EGDLV 8

Viernes, 23 de Julio del 2021

El Guía de la Villana 8

Fatal pero impactante. Increíblemente envidioso (1)

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Demian, un esclavo de guerra sin padres y sin nombre. Su vida de 24 años estuvo llena de luchas. Luchó por comer, por dormir, por aprender y por crecer.

En un momento dado, descubrió que tenía talento para la lucha. Era más fuerte y más rápido que los demás. Podía imitar una habilidad que otros habían aprendido durante meses con sólo mirar. Aprendió a luchar deambulando por los campos de batalla del Imperio de Estragón. Aprendió la destreza con la lanza de un notable caballero, la estrategia de un respetado almirante y la destreza con la espada de un mercenario que valía por cien hombres. A veces había gente que reconocía su talento. Pero Demian no se conformaba con nada, sabía que le faltaba algo.

No había emoción en su pecho.

No se emborrachaba ni siquiera cuando bebía. No se sentía atraído ni siquiera cuando veía a una mujer hermosa. No le importaba en absoluto el dinero, el poder o el honor. No había nada que deseara, nada que quisiera hacer y nada que quisiera conseguir. Vivía sin pensar mucho. Si alguien le daba dinero, seguía a esa persona y blandía su cuchillo por ella. Si alguien se metía con él, no se lo pensaba dos veces y se ponía a pelear.

'Pero no esperaba que alguien me comprara por dos oros'

Aunque Demian se había encorvado deliberadamente y había posado de forma extraña, seguía siendo visiblemente alto y tenía las extremidades largas. En el pasado, cuando se arreglaba el pelo, las mujeres siempre le seguían. Sólo se cubría el pelo por si ocurría algo demasiado molesto.

Pero quién iba a pensar que sería tratado así.

2 de oro, no es suficiente ni para comprar una espada larga útil, se quedó sin palabras. Después de volver a la habitación asignada por el conserje y esperar allí durante un largo rato, una criada se le acercó. Era la criada de la mujer que le compró por 2 oros.

"H-hey, tu allí, quiero decir, tu nombre es..."

La sirvienta se mantuvo alejada y apenas le habló.

Debe tener miedo de mí.

Demian estaba acostumbrado. Estaba acostumbrado a los que le menosprecian, le temen o le consienten.

"Demian"

Era una voz baja, profunda y oscura. También era áspera y agrietada. La doncella tragó tan fuerte que pudo ser escuchada por cualquiera en la habitación. Pronunció rápidamente sus palabras.

"Ya veo. Ahora eres el poderoso guerrero de mi señora... ¡Así que toma esto!"

Una pesada caja fue entregada. Demian prestó atención al hecho de que eran cuatro los trabajadores que traían esa caja. Apenas lograron dejar la caja en el suelo cuando se palmeaban la espalda, diciendo que creían que iban a morir cargando esa caja.

Demian estaba a punto de preguntar qué había en esa caja, pero la criada chilló y salió corriendo.

"¡Hasta la próxima!"

Demian se levantó lentamente. Enderezó su desgarbada espalda y estiró con naturalidad sus tensos hombros. Después de barrer su pelo desgreñado con una mano, surgió un hombre con una atmósfera completamente diferente. Demian levantó fácilmente la caja que habían dejado los trabajadores y la puso sobre la mesa. Luego, abrió la tapa sin dudarlo.

"Ja"

En la caja había armas y armaduras reales. No se trataba de un fleuret de decoración ni de un traje ajustado, sino de armaduras y armas hechas de hierro de verdad. Incluso a simple vista, era obvio que se trataba de un arma cara hecha por un herrero con bastante talento. Como si le dijera que comiera y engordara, en un lado había bocadillos llenos de carne y otros surtidos diversos.

"Esa mujer..."

Trató de recordar a la mujer que estaba sentada junto a su criada. La criada fue la que ofreció 2 oros durante la subasta, pero debió ser esa mujer la que le ordenó comprarlo. Demian, cuya vista y memoria eran mucho mejores que las de los demás, empezó a recordar la situación de aquel momento con gran detalle, era como si estuviera pintando un cuadro en su mente.

Un vestido rojo, y unos ojos escarlata que transmitían excitación, y un cabello que parecía fragante como si fuera un árbol mojado que se rasgaba verticalmente.

Se acordó.

Cuando estaba molesto y pensaba en huir después de matar a todos en la prisión, ella era la única mujer en la arena que lo miraba en alerta.

Era extraño.

Cuando pensaba en ella, su corazón retumbaba. Su pecho se encendió como una nube de truenos y se hundió. Una llama seca estalló en su corazón.

Era realmente extraño.

Quería saber su nombre. Quería preguntarle por qué había venido a la arena, a pesar de que parecía no tener ningún interés en ella. ¿Por qué le miraba con ojos tan recelosos? ¿Por qué sólo había enviado a su criada en lugar de venir en persona después de haberle ganado la subasta que nadie quería comprar? ¿Por qué le resultaba tan familiar a pesar de que era la primera vez que se encontraban?

¿Por qué lo miraba como si lo conociera?

Se estaba volviendo loco de curiosidad.

Quería conocerla ahora mismo.

Nunca se había sentido así.

Esa mujer estaba hurgando en su cabeza con sus propias manos. Entonces, se encendió un fuego en su corazón que ni siquiera sabía que existía. Su cuerpo se calentaba, pero su columna vertebral tenía escalofríos.

Necesitaba conocerla.

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Al día siguiente, Lara estaba sentada en el salón con el pintor que vino a pintar su retrato. Ella observaba a sus criadas que limpiaban la habitación. En su vida anterior, ella era el ídolo de sus criadas.

No había mejor patrón que alguien crédulo, ingenuo y generoso.

"Milady, eres como un ángel"

"El príncipe será el hombre más feliz del mundo. Porque está recibiendo el amor de alguien tan amable como milady"

"Me gusta mucho milady. No te olvides de nosotros cuando te conviertas en una reina más tarde. ¿De acuerdo?"

Lara escuchaba palabras tan dulces como para derretir sus oídos. Esas doncellas eran las que más tiempo pasaban al lado de Lara desde la mañana hasta la noche. Eran rápidas y hábiles para mentir.

"Milady es tan amable y elegante"

"Milady es realmente hermosa y encantadora"

"Me gusta mucho milady. Milady es la mejor"

"Milady es todo lo que necesito"

Parecía que todas las palabras bonitas del mundo salían de la boca de esas criadas.

Así que fue engañada.

Estaba obligada a ser engañada.

Siempre que estaba de buen humor, les repartía joyas, les subía el sueldo y les prometía entrar juntas en el palacio real. Cuando supo que una criada no podía ser la dama de compañía en el palacio real, Lara pensó que la entenderían.

"¡Esa estúpida! Lo ha estropeado. Me hacía mucha ilusión desde que lo dijo como si estuviera segura de que íbamos a entrar en el palacio real!"

"Me siento mal por el príncipe. Tiene que vivir con una puta tan ignorante como la santa. ¿Qué tan frustrante sería eso?"

"¿Es realmente una santa? Lo único que sabe hacer es quedarse quieta y fingir que reza"

"Si algo como ella puede ser una princesa consorte, hasta yo puedo hacerlo"

Lara se sorprendió cuando descubrió sus verdaderos sentimientos. Su cara se calentó y su corazón latió como si fuera a explotar. Si había una ratonera, al menos quería esconder la cabeza y llorar. Así era entonces.

"Milady, hemos terminado de limpiar"

Lara estaba perdida en sus pensamientos cuando sus criadas se acercaron a ella e inclinaron suavemente la cabeza.

"Salgan si han terminado"

"...¿Perdón?"

"Salgan. Has dicho que has terminado"

Las sirvientas se pusieron nerviosas y miraron a Lara.

Antes de esto, cuando le decían que habían terminado de limpiar, les decía que vinieran y se sentaran con ella, entonces les daba una parte de la merienda. A veces, les entregaba dinero de bolsillo y las mantenía con ella a propósito para que no tuvieran que hacer el trabajo sucio en otro lugar.

Lara dijo.

"¿Qué estáis haciendo? Todos, excepto Konny, salgan. No os quedéis aquí"

"Sí... Milady"

¿Milady siempre ha sido tan inexpresiva?

No era una belleza atractiva pero tenía una personalidad dulce. Era tan ingenua, como una tonta. Era tan fácil utilizarla.

"¿Qué le pasa de repente?"

Las criadas intercambiaron sus pensamientos con sus miradas y salieron de la habitación.

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