Martes, 16 de Febrero del 2021

Historia en la Biblioteca 26

"¡Yo... es hora de que salga del trabajo!"

'¡No debería haber horas extras en el trabajo!'

Al final, no pudo tolerarlo más y se levantó bruscamente de su asiento. Luego, empezó a correr sin mirar atrás y sin despedirse.

“…….”

Al quedarse sola, los ojos de Ray siguieron su retirada con una mirada de sorpresa antes de estallar en carcajadas como si se deleitara con su ternura.

¿Había exagerado?

Le había molestado tanto que tenía en mente la idea de burlarse de ella, pero no había previsto que se escapara de forma tan precipitada. Antes de que él pudiera decir nada, Vivian había recogido sus pertenencias y se apresuró a salir de la biblioteca a la velocidad de la luz.

Sus reacciones fueron bastante peculiares y extremas.

Qué inesperado. No creía que se sintiera tan avergonzada.

Hojeó el libro de un lado a otro y, después de comprobar que el sello de la Biblioteca no estaba marcado en él, ladeó la cabeza, confundida.

***

He hecho un lío total.

'Me he dejado el cuaderno en la biblioteca.......'

Vivian, que parecía tan empobrecida como si acabara de salir de la tumba, murmuró abatida. La habitación había quedado patas arriba como si hubiera pasado una tormenta por ella.

El cuaderno de ideas de Perdi. Todo lo que estaba escrito en su interior -el argumento de la novela, las diversas posturas, las líneas eróticas, los lugares, las situaciones, los estados de ánimo- valía tanto como su vida.

Por no hablar de que las intimidades sexuales que habían ocurrido en la biblioteca habían sido anotadas con excesivo detalle. Incluso si recordara sus notas y reescribiera las escenas, le sería imposible recrear las mismas situaciones con la misma atmósfera.

'¿Pero cómo es que no podía recordar dónde había dejado ese cuaderno, que era más valioso que su propia vida? ¿Qué me pasa?' 

Se lamentó Vivian y se reprochó una vez más.

Por eso dicen que los autores son todos pájaros de la misma pluma.......

Cada vez que se centraba o se sentía atraída por un único objetivo, solía reducir su campo de visión y no miraba nada más que ese único objetivo. Por ejemplo, una vez, mientras escribía su manuscrito, no se dio cuenta de que alguien que estaba a su lado mantenía una conversación con ella. No durmió ni se lavó hasta que no escribió su manuscrito a su entera satisfacción.

Parece que esta vez estaba demasiado centrada en Ray.

Es cierto que últimamente había postergado todas sus otras responsabilidades para resolver el misterio que era Ray. Pero quién iba a decir que ni siquiera tendría la mente para cuidar de su cuaderno.

Sin embargo, mi área de actividad es bastante limitada.

Si no estaba en su casa, debía estar en la editorial o en la biblioteca, siempre y cuando no hiciera algo tan estúpido como dejarlo caer por el camino. Vivian dejó de desordenar su habitación y volvió a la biblioteca.

***

Cuando se quitó la corona que estaba ligeramente torcida en la parte superior de su cabeza, el pelo blanco-plateado brilló radiante bajo la luz del candelabro.

El Emperador del Reino de Astier, Julián Bernardo Franz Astier.

Arrojó la corona al suelo e inclinó su cuerpo cada vez más hacia el trono. Ante sus acciones, los sirvientes se acercaron apresuradamente y colocaron la corona en el pedestal de forma preciosa. Julián frunció el ceño como si los hubiera encontrado molestos y los hizo retirarse.

El tema central de la conferencia con el consejo aristocrático sólo difería ligeramente de la conferencia anterior y, por lo demás, seguía siendo exactamente el mismo.

¿Iba a dejar vacía la silla de la Emperatriz, qué iba a hacer para resolver el problema de un heredero, y iba a permitir que el Gran Duque siguiera como siempre....

En este juego que habían creado y jugado, mencionaron a sus propias hijas para el papel de la Emperatriz. Era similar a las acciones de los embajadores de naciones extranjeras: lo primero que hacían era entregarle el retrato de las princesas de su país.

Era algo que no se podía evitar, algo que entendía que era muy natural, pero Julián no podía borrar la sensación de que se había convertido en un gran semental.

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