Me convertí en la madrastra de una familia oscura irrevocable 160

—Por eso… realmente odio los templos.

Por más que intentara encariñarme, ni un ápice de afecto surgía en mí. Que actúen así en cuanto llego, como depredadores acechando a su presa...

Solté mi voz afilada deliberadamente para que los sacerdotes pudieran oírme sin filtro. Uno de ellos se estremeció brevemente antes de apresurarse a cerrar la puerta y salir corriendo hacia algún lugar.

—Qué movimiento tan obvio.

—¿Quiere que lo sigamos?

Los caballeros de la casa ducal que me acompañaban miraron fijamente la puerta cerrada con una determinación afilada, como si acabaran de recibir una misión crucial.

—No se preocupen. De todas formas, ya esperaba que alguien viniera a buscarme. Así que… ¿podrían vigilarme?

No creía que los sacerdotes fueran a irrumpir y arrastrarme a la fuerza, pero quería darles algún tipo de tarea a los caballeros que habían venido conmigo.

Tal vez por eso sus ojos brillaron de emoción. Asintieron con entusiasmo y se colocaron rápidamente frente a la puerta.

—Nos alegra escucharlo. Siempre pensamos que la señora mantenía las distancias con nosotros.

—¡Así es!

Cuando uno empezó a hablar, los demás caballeros asintieron y comenzaron a expresar sus pensamientos con fervor. Sus voces se superponían, como niños agregando sus propias opiniones a una conversación. No pude evitar sonreír al verlos así.

—No es que haya mantenido las distancias. Solo… no había tenido oportunidad de encontrarlos.

—Si ese es el caso, nos alegra saberlo. Nos turnaremos para pasar frente a usted con más frecuencia, para asegurarnos de verla a menudo.

—¡Aunque tengamos que inventarnos excusas para hacerlo…!

Hubo un tiempo en que pensé que ellos no me querían. Después de todo, provenía de una familia insignificante y apenas había interactuado con ellos.

Pero quizás estaba equivocada.

Asentí con fuerza al mirarlos.

—De acuerdo. Nos veremos seguido.

—¡Sí!

—Entonces, nosotros nos quedaremos aquí para proteger el lugar. Y la señora…....

Los observé por un momento antes de darme la vuelta nuevamente. Este lugar, compuesto por pequeñas salas de oración, no tenía una estatua de la deidad, sino una escultura que la representaba simbólicamente. Me senté en la silla frente a ella.

‘Vaya ironía… que haya venido aquí debido a esa profecía que supuestamente transmite la voluntad divina’

Aun así, cerré los ojos, junté mis manos y recé.

Si realmente existía un dios en este mundo, le suplicaba que escuchara mi voz.

Si la voluntad divina era lo que yo imaginaba…

Honestamente, no tenía alternativas. Si el Emperador proclamaba la profecía de Rere, ¿qué podría hacer yo? ¿Debería revelar la profecía que se me había concedido? Pero la profecía de Rere tenía un peso tan inmenso que podría anular todo lo demás.

‘Por favor… si hay un dios en alguna parte, si puede escucharme… si tiene una voluntad verdadera… atienda mi plegaria’

Nunca había creído en los dioses, pero esta vez, esta vez lo imploraba con desesperación. Por mi hija. Por nuestra Rere.

Pero por más tiempo que pasara, no escuché la voz de ningún dios.

El dios que antes hablaba sin problemas ahora permanecía en silencio, como si ya no me necesitara.

‘Así que así es como es’

¿Significaba esto que nunca fui realmente una portadora de la voluntad divina?

En ese momento.

[¡Espera, miau! ¡No abras los ojos, miau! ¡Tengo algo que decir!]

De repente, una voz resonó en mi mente. Justo cuando estaba a punto de abandonar la oración, cerré los ojos con fuerza de nuevo.

‘¿Así que… los dioses responden de esta manera? Pero… ¿por qué 'miau'?’

Sin embargo, esta voz se sentía diferente a la de la última vez. Sonaba… jadeante, de alguna manera.

[Fue un desliz. En cualquier caso… niña, sí. Nosotros hemos respondido a tu llamado]

‘¿Hemos?’

La última vez, la voz divina había sonado solemne, como una grabación. Pero ahora, se sentía mucho más liviana, casi como si perteneciera a otra entidad.

[Me expresé mal. No somos 'nosotros']

[De cualquier forma, hemos estado esperando el día en que vinieras a nosotros]

Aun así, la sensación cálida que llenó mi cuerpo me convenció de que esta era, de hecho, la voz de un dios.

[Si no hubieras venido, nunca habrías podido escuchar nuestra voz. Este era el único medio para transmitir nuestra voluntad. Pero aún así, lograste comprender y llegar hasta aquí. Niña]

‘Sí… bueno. Me alegra haber podido escucharlo. No esperaba realmente oír la voz de un dios’

Era un sentimiento extraño.

[....…Bueno, no respondemos con frecuencia. Pero tú eres una niña especial]

‘¿Especial?’

[Sí. Después de todo, hay algo que queremos transmitir a través de ti]

[Ya no hay dioses en este mundo. La tierra, antes rebosante de su energía, se marchitará cada vez más y, eventualmente, se agotará. Así que transmite nuestra voluntad: los dioses ya no existen]

Por un instante, mi mente se nubló como si me hubieran golpeado con algo pesado.

‘¿Qué…?’

[Ese es el motivo por el que fuiste elegida]

Yo solo vine en busca de respuestas sobre Rere, pero ahora me dicen esto. Apreté los puños con fuerza durante un largo rato. ¿Qué se supone que debo decir? ¿Qué respuesta espera Dios de mí para soltar semejantes tonterías? Esto es como arruinar un plato ya servido. ¿Qué clase de locura es esta?

Estaba tan atónita e incrédula que no pude decir nada por un buen rato. Entonces, como si no esperaran mi reacción, esas entidades divinas fueron las primeras en hablar.

[Eh… pequeña… ¿nos estás escuchando?]

'.....… ¿Qué clase de dios habla así?'

No tenían ni una pizca de majestuosidad.

'No sé nada de la voluntad de Dios ni me interesa. Solo vine a preguntar sobre mi hija, Rere. Si me han elegido como mensajera de la voluntad divina, entonces fueron ustedes, los llamados dioses, quienes emitieron esa maldita profecía en su contra.

[No es así. Fue solo una advertencia. De hecho, gracias a esa profecía, la niña será salvada]

'¿Salvada? No me hagas reír. Dijiste que traerá un baño de sangre. ¿Qué ha hecho esa niña para merecer esto?'

Solo quería abrir los ojos y gritar al cielo. Pero como si temieran que hiciera algo así, los dioses se apresuraron a explicarse.

[Ese baño de sangre no es más que destrucción. La línea de sangre imperial, que ha cometido actos impíos en esta tierra durante demasiado tiempo, desaparecerá por completo]

'¿Desaparecerá? ¿Entonces el Emperador y la Princesa Heredera, Rere, también morirán?'

[Cuanto más revelemos, más se distorsionará la voluntad divina. Ya te hemos dado suficientes oportunidades. Encontrar las respuestas es tu tarea]

Intenté ser paciente, pero esos dioses solo consiguieron enfurecerme.

'Malditos dioses... Entonces, ¿la niña morirá o no? ¿Es tan difícil responder a eso?'

En cuanto pronuncié esas palabras, escuché una voz carraspear.

[De todas formas… no… no morirá. Amamos a esa niña. La consideramos más especial que a nadie y la enviamos a esta tierra. Ella es la única que puede ponerle fin a todo. No la detengas. Tú eres quien debe impedirlo]

[Ella es quien debe desatarlo. Por eso fuiste elegida]

Después de decir todo lo que querían, los dioses guardaron silencio.

'Oye… Dios… Señor Dios… ¿Dios?'

Era como si se hubieran desconectado.

Permanecí con los ojos cerrados, esperando una respuesta, pero obviamente, no llegó ninguna.

Ah…

Finalmente, abrí los ojos lentamente. Ante mí se extendía el mismo paisaje de antes. Los caballeros seguían custodiando la puerta y Mei me miraba fijamente.

—¿Ya ha terminado su oración?

—¿Eh?

—Cerró los ojos y los abrió de inmediato.

Incliné la cabeza, confundida.

—¿Eso hice?

—Sí. Por eso pensé que había terminado.

Al mirar a mi alrededor, noté que la posición de los caballeros, que antes murmuraban con fastidio, seguía exactamente igual.

'¿De verdad hablé con los dioses?'

Pensé que había sido una larga conversación, pero en realidad, solo había transcurrido un instante. Esa era la prueba de que, efectivamente, había hablado con ellos.

'Malditos dioses…'

Cuanto más pensaba en ello, más rabia me daba. No me dieron otra opción ni me ofrecieron una alternativa. Solo dijeron lo que querían decir y desaparecieron. Por eso soy atea.

Siempre lo fui y lo seguiré siendo. No, es más, maldeciré a los dioses. A los que nos arrastraron a Rere y a mí por este camino de sufrimiento.

'Si iban a hacer esto, al menos deberían haberme dado algún poder. ¿Qué se supone que haga sin habilidades? ¿Salir al mundo y gritar: '¡Gente, Dios ha desaparecido!'? ¿Qué se supone que haga con esto?'

Suspiré profundamente, conteniendo mi furia, miré a Mei. Sus enormes ojos brillaban con inocencia mientras me sonreía.

—Entonces, si ya ha terminado, ¿volvemos?

—Sí, hagámoslo.

Me levanté lentamente y caminé hacia la puerta. Los caballeros, que estaban en alerta máxima en caso de emergencia, parecieron sorprendidos.

—¿Ya ha terminado?

—Sí, ya todo ha acabado. Regresemos.

—Eso es un alivio.

Parecían felices con la idea de irse, sonrieron al abrir las puertas de la sala de oración. Sin embargo, afuera nos esperaba una multitud de caballeros del templo y sacerdotes.

'Más o menos me lo esperaba'

pensé. Pero cuando vi que realmente nos bloqueaban el camino, sentí un peso en el pecho.

—¿Qué es esto? ¿Nos están desafiando?

Di un paso al frente, dejando a los caballeros de la familia ducal detrás de mí. Al ver mi reacción inesperada, los del templo vacilaron por un momento antes de aclararse la garganta.

—No estamos desafiando a nadie. Solo… hasta que el sumo sacerdote llegue, debemos retener a la Duquesa aquí…

Era el sacerdote que vi antes.

Ni siquiera tenía ganas de preguntarle su nombre. En tan poco tiempo, había reunido a un grupo de sacerdotes y caballeros para bloquear nuestro paso.

—Si solo querían retenerme aquí, ¿no creen que han traído demasiada gente?

—…Sí, pero… aunque le incomode, no podemos hacer nada al respecto.

—¿Así que planean seguir bloqueándonos?

Quería salir de aquí lo antes posible, pero con Mei y los caballeros que me acompañaban, no sería suficiente.

Había al menos cincuenta personas bloqueándonos.

Y en ese momento.

Como si hubiera predicho esta situación, una voz resonó a lo lejos.

—¿Quién se atreve a bloquear el camino de mi esposa?

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