Navier investigaba y llamaba a sus damas de compañía para desmentir la afirmación de Christa, Heinley llamó al padre de ésta, el Viejo Duque Zemensia.

El Viejo Duque ya tenía un fuerte dolor de cabeza por la declaración impactante de su hija.

En medio de todo esto, cuando Heinley lo llamó, supuso que no sería para nada bueno y acudió con una cara rígida de antemano.

Aunque hubiera provocado este problema, seguía siendo su hija. El Viejo Duque tenía intención de defender a Christa sin importar lo que dijera Heinley.

Por Christa, por él mismo y por su familia.

No sería fácil enfrentarse al emperador, reconocido por ser un hombre astuto, pero el duque confiaba en su vasta experiencia.

Estaba seguro de que no vacilaría, independientemente de las cartas que utilizara el joven emperador .

Pero cuando entró en la habitación, y vio a Heinley sentado despreocupadamente en un cómodo sofá, el viejo duque intuyó que este encuentro no sería fácil.

Debe ser un farol. El viejo duque odiaba el espíritu libre de Heinley, por lo que trató de darle la vuelta a lo que pensaba.

Pero mientras se sentaba, Heinley lo miraba fijamente con una sonrisa, haciéndolo sentir incomodo.

"Quería verme, Su Majestad."

Aun así, el viejo duque lo saludó con la mayor cortesía posible.

Sin embargo, Heinley fue directamente al grano, eclipsando el saludo del viejo duque.

"¿Hay alguna necesidad de fingir conmigo?"

"A qué te refieres..."

El viejo duque supo de inmediato a qué se refería Heinley, pero lo evadió y levantó sus pesados párpados para mirar a Heinley.

Heinley seguía sentado en el sofá despreocupadamente. Al igual que la sonrisa en sus labios.

No, más bien, la sonrisa se hizo más profunda ante la evasiva del viejo duque.

Heinley volvió a preguntar amablemente.

"Puede que ahora mismo consigas salvar tu honor, pero ¿qué pasará después? ¿Podrás manejar las consecuencias?"

Su tono era amable, pero el contenido era amenazante.

El viejo duque dejó de evadirlo, sonrió y respondió fingiendo ser amable.

"Al contrario, si tu no puedes manejar las consecuencias, incluso perderás la posición de emperador."

"¿Eso crees?"

"La reputación de ambos se verá afectada por esto, pero Christa dijo abiertamente que asumiría su responsabilidad. Así que declaró que se convertiría en su concubina a pesar de haber sido la reina. Este es un acto valiente. Sin embargo, Su Majestad se niega a asumir su responsabilidad junto a Christa. ¿Cómo crees que la gente verá esto?"

"No es bueno para ninguno de los dos, pero está mejor el lado que asume la responsabilidad... eso es lo que quieres decir."

"¿Crees que estoy exagerando? Si expulsas a Christa así, o utilizas esto como excusa para perjudicar a quienes la rodean, la reputación de Su Majestad se verá inevitablemente afectada. Ya has tomado como esposa a una mujer casada de otro país, ¿no?"

Los reyes eran sensibles a su reputación.

Si bien tenían un enorme poder, siempre fueron cautelosos y cuidadosos con su entorno. Preocupados todo el tiempo por quién podría intentar arrebatarles su poder.

El viejo duque fue inteligente en este punto.

Heinley se rió brevemente, y luego enderezó sus piernas cruzadas.

Sin embargo, no hubo ninguna señal de miedo o ira.

En cambio, sonrió gentilmente con la barbilla levantada y susurró mirando a los ojos al viejo duque.

"Parece que no lo entiendes, Duque. Mi reputación ya es una basura en ese sentido. No podrá caer más allá de este punto."

"¡!"

"Independientemente de lo que haga, todo lo que escucho es que la basura hizo esto o la basura hizo aquello. Entonces la pregunta aquí es. ¿Qué crees que dirá la gente cuando comience a derribar a la Familia Zemensia, la Familia Ketron y otras afines? ¿No tienes curiosidad?"

Los ojos de Heinley se curvaron ligeramente.

"Yo tengo mucha curiosidad."

El viejo duque rechinó los dientes.

"¿Me estás amenazando?"

Heinley respondió, con una sonrisa reflejada incluso en sus ojos.

"Huh."

Se requería un contrato oficial para convertirse en concubina del emperador.

En principio, sólo el emperador es quien podía redactar este contrato de concubina por su propia voluntad, pero como se trataba de un asunto delicado, el caso de Christa había sido remetido al Consejo de Estado.

Inesperadamente, Heinley aceptó con demasiada facilidad la propuesta de llevar el caso de Christa al Consejo de Estado.

¿Será porque estaba preparado? 

De todos modos, yo asistí a la reunión, otros nobles y funcionarios también asistieron.

Incluso Christa. Christa iba vestida impecablemente de negro, como si estuviera en un funeral.

Heinley tenía una expresión hosca a mi lado, pero cuando comenzó la reunión, se volvió tan calmado que no se podía leer su expresión.

Los funcionarios manifestaron diferentes posturas,

La postura de que Christa debía convertirse en su concubina llegado a este punto, la postura de que este asunto era ridículo, la postura de que incluso si era cierto que algo pasó entre Christa y Heinley, no podía hacerse un contrato de concubina, entre otras...

Sin embargo, como muchas personas vieron a Christa y a Heinley juntos en la recepción de boda, la mayoría pareció creer en las palabras de Christa.

Aunque era extraño que el Duque Zemensia, que era quien más debía pronunciarse, permaneciera en silencio, todo se desarrolló de forma similar a lo que esperaba.

Heinley actuó durante toda la reunión como si no le importara.

Verlo así me dolió, pero decidí no reconfortar a Heinley delante de los presentes.

Este asunto aún no se había resuelto, si lo presentes me vieran reconfortar a Heinley, no pensarían que había mucha confianza entre nosotros, sino que estaba tratando de provocar a Christa.

Heinley actuó como si no le importara porque se lo había pedido de antemano. Además, podía darme cuenta que realmente 'actuaba como si no le importara' en vez de que 'no le importara', porque no dejaba de revolverse el cabello y mirarme a los ojos.

En cualquier caso, esperé a que la atmósfera alcanzara su clímax, como una bestia agazapada.

Cuando todo estén exaltados es el mejor momento para definitivamente darle la vuelta a la situación. Consideré que ese momento sería cuando las críticas contra Heinley alcanzaran su punto más alto.

Hace unos días, dos de las damas de compañía de Christa enviaron un mensajero para informar que testificarían.

Cuando diera la señal, las dos saldrían y le harían saber a todos que Christa no paso con Heinley la noche en cuestión .

"El anterior rey le pidió directamente a Su Majestad el emperador que protegiera a Christa. Incluso fue su última voluntad en su lecho de muerte. ¡Pero Su Majestad el Emperador irrespeto a su cuñada justo después de casarse!"

"¡¿Qué estás tratando de decir?! Cuida tus palabras, Marqués Ketron!"

"Entonces, ¿debería decir que fue un honor?"

Cuando estaba a punto de dar la señal, se escuchó una lengua extranjera difícil de entender,

Era la lengua de Luipt. 

Ante la repentina lengua extranjera, los funcionarios que discutían fuertemente se callaron al mismo tiempo.

Giraron sus cabezas hacia el lugar de donde provenía la voz.

Mientras los presentes lo miraban en silencio, el Gran Duque Kapmen caminó lentamente hasta situarse en el centro.

Lo miré desconcertada.

Aunque utilicé la lista que me dio para contactar a las damas de compañía de Christa, no le pedí que me ayudara en esto.

Fue inesperado que el Gran Duque apareciera ahora.

Pero lo sorprendente comenzó aquí.

"Intentó no inmiscuirme en los asuntos de otros países en la medida de lo posible, pero como este también es mi asunto, debo intervenir."

"¿También es asunto del Gran Duque? ¿De qué estás hablando?"

En este punto me puse nerviosa por un momento.

¿Está pensando en revelar toda la verdad?

Pero en la situación actual, esta verdad era aún peor. 

Al hablar sobre la 'poción de amor' estimularía la imaginación de los presentes.

Inconscientemente, también esperé con nerviosismo sus palabras.

"Su Majestad el Emperador estuvo conmigo esa noche."

"¡!"

No obstante, las palabras del Gran Duque Kapmen fueron precisas. Sólo se aprovechó de lo sucedido.

"¿En serio? Gran Duque Kapmen, ¿no está mintiendo para quedar bien con el Emperador?"

Preguntó fríamente el Marqués Ketron, pero el Gran Duque Kapmen realmente mintió con total tranquilidad.

"Estoy seguro que muchas personas me vieron salir del salón de fiestas junto a Su Majestad ese día. No sé si Su Majestad se encontró con Christa mientras fui a otro sitio por un momento, pero—"

El Gran Duque Kapmen hizo una pausa aquí, luego miró a Christa antes de continuar,

''Después de eso, volví a reunirme con Su Majestad para hablar del acuerdo comercial."

Tras leer la mente de Christa, parecía haber determinado con certeza que Christa y Heinley se separaron después de eso.

El hecho de que el Gran Duque Kapmen salió del salón de fiestas con Heinley fue algo que los testigos ya habían contado en reiteradas oportunidades. Incluso quienes estaban del lado de Christa reconocían esta parte.

Por supuesto, eso no cambiaba su opinión sobre lo que paso después entre Heinley y Christa.

Sin embargo, el propio Gran Duque Kapmen se presentó y afirmó que había estado con Heinley todo el tiempo.

El rostro de Christa se oscureció mientras observaba la situación sin decir una palabra.

Ella tampoco sabía adónde había ido Heinley después de su encuentro, así que también parecía preguntarse si esto era cierto.

Cielos. Ahora que lo pienso, el Gran Duque Kapmen se había encontrado con Rashta.

Si la primera persona que vio luego de beber la poción de amor fue Rashta, entonces el Gran Duque Kapmen no se había encontrado con nadie más antes.

El paradero del Gran Duque Kapmen era desconocido, así que se aprovechó de eso.

Rashta, que sabía que el Gran Duque Kapmen no estuvo con Heinley todo el tiempo, no estaba aquí.

En cualquier caso, salió bien. 

Rápidamente, guiñé un ojo a las dos damas de compañía de Christa que estaban esperando para que dieran un paso al frente.

Las dos damas de compañía caminaron rápidamente hacia el centro. Pero no fueron sólo ellas dos. Tres damas de compañía más las seguían.

No puede ser. ¿Cambiaron de opinión?

Como el número aumentó más de lo esperado, me sentí incómoda.

Aunque las cinco eran las damas de compañía a las que llamé para testificar... aún existía la posibilidad de que eligieran a Christa en el último momento.

En ese instante, apreté el puño con nerviosismo.

"Christa volvió temprano ese día."

Las damas de compañía que aparecieron dijeron las palabras que estaba esperando.

¡Bien! Grité suavemente en mi interior.

"No tenía buen aspecto cuando volvió a su habitación. No parecía alguien que hubiera disfrutado de un encuentro en secreto."

"Se quedó en la habitación unas dos horas antes de volver a salir."

"Pero después de volver a entrar, se quedó en la habitación."

¡Incluso las otras tres damas de compañía! Todas se apresuraron a hablar de los acontecimientos de ese día.

McKenna sonrió y asestó el golpe final al Marqués Ketron.

"Mientras Christa estaba afuera, Su Majestad estaba reunido con sus secretarios. Como explique anteriormente."

"..."

El Marqués Ketron miró inmediatamente a Heinley con la cara retorcida, pero la expresión de Heinley era ambigua y difícil de leer.

Heinley estuvo así durante toda la reunión, en lugar de defenderse.
 
Cuando la sala de reuniones quedó en silencio, toda la atención se dirigió naturalmente a Christa.

Christa estaba pálida, pero seguía manteniendo la cabeza en alto con orgullo.

***

Al día siguiente.

Cuando estaba en la oficina, uno de mis ayudante se acercó y me dio la noticia que Christa se había ido a Compshire.

Asentí inexpresivamente y seguí con lo que estaba haciendo.

Sentí que mi ayudante me miraba con extrañeza, pero deliberadamente mantuve mi rostro inexpresivo.

Sin embargo, en mi interior suspiré aliviada una y otra vez.

La apuesta de Christa por este escándalo acabó forzándola a marcharse, pero si las cosas hubieran salido como ella planeaba, mi Heinley habría cargado con el estigma de haber seducido a su cuñada.

Sólo de pensarlo se me ponía la piel de gallina.

Cuando terminé de trabajar y llegó la hora de la cena. Tan pronto como me encontré con Heinley, lo abracé por el cuello con fuerza.

"¿Reina?"

"... Eres mío."

"¿Eh?"

Puse mi cabeza sobre su hombro y percibí su aroma. Era tan familiar y acogedor que calmó un poco los latidos de mi corazón.

"Reina, ¿ya no estás enojada?"

Aprovechando la ocasión, el pájaro sin tacto preguntó con una sonrisa para saber si ahora todo estaba bien. En lugar de responder, lo besé.

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