Hombres del Harén 757
Lo que vi, lo que otros dicen
Latil se acercó a Girgol despacio, tanteando, le preguntó.
«¿Hay algo que quieras decirme?»
Girgol sonrió.
«Te quiero»
Latil frunció el ceño.
«¿Aparte de eso?»
«Me gustas»
«¿Aparte de eso?»
«Te he echado de menos»
Ninguna de ellas era la respuesta que Latil quería.
Girgol extendió la mano como si quisiera hacer señas a Latil para que se acercara.
Latil no se movió. Mantuvo la distancia y se sentó en el sofá de tres plazas de enfrente.
Girgol se miró las manos vacías y enarcó las cejas.
«Creía que querías verme»
«No sé si quiero verte o no. Cuando pienso en cómo me detuviste, me molesta verte. Pero si voy a ver tu rostro, tengo que preguntarte el porqué»
Latil intentó no enfadarse por esto, pero era una mimosa delicada.
Girgol enarcó una ceja, como si acabara de oír una historia extraña.
«¿Detuve a mi Aprendiz?»
«Sí. Agarraste mi espada y sacaste a Aini»
Las cejas de Girgol se alzaron aún más, su frente se arrugó horizontalmente.
«¿Dónde?»
«¡Delante mío!»
Girgol miró a Latil con incredulidad.
La extrañeza de la escena se hizo más evidente.
«¿Por qué finges no saberlo?»
preguntó Latil en un tono más impaciente.
Girgol arrugó la frente y levantó la comisura de los labios.
«¿Cuándo lo hice?»
«Durante el día»
«¿Durante el día? Yo estaba en Tarium durante el día, ¿y tú no estabas allí?»
«Estuve en Adomar durante el día»
La mirada de Girgol era similar a la de Latil; le miraba como si fuera un hombre muy extraño.
Dudó un momento y luego habló despacio, como si intentara explicar un hecho muy simple.
«Estuve en Tarium»
Latil estaba furiosa ¿Por qué sigue intentando engañarme?
«Tú también estabas en Adomar, ibas y venías»
«¿Estuve?»
«Sí»
«¿Y tú no?»
Girgol enganchó los brazos alrededor del asa de su silla y miró con odio a Latil.
La otredad había tomado forma por completo y se erguía alta y orgullosa.
Latil tragó saliva. Era cierto. Girgol no lo recordaba. Al menos, eso parecía.
Un escalofrío le recorrió la espalda. ¿Qué, era otra de esas cosas que ocurrían por la geografía, que Girgol había viajado a un nuevo Adomar que no reconocía?
Una de las cejas de Girgol se alzó.
«¿Por qué dices eso?»
Latil jadeó en voz baja.
«Porque yo he visto»
«Yo no te vi»
«¿Entonces qué vi?»
«Una ilusión»
¿Un fantasma? ¿Un fantasma bloqueando una espada y lanzando lejos a Aini? Además, Latil no fue la único que lo vio.
Klein también lo vio, dijo algo sobre Girgol. Vanille estaba demasiado aturdido para verlo.
«Jovencita»
Los ojos de Girgol se entrecerraron y su voz se volvió ronca.
«¿Dudas de mí?»
«¿Has estado alguna vez en Adomar?»
La voz de Latil había bajado hasta casi un susurro.
Pero Girgol se mantuvo inflexible.
«Nunca iré allí»
Latil era cada vez más incapaz de distinguir qué era qué. Se apretó la cabeza con fuerza, pero fue en vano.
Entonces Girgol se levantó de la silla y empezó a acercarse lentamente.
Latil se agarró al asa de la silla.
Cuando se detuvo frente a su regazo, se vio obligada a mirarle.
Su agarre del asa de la silla se tensó.
Girgol miró las venas del dorso de la mano de Latil y se inclinó lentamente hacia delante. Sus miradas se cruzaron en perfecta simetría.
«Confías en mí, ¿verdad?»
susurró Girgol desde aquella posición.
Como Latil no respondió, volvió a preguntar.
«¿Me tienes miedo?»
No lo sé.
«No»
Latil forzó una sonrisa.
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Al día siguiente. Latil pidió a Grifo que le trajera a Siphisa.
Cuando Latil vio a Siphisa, que era exactamente igual a Girgol, tuvo un breve momento de sospecha: ¿podría ser Siphisa?
Pero aunque Siphisa y Girgol se parecieran, habría que estar muy lejos para confundirlos. Lo más importante es que tenían ojos de colores completamente diferentes. De cerca, se les podía distinguir claramente.
Latil ofreció a Siphisa un café solo y un bocadillo.
«Siphisa. Hablamos brevemente antes sobre Girgol, ¿recuerdas?»
«¿Sobre qué?»
«Que Girgol ha sido enemigo del Lord durante generaciones. Que podría no ser por voluntad propia»
Siphisa dio un pequeño suspiro.
«¿Ha pasado algo?»
«No. No puede ser»
Latil esbozó una sonrisa torpemente exagerada.
Los dos se miraron fijamente.
Latil sabía que estaba siendo antinatural, Siphisa parecía percibirlo.
No debería haber preguntado. Latil abrió la boca con cautela, con algo parecido al arrepentimiento.
«Espera, ¿eso significa que Girgol enloqueció cuando empujaba al Lord hasta la muerte, y luego volvió a la cordura cuando el Lord murió?»
Girgol miró a Latil y luego negó con la cabeza.
«No estoy seguro. Esta es la primera vez que hablo de mi padre desde 'ese incidente'»
«Ah»
«No sé exactamente su estado mental. Pero, a simple vista, parecía ser así. No tanto como mi madre o Su Majestad, pero ....... definitivamente hubo un Lord que fue amable con él. Sin embargo, cada vez, mi padre.......»
Siphisa se interrumpió.
Cuando Siphisa se marchó. Latil estaba sentada solo en su sillón del balcón, contemplando los colores cambiantes de las hojas.
Las criadas le trajeron una tetera de té caliente mientras se enfriaba, ella miró el asiento vacío de la Emperador.
Si Girgol está cuerdo, le tomaré la palabra, por supuesto. No necesita ocultar sus actos, a menos que mienta por diversión.
El problema era que Girgol estaba loco: había comparecido ante Latil y afirmado que nunca había estado en Adomar.
El relato de Siphisa sobre el comportamiento pasado de Girgol era demasiado para ignorarlo.
Latil no abandonó su asiento hasta que el cielo se oscureció.
¿Puedo ...... confiar en Girgol más de lo que yo confío en mí misma? ¿Puedo confiar en Girgol más que en mis propios ojos, en mi propia cabeza?
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Latil decidió volver pronto a casa.
«¿Ya te vas?»
Preguntó el cuidador del Palacio de las Estrellas con voz decepcionada.
Pero Latil no cambió de opinión. Recogió sus cosas y subió al carruaje.
Lean no se había movido desde el día en que fue a ver a la Princesa. Gesta desapareció por su cuenta y no ha regresado. Klein ha estado ocupado con sus propios asuntos.
No tenía sentido quedarse aquí mucho tiempo, entonces.
'Necesito a Tasir'
Latil quería hablar con Tasir de inmediato. Había cosas que debían apresurarse y otras que debían envolverse y pensarse, ahora mismo era lo segundo.
Y por lo que Latil sabía, Tasir no era el único capaz de devanarse los sesos.
Marqués Savle y sus ayudantes salieron corriendo por la puerta principal, sorprendidos por el regreso de Latil antes de lo previsto.
«Majestad, ¿ya está aquí?».
Latil les dio unas cuantas instrucciones que se le habían ocurrido de camino al carruaje, luego corrió directamente al harén.
El chambelán miró en dirección a la Emperador, preguntándose a quién tenía tanta prisa por encontrar, pero no se atrevió a seguirle.
«Vamos. Recoge sus cosas. Llévalas dentro»
El chambelán reprimió su curiosidad, dio una palmada y dio órdenes a los sirvientes.
Mientras tanto, Latil buscó a Tasir, que casualmente estaba sentado en su escritorio, así que se sentó rápidamente a su lado y le contó lo que había sucedido.
Hierlan entró con té y caquis secos, y al ver la escena, pensó: 'Su Majestad confía muchísimo en Maestro Sodan'
Cuando iba por la mitad de su té, Latil terminó por fin su relato.
«¿Qué te parece?»
preguntó Latil con impaciencia en cuanto terminó, apretando la parte superior de su cuerpo contra el de Tasir.
«Contigo así, sólo puedo pensar en ti»
Latil se puso rígida cuando Tasir se unió a ella, con la parte superior del cuerpo apretada.
«Pensaremos en ello mientras tomamos el té»
dijo Tasir con facilidad.
Latil asintió rápidamente y le tendió una taza de té.
«Adelante, piénsalo»
«No creo que el té me haga pensar»
«Oh. Lo siento»
«Quizá si me das un beso, piense»
«.......»
Tasir tosió y dio un sorbo a su té mientras Latil le fulminaba con la mirada.
Latil guardó silencio y continuó mirándole fijamente para que pudiera pensar.
«Es un poco incómodo»
«¿Estará mirando hacia otro lado?»
«No, me gusta cuando es incómodo»
Aun así, cuando Latil intentó apartar la mirada, Tasir cambió de posición y murmuró.
«Su Majestad me habló antes de ese oráculo que vio el Primer Lord»
Latil volvió a centrar la mirada y asintió rápidamente.
«Así es. ¿Por qué?»
«Estoy seguro de que la última frase era... ¿esa? 'El principio absoluto está...»
«Está ligado al final. Significa que, ya que comencé el destino del Lord y el Adversario, puedo también terminarlo, ¿no?»
Tasir ladeó la cabeza y barrió el aire como si dirigiera una orquesta con su pluma.
«Si, como dices, Adomar está donde una vez estuvo el Sumo Sacerdote. El destino está fijado allí, ¿no?»
«¿Lo está?»
«¿No significa eso que también debe terminar allí?»
Latil entrecerró los ojos.
Tasir dejó la pluma con un 'thud'.
Latil puso los ojos en blanco.
«¿Es por eso que pude luchar contra Aini en igualdad de condiciones en Adomar, sin algún giro del destino?»
«¿No es cierto?»
Latil ladeó la cabeza. ¿Es así? Pero.......
«Entonces, ¿Qué pasa con Girgol? No debería haber aparecido cuando luché contra Aini, ya que su presencia habría ayudado al Adversario»
Ante la réplica de Latil, Tasir ladeó la cabeza en la misma dirección que Latil.
«Sí. ¿Por qué?»
murmuró Tasir, y luego suspiró.
«Si Su Majestad también pudiera haber ido al subsuelo donde fue Axian, habría sido ideal»
«Entonces»
Latil suspiró pesadamente, luego sacudió la cabeza, con los ojos centelleantes.
«Aun así, en tu opinión, tiene buen aspecto»
El rostro de Tasir se iluminó, las comisuras de sus labios se movieron hacia arriba.
«¿Ah, sí?»
«Sí. Vale la pena intentarlo. Mucho mejor que la interpretación del Gran Maestro»
El Gran Maestro dijo que, dado que la relación entre Latil y la princesa heredera era similar a la de Arital y el primer Adversario, debía matarse a la Princesa. Sin embargo, la opinión de Tasir fue más aceptable que esa terrible afirmación.
«Entonces tendremos que arrastrar a Emperatriz Aini hasta Adomar, donde tendremos que zanjar el asunto»
«Es cierto. Pero en eso estoy seguro. Si no hay trucos del destino, ganaré. El problema es........»
El ceño de Latil se arrugó.
«Girgol. En el peor de los casos, puede que tengamos que luchar contra Girgol»
Tasir se limitó a sonreír, pero no dijo nada más.
Latil se bebió el último té de un trago. El té estaba frío y lleno de amargura.
La voz de Girgol seguía resonando en su cabeza, diciéndole que tenía que confiar en él. Pero le he visto ayudar a Aini delante de mí. ¿Cómo voy a creerle cuando dice que nunca lo hizo?
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Uno de los tres brujos que llevó a Adomar está muerto. Probablemente muerto. El enemigo no los curaría.
Cada encuentro con la Emperador es una pérdida. Aini hizo una pausa y dejó la pluma mientras le volvía a doler la cabeza.
Pero más que la pérdida del Brujo, lo que más le molestaba era el hecho de que casi había perdido una batalla cara a cara con la Emperador.
No sabía por qué Girgol le ayudó esta vez, pero no seguirá haciéndolo, será mejor que ella misma no vaya a Adomar en el futuro.
Dejaría a los otros brujos la tarea de encontrar y destruir cualquier información sobre el Lord en Adomar.
Era un lugar peligroso, pero ha estado allí, y no parece muy difícil salir si no se topaba con los hombres de la Emperador.
'Soy la única que no tiene que ir a Adomar'
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Cuando Lean terminó de leer la carta, trituró inmediatamente el papel y lo quemó en una vela para destruir cualquier rastro de él.
«¿Qué dijo la Ex Emperatriz?»
preguntó el hombre de confianza, quitándose la ceniza de la mano.
«Dice que Latil ha aparecido en Adomar»
Los ojos del hombre de confianza se abrieron de par en par.
«¿No fue la Emperador al Palacio de Fleura?»
«Parece que tiene una forma de viajar en poco tiempo, no importa lo lejos que esté»
El hombre de confianza palideció y se frotó la ceniza de la mano con la otra.
«¿Qué hacemos? Si es así, será demasiado complicado enfrentarse a la Emperador... Aunque se revele su poder a la gente, si lo justificamos como el rival, no habrá nada que hacer»
«Primero nos centraremos en la Princesa»
Lean se rió con indiferencia y se pasó la mano por el vendaje del cuello.
«Debemos asegurarnos de que haga acto de presencia en el festival de fin de año»
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