Sábado, 06 de Febrero del 2021

El Reinicio de Sienna 200

Presagio (1)

“…”

"El Conde Kenyon tendrá un imperio. Nuestra familia sólo obtiene un pedazo de tierra alrededor del territorio bajo un título elegante. No creo que sea una gran petición a cambio de arriesgarse a la traición. Si estás seguro de que puedes hacerlo funcionar sin mi ayuda, no te lo impediré".

Cuando la expresión de Kenyon se endureció, Arya sonrió y dijo: "No te preocupes. El Conde Kenyon no es tan estúpido como para alardear de sus planes de traición. Si no estáis conmigo, me apartaré y veré si el conde se cuelga la corona en la cabeza o la soga al cuello".

Kenyon tragó saliva. Sus palabras no se equivocaban en absoluto. Podía perderlo todo por codiciar unas tierras que aún no eran suyas.

Es más, ella dijo que se limitaría a mantener la boca cerrada y a observar, pero él no estaba seguro de que realmente fuera a mantener el secreto. Aunque no quedara nadie en el mundo en quien creer, ¿creería en Arya Panacio?

Era mejor hacerla cómplice. Además, aunque la traición tuviera éxito, su presencia era demasiado pesada. Sería mejor que cada uno escuchara sus demandas y mantuviera las distancias.

"De acuerdo, lo haré".

"Bien pensado. La traición es un trabajo en el que hay que apostar todo. No intentes entrometerte en cosas pequeñas. Esto va igual para mí. Vamos a invertir todo en esto".

"Por supuesto".

"Hablaré de los detalles poco a poco. Ya que debe ser mucho para el Conde Ferrer procesarlo ahora mismo".

"De acuerdo, me pondré en marcha ahora".

El Conde Ferrer se levantó de su asiento. Arya le vio salir y estalló en carcajadas en cuanto la puerta se cerró.

"¡Jajaja! Qué tonto. No puedo creer que se preocupe por las tierras del sur como si ya hubiera tomado el trono del emperador, ¡viejo tonto! ¿Cree que pondría el pie en esta m*erda para darle un alto título? El viejo está cegado por la avaricia y tiene la cabeza oscura".

Arya no pudo dejar de reírse durante mucho tiempo.

"Sería mejor hacerlo de madera de roble, ¿no? Es un lugar donde dormiría el próximo heredero imperial, así que debería ser fuerte. Por supuesto, la forma es importante. Cuando le pregunté al maestro de muebles que trabaja para la familia imperial, me dijo que cuanto antes hiciera el pedido, más cuidadoso lo podría hacer".

Hain se apresuró a conseguir las cosas que necesitaba antes de que naciera Sharillo. Esta vez, Sienna también participó. Era su corazón de madre natural para dar lo mejor que pudieran al niño que venía.

"¿Qué tal si hacemos nubes junto a él y tallamos un sol naciente? ¿No iría bien con el nombre de Sharillo?"

"¡Es una buena idea! Entonces, ¿qué tal esta forma?"

Hain hizo un dibujo en el papel. Lo que dibujó fue una visión del sol naciente a través de las nubes, aunque Sienna expresó brevemente la forma del sol y de las nubes. El cuadro, que era más bonito de lo que imaginaba, dejó a Sienna en estado de asombro.

Sienna pensó que la habilidad de Hain para el bordado era excelente, pero la habilidad para la pintura también era bastante buena. Hain expresaba fácilmente de forma visual todo lo que Sienna decía. Sienna sintió envidia de sus habilidades y también sintió pena por Hain.

"Ya lo he sentido antes, Hain, pero tienes demasiado talento para ser sólo una criada principal. Incluso si te conviertes en una artista ahora, creo que serás una gran artista".

"Oye, ¿estás diciendo que cualquiera puede ser pintor? Las pinturas que usan los pintores son muy caras".

"¡Si te animas a ser pintor, yo seré tu padrino!"

"Su Majestad incluso hace bromas que me hacen feliz. Pero en lugar de eso, ¿qué tal el borde de la cama por aquí? Creo que sería bonito dibujar poinsettias, que significan bendición, y pétalos de flores, y un bebé ángel soplando una trompeta por aquí".

Hain le dio la vuelta a las palabras de Sienna en forma de broma.

Su talento era demasiado bueno para desperdiciarlo, pero no podía obligarla a hacerlo si no quería. Y de hecho, Sienna prefería que Hain siguiera a su lado como jefa de las criadas, así que Sienna ya no la recomendaba.

Cuando Hain oyó que se abría la puerta, preguntó: "¿Qué te parece, Shaylin? Esto también es..."

Hain puso cara de decepción cuando confirmó que no era Shaylin quien acababa de entrar.

"Ah... han pasado más de 15 días desde que Shaylin lo dejó, y todavía estoy así".

Como había sido muy cariñosa con Shaylin, Hain parecía decepcionada.

"Me sorprendió mucho cuando dijo que lo dejaba. Creo que debe haber estado muy sorprendida por la última vez. Le he pedido que siga trabajando, pero no ha funcionado".

“…”

Aunque la verdadera razón de la renuncia de Shaylin fue por su identidad secreta, oficialmente dijo que no se sentía bien y esa fue su razón para renunciar.

"No sé si Shaylin está bien. Pero es una chica muy guapa, así que seguro que encaja en todos los sitios, ¿no? Es pasiva, pero es una chica agradable por naturaleza, así que será querida en todas partes".

Dijo Hain, lleno de esperanza. Sienna le devolvió el saludo con la cabeza.

"Así es. A Shaylin le irá bien".

Sienna no le dijo a Hain que Shaylin trabajaba para los Comerciantes Verdes. Si seguían en contacto, podría cuestionar más adelante la falta de crecimiento físico de Shaylin.

El portero informó desde fuera de que Carl había llegado. Hain organizó rápidamente el papel que estaba dibujando y se levantó. Carl entró enseguida en la habitación de invitados.

"¿Has venido hoy tan temprano? El canciller Pavenik siempre se está quejando de que tiras tu trabajo con el pretexto del heredero imperial y vienes a verme".

"¿Cuándo más ha venido a quejarse a ti?".

Sienna se rió de las quejas de Carl. Pavenik venía al palacio de Sienna a menudo, quejándose de que apenas tenía tiempo para asearse o comer bien, pero visitaba el palacio de Sienna con una u otra excusa. Obviamente era para ver a Hain, porque podría haber enviado a cualquiera para que Sienna recibiera unos documentos.

"Sólo tenía razones para verle un momento. ¿Hablaría directamente mal del Emperador? Es un problema porque no puede ocultar lo que piensa en su cara".

"Debería haber sido un payaso, no un Canciller".

Carl siguió refunfuñando y recomendó a Sienna que se sentara en el sofá. Actuaba como si fuera a tener un gran problema si Sienna mostraba sólo un pequeño movimiento. Sienna refunfuñó mientras se sentaba.

"Te digo que no estoy enferma, estoy embarazada. Más bien, es bueno para los fetos que la madre haga ejercicio. Así que doy un paseo todos los días".

"¿Has vuelto a caminar hoy?"

"Hoy todavía no".

"¿Entonces salimos juntos al jardín?"

Sienna asintió y aceptó.

"Bien. Hoy no hace viento, así que es un día perfecto para pasear".

"Oh, tengo algo para ti antes de eso".

Carl buscó una carta en su chaqueta.

"¡Oh! ¿La has encontrado? Eso es realmente genial. Estaba muy disgustado porque pensaba que la había perdido para siempre".

Era una carta para Sienna del orfanato.

"Tuve suerte de encontrarla".

Carl hablaba en tono despreocupado, pero si Pavenik lo hubiera sabido, habría levantado la voz y habría dicho: "Sabes lo mucho que he trabajado para encontrarla, no puedes agradecérselo a la mera suerte", porque, por orden de Carl, Pavenik tenía que investigar a todos los implicados en el caso y dar con el paradero de la carta. Pero Pavenik no estaba aquí, así que no había forma de resolver su sentimiento.

Sienna se puso una capa que Hain había preparado y salió al jardín con Carl. Era invierno, pero el jardín seguía lleno de plantas verdes, por lo que la frescura seguía presente.

Cuando sopló el viento frío, Carl acarició la capa de Sienna y preguntó: "¿No tienes frío?".

"Creo que aquí hace más calor que en el castillo. Está caliente bajo mis pies".

El jardín imperial tenía una vía de agua que proporcionaba calor bajo el suelo para que las flores florecieran incluso en invierno. Por lo tanto, el calor que subía del suelo hacía que su cuerpo estuviera caliente.

"Hace poco oí que el conde Ferrer tuvo una reunión con la emperatriz viuda".

"Bluebell debe haberle dicho a su padre que no estaba embarazada".

Dijo Carl, asintiendo con la cabeza a las palabras de Sienna.

“…”

Una brisa fresca recorrió a Sienna y a Carl. Era un paso ya anticipado, pero parecía que la tormenta iba a empezar ahora.

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