Sábado, 20 de Febrero del 2021

De hecho, soy la verdadera 9

No tenía sentido aferrarse a algo que era improbable. Del mismo modo, es una tontería anhelar el afecto de alguien que nunca miró hacia atrás.

Después de pensar en ello por un tiempo, pudo mirar la situación actual objetivamente. 

'Oh, fui una estúpida'

Keira pasó toda su vida tratando de ser una mujer digna del nombre Parvis. Se quedó en casa para aprender y hacer todo lo posible para ser reconocida por su padre.

Quería ser una persona perfecta a la que nadie pudiera encontrarle defectos.

Si eso ocurría, su padre la reconocería. 

Vivió y murió así.

Al final, resultó que todo ese esfuerzo fue inútil.

El Gran Duque la rechazó en cuanto se supo que no era su hija. Con mucha firmeza, como si desechara algo inútil.

Fue tan doloroso que Keira lloró con la cabeza gacha durante un rato. Pero los sollozos no duraron mucho.

Cuando oyó que llamaban a la puerta, Keira se secó las lágrimas y levantó la cabeza. 

"¿Qué pasa?", preguntó. Al oír la voz de la criada, la dejó entrar.

"Su Alteza ha enviado a un terapeuta"

"¿Su Alteza?"

'¿Qué le pasa?'

Keira trató de recordar si esto había sucedido en el pasado, pero no se le ocurrió nada. De ninguna manera era una genio que recordaba cada incidente mundano, pero nunca podría haber olvidado un incidente en el que su padre hiciera que le enviaran un terapeuta en persona. 

El Duque no era una persona que hablara de cómo se sentía. Si tal persona hubiera enviado un terapeuta él mismo, el yo del pasado de Keira se habría conmovido más allá de lo que se puede creer.

No podría haberlo olvidado.

"¿Por qué envió un terapeuta de repente?"

"Tal vez... es porque te has saltado los saludos de hoy", contestó la criada titubeando.

Los ojos de Keira se abrieron de par en par por la sorpresa.

"Ja", suspiró.

El duque nunca miraba hacia atrás cuando ella pedía atención.

"Debe haber un malentendido. No estoy enferma. Envíe amablemente de vuelta al terapeuta"

Cuando respondió, la doncella fue sorprendida con la guardia baja. 

"Pero Su Excelencia puede ofenderse si hace eso".

"¿Por qué? Me envió un terapeuta porque estaba preocupado por mi salud. ¿No sería una suerte escuchar que no necesito ser examinada porque estoy sana?"

"Mi señora, después de ver la sinceridad de Su Excelencia, debería ser examinada una vez"

"Tomará media hora. Es una pérdida de tiempo. Envíelo cortésmente de vuelta"

"..."

A pesar de su determinación, la doncella se quedó quieta. Parecía bastante sorprendida. 

No era bueno que al personal se le dijera dos veces. Sin embargo, esta vez, era comprensible. 

En el pasado, Keira vivía con el pensamiento de querer ser amada por su padre. Se esforzaba por ser reconocida por su padre y considerada digna del prestigioso apellido Parvis. 

La mujer que lo hacía cambió de repente de la noche a la mañana y dijo que ni siquiera vería al terapeuta que su padre enviaba. 

Así que era comprensible que la criada tratara de disuadirla, pensando que podría haber perdido temporalmente la cabeza. 

No es que Keira no lo entendiera, por eso ni siquiera se le ocurrió regañarla.

"Le visitaré por la noche para darle las gracias. Entonces envía al terapeuta de vuelta"

"Ah. Sí, sí, entiendo", la criada hizo una reverencia y salió de la habitación. 

Decir que iba a visitar a su padre por la noche no era una mentira para apaciguar las preocupaciones de la criada. Keira iba realmente a visitarlo.

Sin embargo, no era para expresar su gratitud. Había una cosa que quería comprobar personalmente. 

"Además, tengo que decirle que ya no le saludaré en el futuro"

Se levantó de su asiento, y contempló las cosas que tenía que hacer.

*****

La rutina diaria de la señora era bastante ajetreada. 

Si tuviera un hermano mayor, podría estar un poco libre. Pero, por desgracia, Keira era la hija mayor del Gran Duque de Parvis y su único hermano era aún menor de edad.

La hija mayor de la familia conocida como el Escudo del Reino nunca podría haber sido libre. 

Sólo podía tomarse un breve descanso por la mañana porque una de sus clases se había cancelado.

Su rutina diaria comenzaba de nuevo a las 11 en punto. Era la ronda final de las pruebas anuales de caballería. 

Como primera línea de defensa contra la amenaza de los demonios, el ducado de Parvis era el único de la capital que tenía derecho a poseer una Orden de Caballeros.

Keira se sentó junto al vicecapitán de los caballeros y observó las pruebas. 

No reconozco a ese candidato. Probablemente era porque había suspendido el examen. 

Efectivamente, el candidato se cayó a menos de un minuto de comenzar la competición, y obtuvo una puntuación muy por debajo del aprobado. Se levantó con los hombros caídos por la decepción. 

"¡Siguiente!"

El siguiente candidato me resultaba familiar. El tercer hijo de la familia Cloud, Karl Cloud. Hoy ha aprobado el examen y será nombrado miembro de los Caballeros Parvis. 

"Pasará", murmuró inconscientemente.

Al igual que en su vida pasada, Karl Cloud exhibió una fuerte ofensiva. Aunque no ganó, era un buen candidato. Sólo se tomó un descanso después de pasar la prueba. 

El resto del examen tendrá lugar después del almuerzo.

Joseph, el vicecapitán que estaba sentado al lado de Keira, se levantó y dijo: 

"¿Cómo sabías que tenía talento sin siquiera verlo entrenar?"

"¿Eh?"

Joseph la miraba fijamente. 

Joseph Argos, el segundo hijo de la familia Argos y el vicecapitán de los Caballeros.

...Y el que la protegió hasta el final a pesar de que no eran cercanos. 

Le suplicó al Rey que redujera su condena aún a riesgo de perder su posición. 

Aunque era de una familia prestigiosa, los asuntos de la profecía eran delicados. Arriesgaba su vida como caballero por algo inútil.

"Bueno, acabo de escuchar rumores. Los tres hijos de Cloud tienen bastante talento"

"Ya veo"

En el pasado, ella y Joseph no eran cercanos. 

Había sido una antigua tradición que los hijos del Gran Duque sirvieran como jefe de los Caballeros durante dos o tres años después de alcanzar la edad adulta. 

Los que se unían a los Caballeros solían ser élites reconocidas por su pedigrí y sus habilidades. 

Se especula que la tradición se inició para que los hijos de la familia Parvis, que algún día heredarán el título, tuvieran la oportunidad de establecer conexiones con la élite aristocrática.

Además, liderar un grupo de este tipo y coordinar a los individuos era una experiencia valiosa que no se podía aprender en los libros. 

Por eso, hace un año, cuando Keira se hizo adulta, asumió el cargo de Capitán de Caballeros. Independientemente de que pasara la prueba o recibiera el reconocimiento de los caballeros, obtuvo el puesto por ser la hija mayor del Gran Duque. 

Desde que ella asumió el cargo, Joseph, que antes era el Capitán de los Caballeros, fue relegado al puesto de Vicecapitán. 

Keira del pasado estaba insegura de ese hecho. 

En comparación con Joseph, que era reconocido por sus habilidades, su carácter y su linaje, ella sólo fue nombrada caballero porque era la hija mayor del Gran Duque, eso era todo; una líder paracaidista (Nota Asure: En Corea, llaman 'nakhasan' (o paracaidista) a las personas que son contratadas/obtienen un determinado puesto con la ayuda de conexiones de alto nivel)

Por muy antigua que fuera la tradición, era demasiado para soportarla. 

Para ser reconocida por su padre, no debía haber ninguna laguna porque eso sólo hacía resaltar sus debilidades.

Un capitán paracaidista y un vicecapitán con talento.

Era obvio cuál brillaría más. 

Ella odiaba a Joseph sólo por su inseguridad.

Inició innumerables discusiones por cuestiones menores. 

Ella sabía que era patético. Sabía que estaba mal. Sin embargo, la mente humana a veces ignoraba la lógica.

Sin embargo, en sus últimos días, la defendió. Joseph creía que la pena de muerte era demasiado excesiva. Según él, Keira no engañó al pueblo porque quisiera.

'¿Por qué demonios la defendió Joseph? ¿Qué sentido tiene defender a alguien que iba a ser asesinado de todos modos?'

Ella lo entendería si fueran cercanos, pero no lo eran.

Sólo podía pensar en ello como una bondad innata

"Bien, Sir Joseph"

Joseph le devolvió la mirada. 

"¿Sí, capitán?"

"Quiero disculparme con usted"

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